Investigadores de la Facultad de Ciencas Exactas llevan adelante el estudio «Proceso para el manejo sustentable, con huella de carbono negativo, usando carbonización hidrotermal (CHT), de los lodos generados en PTLC-SAMEEP”, donde trabajan con los desechos de una planta de tratamiento cloacal. El Gobierno Nacional aportó $8,57 millones asignados en el marco del programa “ImpaCT.AR Ciencia y Tecnología”.
Investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto llevan adelante un proyecto de investigación y desarrollo orientado, único en el país, que se centra en el manejo sustentable, con huella de carbono negativo, a partir del uso de carbonización hidrotermal de lodos. Es un trabajo que apunta a resolver la problematica de la empresa de Servicio de Agua y Mantenimiento de la provincia de Chaco. Lo dirige el doctor César Barbero, docente investigador del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas.Lo dirige el doctor César Barbero, docente investigador del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
A los lodos residuales de esa planta de tratamiento cloacal se les aplica un procedimiento con altas temperaturas, de entre 150 y 250 grados centígrados, que esteriliza completamente el material orgánico para ser usado en aplicaciones sanitarias o agrícolas sin peligro de contaminación.
Esta es una alternativa novedosa frente a la realidad de muchas municipalidades de Argentina que han adoptado como alternativas para la disposición de los barros cloacales el relleno sanitario y el compostaje, opciones que están limitadas, debido a que contienen sustancias tóxicas, tanto orgánicas como inorgánicas, entre las cuales se encuentran los metales pesados.
El carbono es un elemento quimico no metalico y tetravalente, lo que quiere decir que dispone de cuatro electrones para formar enlaces quimicos. Su existencia se conoce desde la antigüedad y es la base de la química orgánica. El que está presente en los lodos se convierte –a partir de este tratamiento- en carbón elemental que permanece inalterado por más de cien años.
“Proceso para el manejo sustentable, con huella de carbono negativo, usando carbonización hidrotermal (CHT), de los lodos generados en PTLC-SAMEEP” es el título de este estudio para el que el equipo de trabajo de la UNRC dispondrá de 8.578.500 pesos asignados en el marco del programa “ImpaCT.AR Ciencia y Tecnología” del Gobierno nacional. Lo dirige el doctor César Barbero, docente investigador del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
La carbonización hidrotermal es un proceso termoquímico que permite convertir residuos orgánicos, con alto contenido en carbono. El proceso se lleva a cabo en presencia de agua.
Se trata de una propuesta de química sostenible, centrada en productos y procesos químicos medioambientalmente favorables. Son negativas netas, esto es que eliminan más gases de efecto invernadero de la atmósfera de los que se emiten.
La huella de carbono es un indicador ambiental que refleja y cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten directa o indirectamente. Tiene un papel importante, puesto que es un indicador que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En el proceso de medición de la huella de carbono no se tienen en cuenta únicamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2), sino también otros gases como el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFCs) , los perfluorocarbonos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y el trifluoruro de nitrógeno (NF3). A la hora de deducir la huella de carbono, se utiliza el CO2 equivalente (CO2eq), una unidad de medida que calcula la emisión de estos gases. Como no todos absorben la radiación infrarroja de la misma manera, ni tienen igual vida media en la atmósfera, se utiliza el llamado Potencial de Calentamiento Global (PCG), que es una medida de la capacidad que tienen diferentes GEI en la retención del calor en la atmósfera. El gas utilizado como referencia para medir otros GEI es el CO2, por lo que su potencial de calentamiento global es igual a 1. Cuanto más alto sea el PCG que produzca un gas, mayor será su capacidad de retención del calor en la atmósfera.
Una solución sostenible para 630 metros cúbicos por hora de efluentes
La planta de tratamiento de líquidos cloacales de la empresa Servicio de Agua y Mantenimiento de Chaco con la que trabajan los científicos de la UNRC se encuentra ubicada en la ciudad de Resistencia. Tiene un volumen promedio de 630 m3/hy no cuenta con una solución ambiental sostenible para el tratamiento de lodos residuales.
La propuesta redundará en beneficios para la sociedad, el medio ambiente y la empresa del Estado chaqueño, la cual busca crear una planta de compostaje y con ello solucionar el problema de acumulación de los lodos provenientes de la planta de tratamiento de líquidos cloacales, lo que hace prever una grave contaminacion en los suelos y las aguas subterraneas.
De esta manera, se procura generar un recurso sanador para los suelos de bajo contenido de materia orgánica.
El volcado de agua cloacal sin los debidos tratamientos genera una contaminación orgánica que trae serios efectos en la pesca continental, la seguridad e higiene de los alimentos y, en especial, la salud de las comunidades. Este tipo de contaminación produce desequilibrios en los sistemas naturales y disminuye el disuelto de oxígeno en los ríos.
El tratamiento de aguas residuales se hace cada vez más importante, no sólo como una herramienta contra la escasez hídrica, si no también, como una manera de prevenir enfermedades y desastres ecológicos. En este sentido, se prevé que con esta iniciativa la salud de la comunidad se verá afectada positivamente, ya que al tener tratado y monitoreado un potencial contaminante patógeno del suelo y el agua, se evitará y controlará una gran cantidad de enfermedades generadas por microorganismos patógenos y metales.
Se genera carbon marron
César Barbero (62) recibió el Premio Konex 2013 en la rama Nanotecnología, es doctor en Ciencias Químicas, profesor titular de la UNRC, investigador superior del Conicet, y director del Instituto de Investigaciones en Tecnologías Energéticas y Materiales Avanzados, IITEMA -UNRC-Conicet -. Realizó su tesis -1984-1988- en electroquímica de polímeros conductores. Posteriormente, se especializó en el Instituto Paul Scherrer, de Suiza -1988-1994- en química de materiales y nanotecnología. En 1995 se fundó el grupo de materiales avanzados de la UNRC, que ha trabajado en polímeros conductores, carbones e hidrogeles, con aportes a la química orgánica, fisicoquímica, química combinatoria, química analítica y nanoquímica de materiales. Ha publicado más de 120 artículos en revistas internacionales, libros y capítulos de libros. Y obtuvo varias patentes y premios a la innovación por aplicaciones biomédicas, analíticas y energéticas de nanomateriales. Recibió los premios Tajima – Sociedad Internacional de Electroquímica, 1997-, Rafael Labriola de la Asociación Química Argentina (2004) y María Cristina Giordano (Asociación Argentina de Investigación Fisicoquímica –AAIFQ-, 2007), además de la beca Fundación en memoria de John Simon Guggenheim (2007).