Por Pablo Gustavo Díaz. Consultor en marketing político

Es un concepto muy técnico y complejo de entender para políticos e intelectuales clásicos que creen en el mérito o la predestinación, pero es la verdad… Acá va:

Porque las campañas electorales se libran en la mente de los electores.

-Ups! Pablo, pero si hablas de “razonabilidad” la Pato 🦆 debiera ganar la elección ya que cuenta con los mejores profesionales, con experiencia en gestión. La gente más sería y el plan de gobierno más elaborado y la mar en coche.

No. Esos argumentos racionalistas no pagan votos. Las personas no analizamos currículos vitae, las personas resolvemos nuestros problemas cotidianos de manera intuitiva.

La batalla electoral es una lucha por la ocupación de «espacios mentales». Eso que técnicamente se llama «posicionamiento perceptual» es una herramienta desarrollada por el neuromarketing ampliamente estudiada por la academia de psicología, pero rara vez considerada por la política.

La inflación es el mayor problema y preocupación de la gente desde hace mucho tiempo, pero se espiralizó fuertemente a principio de este año. Y en la mente de los electores el espacio «económico» lo conquistó Javier Milei, cuando reemplazó en su discurso la expresión “libre competencia de monedas” por la palabra «dolarización«.

George Lakoff y Mark Johnson descubrieron que las “metáforas” no son solamente herramientas retóricas o del lenguaje poético. Por el contrario, son grandes condicionantes de los procesos del pensamiento y la acción humana. Y la palabra “dolarización” es una gran metáfora que conecta directamente el cerebro del votante con su principal preocupación, la “inflación”.

Si bien Milei viene hablando de economía y proponiendo las mismas ideas que hoy desde el año 2014 en que se registra su primera aparición pública en una conferencia en la provincia de Tucumán, no fue hasta este verano que reemplazó en su discurso la expresión “libre competencia de monedas” por la palabra «dolarización» que conectó con los votantes. Y fue el primero en hacerlo. Y a partir de atrapar la atención con eso fue que pudo penetrar más dentro del cerebro con otros temas y lograr la fidelización del elector.

En ese mismo momento en que Milei ganaba el espacio económico, Patricia Bullrich tenía vacante otros espacios mentales que podría haber ocupado competitivamente, como el de «seguridad», por ejemplo, dado que el segundo problema y motivo de preocupación de los electores es justamente la “inseguridad”.

Pero no fue proactiva en eso pensó que con su solo antecedente ministerial bastaba. Durmió la siesta a tal punto que hoy la vice de Milei, Victoria Villarruel como al cocodrilo la convirtió en cartera.

Ahora, por más que Pato sume a Malconían, traiga al premio nobel de economía, e incluso sume a Superman y la liga de la justicia a su campaña, ya perdió su silla en las salas «economía» y «seguridad» de la mente del elector. Se las ganó Milei. Por eso Bullrich, ya perdió.