Por Pablo Gustavo Díaz. Consultor Político
“El viernes empieza la guerra contra la inflación en la Argentina” (Alberto Fernández)
El 15 de marzo de 2022, el presidente Alberto Fernández, luego que el INDEC reportara un aumento del IPC mensual del 6,7% e interanual del 55,1%, le declaró la guerra a la inflación. Finalizó su gobierno 21 meses después con una inflación del 25,5% mensual y 211,4% anualizada.
En esta nota no hablaré de política, ya que también me aburre contar siempre lo mismo. Hablaré del cerebro humano e intentaré explicar por qué pasan las cosas que pasan en política.
“No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (Winston Churchill)
En 1938 Inglaterra era gobernada por Neville Chamberlain. Un pusilánime, cuya “política de apaciguamiento” no supo interpretar la amenaza nazi hasta que la guerra le golpeó la puerta. En la vereda de enfrente de esa “diplomacia de paz” se paraba Winston Churchill previniendo todos los males que se avecinarían para el Reino Unido y Francia.
Luego que los nazis invadieran Checoslovaquia y Polonia en 1939, Chamberlain le declara la guerra a Alemania. En mayo de 1940 tras la invasión alemana a Bélgica, Francia y los Países Bajos, y la derrota en Dunquerque de la British Expeditionary Force (recomiendo ver esa gran película), el parlamento inglés raja a Chamberlain y nombra a Churchill como primer ministro.
“Diré a esta Cámara, tal como le dije a aquellos que se han unido a este Gobierno: no tengo nada que ofrecer, sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y de sufrimiento. Me preguntáis: ¿cuál es nuestro objetivo? Puedo responderos con una palabra: victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar del terror, victoria, por largo y duro que sea el camino, porque sin victoria no hay supervivencia”, fueron las palabras del gran político inglés al jurar el cargo.
Winston Churchill tenía una personalidad compleja y multifacética: extravagante, enérgico, honesto, audaz, comunicador excelente, de fuertes convicciones y muy mal carácter; incansable lector y escritor prolífico. Provocador nato. Todo lo contrario, al pusilánime Chamberlain.
¿Se puede hacer un paralelismo entre aquellos ex primeros ministros ingleses y los dos últimos presidentes argentinos? Yo creo que sí. Psicológicamente ¡Si!
El psicólogo Daniel Kahneman, premio nobel de economía 2003, sostiene que hay dos tipos de personas: los “humanos”, que somos la inmensa mayoría de las personas que navegamos la vida casi en piloto automático, dejándonos llevar por nuestras intuiciones y emociones (sesgos cognitivos); y los “econos”, seres utilitarios y calculadores que se guían solo en base a análisis racionales.
El neurocientífico Mariano Sigman afirma que Churchill se ubicada en ese segundo lote. En su libro, “la vida secreta de la mente”, cuenta que pudiendo evitar la muerte de medio millar de ingleses habitantes de la ciudad industrial de Coventry, los dejó morir bajo las bombas alemanas con tal de no mostrar que tenía un arma secreta con la que ganaría la guerra: la máquina de Turing.
“Churchill tuvo que decidir entre dos opciones: una emocional e inmediata -evitar el horror de una matanza civil- y otra racional y calculada -sacrificar Coventry, no revelarles a los nazis su hallazgo y guardar esa carta para usarla en el futuro”.
Con su “bien intencionada” política de apaciguamiento, Chamberlain abonaba la posición moral deontológica por la cual las acciones se definen por su naturaleza y no por sus consecuencias. Así, en pos de la paz, permitió crecer al nazismo que se cargó con la vida de 17 millones de personas.
Por el contrario, Churchill abonaba la posición moral utilitaria que actúa de manera de maximizar el bienestar colectivo: la muerte de algunos pocos para salvar la vida de muchos.
En 1940 el parlamento inglés entendió que circunstancias extraordinarias requerían liderazgos extraordinarios. En 2023 el electorado argentino pareció entender lo mismo al elegir presidente al tipo que proponía pulverizar la inflación y volver a hacer grande a la Argentina de nuevo, eliminando el “Estado presente”, la “ideología de género” y la “agenda woke” que habían creado los “degenerados fiscales” adherentes a la posición moral deontológica como la de Chamberlain.
“Siempre les dije que prefiero decirles una verdad incómoda antes que una mentira confortable. No buscamos ni deseamos las duras decisiones que habrá que tomar en las próximas semanas. Pero lamentablemente no nos han dejado opción. Sabemos que a corto plazo la situación empeorará. Pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo. No vamos a claudicar, no vamos a retroceder, no nos vamos a rendir. Vamos a avanzar con los cambios que el país necesita. Habrá luz al final del túnel.” (Javier Milei)
Hoy el INDEC reportó un aumento del IPC del 2,4% mensual en noviembre. Onceavo mes consecutivo de descenso de la inflación. Y las encuestas “serias” como las de Mercados & Estrategia, marcan un 53% de apoyo popular a Milei.