Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio 

Estamos culminando las ultimas jornadas de un año atípico, complejo y agitado.

Como sociedad, como individuos y también como comunicadores. Todo un combo que modificó objetivos, lineamientos y proyectos. La dinámica de lo impensado en su máxima expresión.

El año comenzó con las consecuencias de una devaluación tremenda del gobierno que asumió a fines del 2023, y que descolocó a todos en muchos aspectos de la vida cotidiana, pero también de la previsibilidad de acciones futuras. Fue brutal e impacto de lleno en los bolsillos de todos, menos de los privilegiados de siempre.

Fue todo tan dinámico, que para abril las calles de las ciudades ya se colmaban de manifestantes en favor de la universidad pública, la salud pública, a lo que luego se sumaron otros ejes convocantes tan importantes como aquellos iniciales.

Sin obra pública, las consecuencias empiezan a verse con este fin de año. Es imposible que el mercado se haga cargo de rutas, caminos, puentes, accesos viales. Al mercado no le importa el ciudadano de a pie y sus necesidades. Tampoco le importan los usuarios de rutas del país.

Las economías regionales sobrellevaron una situación de complejidad considerable, las pymes no paran de caer y de cerrar puertas, con las consecuencias de despidos que ya se observan en cada rincón del territorio.

El ajuste salvaje y perverso ahora atraviesa a los sectores de mayor vulnerabilidad, que son los jubilados y sus realidades diversas. Las cuentas le cierran al gobierno que con sus medidas discrecionales someten a nuestros viejos a padecimientos impensados hace poco tiempo atrás.

No se puede justificar desde la política responsable este desquicio gubernamental. Es increíble que se plantee como prioridad el abandono de las políticas de estado, para beneficiar a un mercado que solo especula y se aprovecha de la situación de vulnerabilidad de nuestros compatriotas.

Este modelo económico solo hambrea, posterga, perjudica a nuestros emprendedores y empresarios pymes. No hay sectores beneficiados. Salvo el financiero, nadie tiene las condiciones adecuadas para desarrollar ningún proyecto de crecimiento.

La perversidad hecha gobierno, con el único mérito de haber anunciado en campaña que desarrollaría estas acciones y sin miramientos. Nadie se sorprende, pero todos lo padecen. Está claro que esta realidad es la consecuencia de muchos errores de un sistema que se alejo de las personas y sus problemas.

La política tradicional está muy lejos de reaccionar a los tiempos del siglo XXl. Siguen haciendo política vieja, con herramientas gastadas y corroídas, sin argumentos creíbles, y lo que es peor, sin una renovación impostergable de su dirigencia.

Estamos transitando un tiempo histórico por lo perverso de quienes gobiernan, y lamentable por la nula capacidad de reacción de un sistema político que se alejó peligrosamente de sus principales objetivos, el fundamental representar los intereses de los ciudadanos.

La sociedad reaccionó de manera impensada. Eligió a sus verdugos, incluso a sabiendas que sufrirían consecuencias complejas. Y lo hizo porque se hartó de dirigentes que solo piensan en cuidar sus intereses personales por encima de los del conjunto.

Estamos finalizando un año agitado, es verdad. Pero lo que viene en los próximos meses puede ser aún más complejo. Y cuando eso sucede, ya tenemos la experiencia de como culminan los procesos.

No tenemos casi nada para celebrar, si mucho para pensar y reflexionar. Hasta el año que viene a nuestros lectores, que puedan celebrar estas fiestas rodeados del afecto de sus seres queridos y con la expectativa de tener paz y tranquilidad con ellos.

Hasta el 2025