Por Sandra Choroszczucha – Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires
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Angelo Panebianco en su obra “Modelos de partido” afirma “mi tipología de los incentivos organizativos, comprenderá, un tipo de incentivo colectivo (identidad) y dos tipos de incentivos selectivos (material y status)”. Sintetizando extremadamente, los incentivos selectivos serían los incentivos particulares y los colectivos los generales, es decir, aquellos que representan los intereses de un universo más macro. Cuando los incentivos selectivos y colectivos coinciden, cada parte y el todo son felices y comen perdices. Pero esto no es tan sencillo cuando las coaliciones o frentes forman parte de la oferta electoral uniéndose para competir en elecciones y en cada espacio electoral debe dirimirse quién será el que conduzca y quienes acompañaran menos y más activamente.

Así, en Juntos por el Cambio, los incentivos selectivos y colectivos pueden entrar en colisión, y entraron, porque más de un candidato ostenta ser presidente, dos de ellos que son parte del partido PRO (Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta) “mueren por ser presidentes”, pero solo un candidato puede llegar a serlo, y ese candidato si triunfa es quien decidirá su próximo gabinete al momento de comenzar a gobernar.

¿Esto quiere decir que lo que ocurre en Juntos por el Cambio a apenas días del cierre y presentación de las alianzas es lo esperable? No. No es lo esperable porque esta coalición nació como coalición, se llamaba Cambiemos en 2015 cuando se agrupó el PRO junto a la UCR y la Coalición Cívica. Es cierto que la coalición no pudo comportarse como tal, porque en 2015 cuando ganó Cambiemos con Mauricio Macri a la presidencia, durante los cuatro años de gestión, el partido PRO hegemonizó el poder, mientras que la UCR y la Coalición Cívica acompañaban pasivamente las decisiones que tomaba y las acciones que ejecutaba el PRO.

Cuando la coalición Cambiemos rebautizada como Juntos por el Cambio perdió la elección en 2019 contra el Frente de Todos conformado por el kirchnerismo más Alberto Fernández y el massimo, la sinergia dentro de Juntos por el Cambio comenzó a modificarse, así Cambiemos cambiaba y la UCR comenzaba a reclamar activamente su lugar en el mundo cambiemista como partido que aportó y sigue aportando territorialidad. En 2021 cuando se leía “el mapa se pintó de amarillo” frente a las elecciones legislativas que resultaron en una sumatoria importante de bancas para Juntos por el Cambio, no se decía la verdad, porque el mapa antes que de amarillo se pintó de morado que es el color que caracteriza a la centenaria UCR.

También existió “un despertar” de Elisa Carrió de la Coalición Cívica que comenzaba a mostrarse cada vez más incómoda en esa postura de solo acompañar a Mauricio Macri. Y se sumaron otros actores y fuerzas para ser parte de la coalición. Se sumó el peronismo republicano liderado por Miguel Ángel Pichetto (ex operador de CFK por décadas en el Congreso, pero que en 2019 se alistó a competir como vicepresidente de Mauricio Macri y lo fue en la contienda que perdieron contra el Frente de Todos). Y más tarde se sumó Margarita Stolbizer del GEN, López Murphy y Facundo Manes que se presenta actualmente como uno de los candidatos radicales que pretende también ser presidente de la nación. La coalición continuó ampliándose a nivel nacional, provincial y municipal.

Sin embargo, a pesar del despertar radical y de Carrió, y a pesar de que se sumaron nuevos actores y fuerzas políticas, la coalición sigue siendo monopolizada por el PRO. Y así hace mucho tiempo escuchamos si será Horacio o si será Patricia. Y entonces parece que “hay que ser de Horacio o de Patricia”. Y Horacio hace lo que sea para que seas “de él”, como convocar a un día del cierre de listas a Juan Schiaretti (actual gobernador peronista de Córdoba) a la coalición Juntos por el Cambio, cuando las elecciones en Córdoba ocurrirán también en días (el 25 de junio), y Luis Juez y Rodrigo de Loredo de Juntos por el Cambio están haciendo esfuerzos
sobrehumanos para luchar contra el enorme aparato schiarettista peronista cordobés que gobierna la provincia desde hace 24 años. Y Horacio también convoca al liberal de derecha José Luis Espert, que porsupuesto puede traccionar cantidad de votos, principalmente en PBA, donde demostró tener una muy buena performance en las elecciones legislativas en 2021 con 7,49% de los votos ¿Y por qué dicen los mal pensados que Larreta promovió tanto esta última incorporación? Porque si Espert se postula para candidato a presidente dentro de Juntos por el Cambio, en las PASO le compite directamente a Patricia Bullrich ya que ambos representan al ala más liberal de derecha en la coalición.

¿Patricia por su lado vino jugando limpito? No. En varias oportunidades cuestionó públicamente a Larreta en su labor en la jefatura del gobierno porteño. Por otra parte, o no, se reunió en muchas oportunidades con Javier Milei de La Libertad Avanza y demostró mucho interés en sumar al libertario a la coalición mientras éste insultaba y criticaba con extrema violencia a Rodríguez Larreta, al larretismo, al radicalismo, a la Coalición Cívica, y hasta al ex presidente Raúl Alfonsín. Para Milei, todo Juntos por el Cambio es “casta” excepto el macrismo y el bullrichismo. Y si Milei no es parte de Juntos por el Cambio no fue porque Patricia o Mauricio le exigieron respeto por sus socios en la coalición, sino que fue porque Milei dijo “no” a la posibilidad de compartir poder con personas que son parte de Juntos por el Cambio desde los albores de la coalición y que hicieron crecer a la coalición.

Aquí y ahora: Patricia u Horacio, Horacio o Patricia sigue siendo la cuestión. Y embanderarse detrás de estos adversarios también sigue siendo la cuestión. Tal vez por eso, el radical Manes que acusaba a Mauricio Macri de hacer “populismo institucional” y se reunía con Schiaretti, hoy se acerca a Patricia Bullrich y se reúne con Macri, haciendo frente al otro radical Gerardo Morales que pasó de auspiciar hace un tiempo una posible fórmula con Patricia a auspiciar actualmente una probable fórmula con Horacio. El radicalismo avezado en internas (algunos candidatos se han peleado hasta amagar con irse a las piñas siempre vuelve a ser parte de esa histórica franja morada) se vale de esa expertise con una cintura política que no tiene el PRO y tal vez nunca la tendrá. Tal vez por eso, a minutos del cierre de alianzas, Lousteau no le responde a Carolina Losada que también pretende “jugar sucio” contra los propios. Patricia y Horacio son del mismo partido, PRO. Y Patricia y Horacio, ambos, provienen del peronismo. Y el peronismo es más voraz que dialoguista, por eso la pifió horrible conformando un frente en 2019, una pifiada que los argentinos padecemos en la diaria.

Una con peores modales, el otro con mejores modales, pero ambos se están intentando “sacar los ojos” para ver quién gana y se queda con todo el poder para manejar a la Argentina a su piaccere, bien distinto al piaccere del otro. Argentina está reventada, los argentinos estamos reventados, y para Patricia y Horacio la culpa de este reviente es del kirchnerismo, de una fuerza depredadora desconectada de la realidad tristísima que sufrimos cada mes un poquito más, de una fuerza depredadora que no puede responder a los problemas reales de la gente porque se enreda en luchas internas con el solo fin de conquistar más poder y cargos.

Al ser parte de una coalición, Patricia y Horacio deben dejar de ser peronistas para poder enfrentarse al peronismo.