Es una iniciativa de un grupo de estudiantes. Plantea que cada comensal lleve sus propios recipientes para comer y beber, y establece el cobro de una tasa al uso de este tipo de materiales. 
Un grupo de estudiantes de la UNRC presentó en el Consejo Superior un proyecto para eliminar el uso de plásticos descartables en el ámbito del comedor universitario, para lo cual propone que cada comensal lleve sus propios recipientes para comer y beber, que se aplique una tasa al uso de ese tipo de materiales y que se disponga de utensilios reutilizables. La iniciativa fue ingresada este martes a la última sesión ordinaria del año del cuerpo colegiado, con la firma de la consejera superior graduada Carolina Flores Bracamonte, y será analizada por la Comisión de Bienestar.
El proyecto señala que: “En nuestro transitar diario por las instalaciones del comedor, vemos que el uso desmedido de los descartables (materiales plásticos, vasos, bandejas, etcétera) contribuye a la gran crisis ambiental de la actualidad. A modo de propuesta, como miembros de la comunidad universitaria, creemos en un uso eficiente de dichos productos, disminuyendo gradualmente su utilización hasta reducir por completo su consumo”.
Bajo este argumento, la propuesta plantea que cada usuario del comedor “lleve sus recipientes necesarios para comer y beber (tapers, botellas o vasos reutilizables); aplicar una tasa al uso de productos descartables de materiales plásticos (el implemento de esta tasa o cobro se aplicará para disminuir de manera gradual la cantidad de descartables de modo que en determinado tiempo dejen de estar disponibles para la utilización)”, y que “el comedor disponga de recipientes de materiales reutilizables (metal, cerámica o bien implementando el uso de bandejas tapers con separadores y botellas plásticas reutilizables disponibles para que cada usuario pueda utilizar durante las comidas”.
En su fundamentación, el proyecto destaca que, actualmente, existen 79 mil toneladas de plásticos flotando en el Océano Pacífico en un área de 1,6 millones de kilómetros cuadrados (algo así como la superficie de Irán o casi la de México). Esta isla de basura inmensa, llamada GPGP, que traducido del inglés significa Gran Parche de Basura del Pacífico) aumenta su tamaño cada día. Lejos de haber una solución eficiente para recuperar ese trozo de ecosistema, la contaminación plástica parece estar aumentando a gran velocidad como consecuencia de un consumo siempre creciente de plásticos, la mayoría de los cuales son muy resistentes al paso del tiempo”.
Agrega que: “El consumo anual de plásticos es de unas 320 millones de toneladas por año. Desde el 2000, se produjo la misma cantidad de plástico que en los últimos 50 años y se estima que para 2020 se va a producir un 900% más de plásticos que en 1980. Alrededor del 60% del plástico que fabricamos es menos denso que el agua de mar y, cuando se introduce en el ambiente marino, puede ser transportado por corrientes superficiales y vientos, volver a las costas fragmentado en pedazos cada vez más pequeños por la acción del sol, las variaciones de temperatura, las olas y la vida marina, o perder flotabilidad y hundirse, contaminándolo todo (se han informado casos de peces, tortugas y cetáceos con gran cantidad de plásticos dentro de su estómago). Más de 500 especies de animales marinos se encuentran afectadas por los residuos plásticos y nosotros no nos salvamos: estamos consumiendo plástico a través de los alimentos y el agua potable. Más precisamente, se estima que ingerimos 5 gramos de plástico por semana (equivalente al peso de una tarjeta de crédito), con efectos aún desconocidos”.