Por Pablo Gustavo Díaz. Consultor en Marketing Político

Entre la inmensa cantidad de reformas que se plantean en el proyecto de ley ómnibus elevado por el gobierno de Javier Milei, actualmente en debate en el congreso de la nación, se encuentras algunas de orden político electoral que, humildemente y desde esta columna de opinión personal, apoyamos, como por ejemplo la modificación del artículo 158 de la Ley N° 19.945, Código Electoral Nacional, que introduce el concepto de circunscripciones uninominales, que tiene por fin terminar con la oscuridad de las “listas sábanas”, artilugio donde se escondía a los personajes indeseables de la política, dando claridad, transparencia al elector y mayor legitimidad representativa al elegido.

También apoyamos la modificación del piso electoral por diputado a 180 mil electores o fracción no menor de 90 mil, aunque el mismo vaya en detrimento de muchas provincias del país que veremos mermar nuestra cantidad de diputados, en beneficio de la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe que verán incrementar los suyos.

Aclaro acá que ese cambio numérico en nada altera el sentido de la representación política, dado que los diputados son representantes del pueblo de la nación argentina y no representantes de las provincias, que son el cuerpo de senadores de la nación y siguen igual que ahora: 3 por provincia. Y si en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe viven mas argentinos que en el resto de las provincias el problema no está en esta reforma planteada sino en la pésima administración política que sufrimos las provincias del interior de argentina que en lugar de ser atrayentes y propiciar el crecimiento vegetativo, han sido excluyentes, echando a nuestros hijos de su tierra natal hacia los grandes centros urbanos en busca de un mejor futuro… Los gobernadores de los últimos 40 años deben hacerse cargo de ese dislate.

Pero esas modificaciones, como otras no mencionadas aquí, apuntan al exclusivo interés de los políticos y sus partidos, no le resuelve nada a la gente.

No encontramos en el proyecto de Ley ninguna referencia al medio o sistema que debe utilizarse para la elección. Actualmente usamos el arcaico sistema de papeletas trocadas por tramos de candidatos que la gente puede elegir en su totalidad o cortar para armar una grilla propia a colocar en un sobre y en la urna. Sistema que por otra vía intenta ser reformado por el de Boleta Única de Papel, en tratamiento en la cámara de senadores. 

Pero son reformas que apuntan a solucionar el problema de los políticos y los partidos, no los de la gente. Les ahorra en fiscales y evitan fraudes. Es cierto. Mientras nos siguen obligando a los ciudadanos a disponer de varios domingos de descanso para asistir a escuelas, hacer largas colas y esperar hasta largas horas de la noche para conocer el resultado del comicio. Incluso nos obligan hasta 5 ó 6 domingo al año a repetir ese procedimiento, teniendo en cuenta los desdoblamientos electorales que se realizan en muchas provincias y municipios.

En lugar de las papeletas actuales o de la boleta única de papel, podrían instaurar el “voto online” o “voto por internet” como existe en Estonia desde el 2005, país del norte de Europa que desarrolló la tecnología “e-voting” basada en el sistema de seguridad informática “Blockchain”. Y que produciría una sustancial mejora para el elector al permitirle votar directamente desde sus teléfonos o computadoras sin tener que molestarlos en ir los domingos a las escuelas de votación.