Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio

El gobierno nacional sigue avasallando derechos y juega con fuego. La Ley de financiamiento educativo vetada por el presidente de la Nación, no pudo ser ratificada en el Congreso Nacional, aún cuando fue aprobada por mayoría y logró sostener esa decisión. Nada para festejar y mucho para reflexionar deja esta jornada.

Con esta realidad, las universidades nacionales no podrán tener actividad normal en lo que resta del año, porque los alumnos en muchos casos realizarán la toma de estas, mientras que los trabajadores realizarán sendas medidas de fuerza. ¿Y cómo llegamos a esto?. Simple, con el apoyo de una sociedad que nunca escuchó las propuestas del entonces candidato y jugó el peor juego posible, descreer de las iniciativas que les planteaban.

El voto rabia, el enojo, el voto por descarte. El aval a personajes tan disruptivos como impresentables, el sinsentido de jugar con fuego justificando lo injustificable. Milei no tiene la culpa, porque nunca mintió. Los responsables son aquellos que con conciencia avalan sus procedimientos y decisiones.

Todos somos un poco responsables de este momento tan increíble como repudiable. Aun cuando nos comprometimos con contar y mostrar el peor rostro de un proyecto caníbal, cuando intentamos explicar que el futuro sería peligroso si estos personajes llegaron al poder, la sociedad priorizó otra mirada y consumió otros relatos.

Esta historia no concluye aún, tendrá continuidad en el rumbo elegido, en tanto y en cuanto no reaccionemos y articulemos las acciones apropiadas para ponerle un límite a tanto atropello. Los jubilados, los enfermos, las minorías diversas, los pueblos originarios, la cultura, las pymes, las economías regionales, la salud pública, la obra pública y ahora la educación superior. ¿Todos forman parte de la casta que tiene que pagar el ajuste?.

Parece que sí, que son ellos los responsables de las penurias de las finanzas de un país rico en producción de alimentos, de recursos naturales, de minerales y energías renovables. La clase media es un relato de ficción, ya que su realidad queda solo en el relato. Todos los trabajadores son pobres. Aumenta la indigencia y las necesidades primarias de los más vulnerables.

Y entonces, ¿para quién gobierna Javier Milei? Para Marcos Galperin, para los empresarios más ricos y poderosos, muchos de ellos los principales lavadores de dinero y evasores de impuestos de la Argentina. Hubo sectores que recibieron 1 billón (leíste bien, 1 billón) de pesos en exenciones impositivas, a los CEOS de las principales empresas del país.

Podríamos abundar en datos y cifras, pero la contundencia de un solo dato es más que elocuente. Milei gobierna para los ricos, los millonarios, y la fiesta la pagamos todos. Que debemos seguir esperando para tomar nota del despropósito intencional de este grupo de genocidas económicos, que además cuentan con orgullo que vinieron a destruir el estado como si fueran topos dentro del sistema. ¿Quién pensaste que era el estado?. El estado somos todos nosotros, a quienes nos están avasallando con encono y énfasis.

Festejan triunfos que son derrotas para nosotros, para nuestros hijos y nuestros viejos. Se equivoca el gobierno si considera que el pueblo no va a reaccionar. Habrá reacción, habrá manifestaciones y repudio. Esta fiesta de pocos arrasa con oportunidades, sueños y anhelos de la gente común, que tiene paciencia con un límite.

Insistimos con el concepto, debemos reaccionar y luchar por volver a la cordura institucional y devolverle la representación a un gobierno que nos integre, nos incluya y no nos quite derechos. Ese es el camino. Respetando las instituciones, con las herramientas que nos ofrece la democracia y actuando en defensa propia.

Hay que decirle basta a Milei.