Hace medio siglo, Alberto Taquini impulsó el plan nacional. Hoy, en tiempos de inteligencia artificial, insta a transformar la educación. “Hay que barajar y dar de nuevo”, advirtió.
El acto en homenaje a quien generó la iniciativa de la cual surgió la Universidad Nacional de Río Cuarto tuvo lugar en el aula mayor y comenzó poco después de las 11.
Taquini expresó su agradecimiento por haber recibido la máxima distinción que otorga la casa de estudios y recibió muestras de afecto una y otra vez, tanto mediante aplausos cuanto a través del discurso de Guillermo Mana, decano de Ciencias Económicas, facultad que propuso el homenaje.
“Tuvo honor, tuvo valor. Tuvo pensamiento y tuvo acción. Quiso, deseó y soñó, pero, también, hizo, construyó y transformó. Transformó leyes, infraestructura y pensamientos pero lo más importante, algo que muy pocos pueden decir, transformo vidas. Y créanme. Sé muy bien de lo que hablo”. En su “incansable e interminable trabajo por una mejor educación transformó y sigue transformando muchas vidas y por eso es largamente merecedor de este reconocimiento”, destacó Mana
Taquini agradeció emocionado: “Entiendo que miles de alumnos se han recibido en las universidades que fueron creadas por nuestro plan, lo cual compensa mi espíritu y me llena de satisfacción”, dijo.
Cabe remarcar que en los años 70, el llamado “Plan Taquini” democratizó el acceso a la educación universitaria al permitir la creación de 16 casas de altos estudios, entre ellas las de Río Cuarto. Argentina pasó de tener 224.000 estudiantes en el año 1970, a la significativa cifra de 431.000 en el año 1975.
Sobre Alberto Taquini
Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 21 de enero de 1935, es doctor en Medicina, Universidad de Buenos Aires (1959) y Honoris Causa de las universidades nacionales de Córdoba (2005) y San Luis (2018). Tiene una dilatada trayectoria como investigador, obtuvo importantes becas a nivel internacional y premios y entre otros cargos pasó por la jefatura de Gabinete en la secretaría de Estado de Ciencia y Técnica de la Presidencia de la Nación (1968-1971).
A la hora de dar su discurso, Taquini hizo algunas referencias históricas y formuló un sentido agradecimiento, pero centró la mayor parte de su mensaje en advertir sobre las “transformaciones necesarias” en la educación actual.
“Ahora creo que tenemos que innovar, creo que en el ámbito educativo debemos decir tenemos que cambiar el mundo, vayamos por nuevos caminos. El parate mundial que provocó la pandemia produjo grandes cambios en la familia y en la sociedad a lo que se resiste la inercia social, la educación no escapa a esta situación, pese a que en todo el mundo la virtualidad y la tecnología entró por la ventana como un tsunami en la vida de todos”, proclamó Taquini.
Inteligencia artificial y educación
El flamante Doctor Honoris Causa de la UNRC, señaló que el cambio producido en la sociedad, “requiere transformaciones que habiliten ya diversas formas de enseñar y aprender, capaces de valorar nuevos modelos, principios disruptivos, donde se optimicen esos aprendizajes”. “Creo que llegó el momento donde las universidades tiene que barajar y dar de nuevo como en el truco”, recomendó.
“Se trata de una tecnología de gran magnitud que cambia drásticamente la vida y por cierto la educación, se trata de una nueva magnitud en la forma de acceder al aprendizaje que modifica totalmente el actual sistema educativo tanto para las instituciones, como para los docentes y los alumnos (…) no estamos lejos de que esta tecnología asuma un papel protagónico en cualquier proceso de aprendizaje”, advirtió Taquini.
Señaló que “a medida que la tecnología sigue avanzando a ritmo vertiginoso la inteligencia artificial es una herramienta clave en el transformación del sistema educativo”.
Taquini señaló que “la inteligencia artificial modifica los métodos y las formas de la educación y permite un acceso masivo a cantidades superiores de información disponible, es un recurso que va a cambiar no solo la enseñanza sino el ejercicio de la profesiones también”.
“Todos estos cambios en la relación tecnología-educación son nuevos desafíos para la universidad argentina, no podemos cruzarnos de brazos ante esta revolución en marcha, por el contrario seamos los pioneros, vamos hacia una nueva educación y la respuesta está en vuestras manos”, expresó.
Y concluyó: “Con estas palabras como hace 54 años, en este lugar que tanto quiero, vuelvo a poner en escena los requerimientos que tiene la universidad para estar a la altura de las realidades de este tiempo”.
Creación de la UNRC
Este 1 de mayo la UNRC cumple 52 años. La historia de su creación revela una gesta comunitaria con esfuerzos mancomunados. Todo comenzó en 1968 en la finca Samay Huasi en la provincia de La Rioja. Según cuentan en la UNRC, allí se llevó a cabo un encuentro de intelectuales convocados por la entonces Academia del Plata con el objetivo de debatir sobre la situación de la universidad pública y de la ciencia en la Argentina.
Fue entonces cuando el doctor Alberto Taquini (h) presentó el Plan de Nuevas Universidades para la República Argentina. Ni bien conocieron la iniciativa, distintas fuerzas de Río Cuarto comenzaron a pensar una estrategia para conseguir la creación de una universidad nacional en la ciudad Río Cuarto.
Representantes de las fuerzas vivas, formaron una Comisión Pro Universidad, que trabajó siempre en coordinación con la intendencia. El presidente, Alberto Emilio Lucchini, era del Centro de Ingenieros y Arquitectos de la ciudad; Ricardo Martorelli, del Colegio Médico; Víctor Dama, del Centro de Estudiantes Secundarios; Eduardo Astorga, del Centro de Estudiantes Universitarios; Francisco Remondino, del Centro Comercial; Enrique Novo, referente de asociaciones culturales. Entre otros, a ellos se sumaron Víctor Yoma y Jorge León Harriague, con exitosas e intensas gestiones.
Idearon un plan de movilizaciones populares para reclamar a las autoridades nacionales la creación de la casa de altos estudios. El 11 de noviembre de 1969 se hizo la primera gran manifestación para pedir la creación de la universidad de Río Cuarto en oportunidad de una visita del gobernador de Córdoba, Roberto Huerta.
En pleno gobierno de facto, en marzo de 1970, gente de Río Cuarto se movilizó hasta la ciudad de Leones, al conocer de la presencia del presidente Juan Carlos Onganía en la fiesta nacional del Trigo. Allí, lograron hacer oir a las máximas autoridades la inquietud del sur de Córdoba.
Diez días después, en ocasión de celebrarse los 100 años de la Excursión a los Indios Ranqueles que llevó adelante Lucio Victorio Mansilla con tropas del Ejército, el presidente Onganía visitó Río Cuarto. Esa movilización que reclamó la apertura de la UNRC fue multitudinaria. Allí el presidente admitió la posibilidad de la creación.
Luego de innumerables gestiones ante rectores de otras universidades y ante el ministerio de Educación de la Nación, se anuncia para el 1 de mayo de 1971 la visita del presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse. Ante el reclamo de la ciudadanía, desde los balcones de la Plaza Emilio Olmos anunció la creación de la esperada casa de altos estudios.
La Universidad Nacional de Río Cuarto fue creada el 1º de mayo de 1971 por Decreto Ley 19020 del Poder Ejecutivo como parte del Plan Taquini, Nuevas Universidades para un nuevo país.