La vicepresidenta buscó diferenciarse de Javier Milei, al que bautizó como «Pobre Jamoncito», pero insistió en que la relación entre ellos «está bien». Habló sobre la caída del DNU, las designaciones en la Corte y el rol de las FF.AA. contra el narcotráfico. Sobre los DD.HH. volvió a reivindicar su postura negacionista.

Luego de la caída del DNU en el Senado que dejó a Victoria Villarruel en la línea de fuego sobre una interna en el Gobierno, la vicepresidenta, en una larga entrevista televisiva, buscó diferenciarse de Javier Milei, al que llegó a bautizar como «Pobre Jamoncito», pero insistió en que la relación entre ellos «está bien».

«Somos dos personas que se complementan«, indicó y completó: «Eso es lo que privilegió el pueblo argentino cuando nos eligió».

Marcó distancias sobre el rol de las Fuerzas Armadas en la llamada guerra contra el narcotráfico en la que está embarcado el gobierno y también sobre el aumento de sueldos en el Senado o la decisión de tratar el DNU en la Cámara alta.

Además, a pocos días del Día de la Memoria volvió a resaltar su postura negacionista sobre la última dictadura en Argentina: «En los 70 se combatió al terrorismo y ¿dónde están los que lo combatieron? Presos», expresó.

“Hay un morbo con la fecha del 24 de marzo”, dijo y criticó a “toda la izquierda” por repetir el homenaje al que llamó “festejo” de cada año y volvió a reclamar «memoria para todos».

Sobre las versiones sobre posibles indultos que circularon los últimos días, afirmó: «A mí no me consta que se esté analizando un indulto. La solución de la cuestión a los que estén detenidos por causas de lesa humanidad no es el indulto ni la amnistía, la solución es jurídica», dijo.

En cuanto a los ataques a la integrantes de H.I.J.O.S. solo expresó que «eso lo tiene que investigar la Justicia», y criticó haciendo alusión a investigaciones de gobiernos anteriores: «Estuvieron varios años hablando sobre Santiago Maldonado y Julio López y estaban ellos en el poder. Nunca llegaron a la verdad. O cuando se supo, como la verdad de Santiago Maldonado, no les gustó. Hay que cortarla con el relato que hace la izquierda».

Respecto a las Fuerzas Armadas, tomó distancia de su compañero de fórmula e indicó que «la función» de las mismas «no es combatir a civiles»: «Creo que había quedado claro con el tema de los 70. El narco es un civil para el derecho. En los 70 se combatió el terrorismo, y los que lo combatieron están presos», dijo.

Sobre ello también marcó su disgusto sobre la decisión presidencial de apartarla de las áreas de Seguridad y Defensa en abierta contradicción con lo que Milei le había prometido en la campaña. «No me agradó», disparó.

También defendió el aumento de sueldo de los senadores, que ella había resuelto y que después Milei ordenó revertir en medio de un show mediático. «Los legisladores tienen que ser retribuidos en forma digna. Para mí tienen que ganar bien, y no ganan bien. Un senador gana menos de 2 millones. Tampoco me parece bien lo que ganan los jubilados, no hay que seguir equiparando todo hacia abajo», expresó y agregó: «A los senadores le delegamos nuestra vida porque promulgan leyes sobre la propiedad y la vida, después hablamos si lo hacen bien, mal o poco. Si les pagás poco van a ser susceptibles a la corrupción».

En cuanto a la caída del DNU 70, la vicepresidenta justificó que «estaba en juego la institucionalidad».

«Yo no puedo hacer lo que quiera, esto tiene que funcionar, se tienen que debatir las leyes. Yo soy un árbitro. El DNU ya tenía varios pedidos de muchos senadores para que se tratara. Puedo buscar el momento, pero no estar eternamente deteniéndolo”, dijo, respecto de la intención presidencial. «Esto no es un reinado», tomó distancia y añadió: «Existen las leyes y hay que respetarlas para evitar un daño mayor».

Sobre las designaciones en la Corte contó que se enteró «por los medios», tomó distancia del juez Ariel Lijo, pero elogió al decano de la Universidad Austral, Manuel García Mansilla, con el que comparte una visión cercana de las cosas. En ese marco, dejó claro que a la hora de impulsar la propuesta oficial en el Senado ella tiene «que mantener cierta independencia» y que no va «a estar presionando».

Villarruel también le dedidcó un momento, a Karina Milei, mano derecha del Presidente, y aseguró que se llevaban bien, pero reconoció que las dos son mujeres «con caracter fuerte».

«Las dos queremos lo mejor para Javier», explicó para enseguida agregar que en algunas cosas «somos bastante parecidas». «Cuando se juntan dos del mismo polo, las cosas se recalientan y pueden explotar», dijo entonces con sonrisas el entrevistador. «Claro –completo Villarruel–. Y en el medio está Javier… ¡Pobre Jamoncito!.

En cuanto a sus aspiraciones, respondió: «¿Presidente?, No sé, no lo descarto». «Trato de no creérmela, no leo encuestas, solo me entero de ellas cuando todos los demás ya las conocen», aseguró.