El verde de la CampaƱa por el derecho al aborto estuvo presente en diputadas, diputados y 16 de los 32 expositores ante la reuniĆ³n de comisiones, pero tambiĆ©n en la calle. Argumentos y detalles de una reuniĆ³n atĆ­pica, que tendrĆ” su continuaciĆ³n el jueves.

HabĆ­a paƱuelos verdes en cuellos, muƱecas, escritorios ā€“y hasta en una vinchaā€“ de diputadas. Verde brillante en la corbata de quien presidĆ­a el plenario en el Anexo de la CĆ”mara de Diputados, tambiĆ©n en la calle, donde empezaban a verse algunas banderas que iban a seguir hasta el fin de la tarde, y en quienes iban a exponer argumentos durante la maƱana.

Ante diputados y diputados de las comisiones de LegislaciĆ³n General, AcciĆ³n Social y Salud PĆŗblica, LegislaciĆ³n Penal, y Familia, Mujer y Adolescencia, entre los argumentos favorables se plantearon cuestiones de orden prĆ”ctico y jurĆ­dico, como la ineficacia y la injusticia de la penalizaciĆ³n del aborto, los problemas de salud pĆŗblica que genera, la violaciĆ³n de los derechos de las mujeres que supone la prohibiciĆ³n, y el peso del deseo de cada mujer a la hora de elegir, o no, ser madre (ver aparte). Entre los opuestos, se esgrimiĆ³ que la legalizaciĆ³n del aborto podrĆ­a alentar el abuso sexual intrafamiliar (porque la interrupciĆ³n de gestaciones engendradas asĆ­ permitirĆ­a ocultar ese delito), que tiende a aumentar las tasas de violencia familiar y abuso infantil y, ademĆ”s, es un mĆ©todo colonialista de control de la poblaciĆ³n para evitar el desarrollo de algunos paĆ­ses, que es equiparable a la desapariciĆ³n de personas y que algunos de los oradores, ademĆ”s, podrĆ­an no estar hablando ante las y los legisladores si el aborto hubiera sido legal cuando sus madres los gestaron.

El verde, salpicado en un espacio institucional que durante aƱos evitĆ³ tratar la interrupciĆ³n voluntaria del embarazo, le puso intensidad a la jornada que comenzĆ³ poco despuĆ©s de las 10 de la maƱana y terminĆ³, parĆ©ntesis de hora y media al mediodĆ­a mediante, a las seis de la tarde, ocho horas y 32 expositores despuĆ©s. En otras seis oportunidades, el proyecto habĆ­a ingresado pero habĆ­a perdido estado parlamentario mucho, muchĆ­simo antes de que en el horizonte se avizorara la firma de un dictamen que llegara a recinto. La sĆ©ptima fue la vencida, o al menos eso pareciĆ³ ayer, cuando la jornada cerrĆ³ con la confirmaciĆ³n de la agenda prevista: el siguiente plenario serĆ” maƱana, jueves, y tendrĆ” horarios y dinĆ”mica similares a los de ayer.

Durante la maƱana hablaron quienes expusieron argumentos favorables a la legalizaciĆ³n del aborto, acerca de la cual actualmente la CĆ”mara de Diputados registra ocho iniciativas. El presidente de la ComisiĆ³n de LegislaciĆ³n general, Daniel Lipovetzky, quien esta vez no lucĆ­a el paƱuelo verde pero sĆ­ el color en su corbata, fue estricto con el cumplimiento del tiempo asignado a cada expositor (siete minutos) y el protocolo del reglamento.

Hubo, sin embargo, dos traspiĆ©s que generaron algunas rispideces; curiosamente, ambos tuvieron por protagonistas a los Ćŗnicos expositores que hablaron sin que hubiera murmullos de fondo. Uno de esos momentos Ć”lgidos ocurriĆ³ poco antes del mediodĆ­a, cuando el periodista Luis Novaresio, sobre el final de su intervenciĆ³n ā€“en la que advirtiĆ³ que, aun cuando le alegraba estar allĆ­, sentĆ­a que sobre las mujeres pesa un fenĆ³meno especĆ­fico, porque ā€œsi el proceso de gestaciĆ³n fuera masculino, estarĆ­a despenalizado el abortoā€ā€“ se dirigiĆ³ explĆ­citamente a la presidenta de la ComisiĆ³n de Salud, Carmen Polledo. ā€œCarmen, (los legisladores) no pueden dejar que las mujeres se sigan muriendo. No puede seguir favoreciendo que las ricas puedan acceder al misoprostol y que las excluidas sigan con la rama de perejilā€. La diputada aludida, en cuanto terminĆ³ la exposiciĆ³n del periodista, insistiĆ³ a Lipovetzky para que le autorizara dos preguntas ā€œpor sĆ­ o por noā€ a Novaresio, porque ā€œhe sido mencionada tres vecesā€. Finalmente, pudo formularlas: ā€œĀæusted es consciente de que una niƱa de 13 aƱos, que no puede comprar un litro de cerveza en la esquina (…) segĆŗn el proyecto de la CampaƱa va a poder ir sola a pedir un aborto?ā€ y ā€œĀæes consciente de que existe algo que es objeciĆ³n de conciencia y que el proyecto del colectivo, de la CampaƱa por el aborto, no lo contempla?ā€. Como el cĆ³digo de las reuniones con expositores impide el intercambio, las dudas de Polledo quedaron en la nada.

El otro episodio habĆ­a ocurrido poco antes, tambiĆ©n con expositoras poco usuales en el Ć”mbito legislativo. A la hora de comenzado el encuentro, se anunciĆ³ la participaciĆ³n de la actriz Carla Peterson, pero ella llegĆ³ hasta el atril acompaƱada de otras dos colegas, VerĆ³nica LlinĆ”s y Griselda Siciliani. Lipovetzky se excusĆ³: habĆ­a mĆ”s participantes que las anunciadas, ā€œhemos establecido un mĆ©todo de trabajo, pido disculpasā€ porque de momento la situaciĆ³n era levemente atĆ­pica.

ā€œEstamos ante un grave problema de salud pĆŗblicaā€, dijo LlinĆ”s al comienzo, antes de aƱadir que el aborto es ā€œuna realidad, y a la realidad se la modifica primero conociĆ©ndola y luego obrando en consecuenciaā€. Luego, Peterson leyĆ³ la carta abierta en la que mĆ”s de 400 actrices pidieron a los legisladores: ā€œhagan historia y salden sus deudas con las mujeresā€. Luego, mientras comenzaba la intervenciĆ³n de Novaresio, LlinĆ”s, Siciliani y Peterson distribuyeron copias de la carta entre diputadas y diputados.

Fuente: PƔgina12