Por Sandra Choroszczcucha – Politóloga y Profesora de la UBA
La Unión Cívica Radical probablemente esté perdiendo su oportunidad dorada de erigirse en la oposición más genuina y definida frente a un presidente que elige una y otra vez confrontar con el partido centenario radical. Milei ha contado en medios y redes sociales, que le pegaba con saña a un muñeco con una careta del ex presidente radical, Raúl Alfonsín, considerado por la gran mayoría de los argentinos, como el padre de la democracia contemporánea, un presidente que constante y firmemente mantuvo un discurso y un accionar puramente republicano. Milei y sus fieles y fanáticos seguidores en redes sociales elijen una y otra vez ningunear y enfrentarse al partido radical. El radicalismo cuenta con 5 gobernadores provinciales, 34 diputados y 17 senadores nacionales, decenas de bancas legislativas provinciales y municipales, y casi 500 intendentes locales. El radicalismo cuenta con muchísima presencia legislativa y territorial.
Y el radicalismo se mantuvo en la coalición Juntos por el Cambio, que elevaba desde sus inicios en 2015, como bandera principal, ir contra el kirchnerismo. Y el que abandonó y terminó implosionando a la coalición Juntos por el Cambio, fue el PRO macrista, al alinearse con el gobierno de Milei de cara al balotaje y con más fuerza aún al ganar la presidencia el líder libertario.
Por lo tanto, la Unión Cívica Radical mantiene diferencias nítidas en torno a medidas económicas de excesivo gasto/despilfarro público y a un esquema amigo-enemigo kirchnerista, al mismo tiempo que reacciona como oposición a La Libertad Avanza de Milei, con la cual también mantiene nítidas diferencias en torno a un modelo que pretende ausencia total del estado y un esquema amigo-enemigo mileista.
Patricia Bullrich del PRO macrista, cuando era candidata de Juntos por el Cambio hace apenas cinco meses, compitió también contra Milei en las últimas elecciones y se enfrentaron por momentos con inusitada violencia verbal, pero hoy, junto al resto de la dirigencia PRO (excepto el ex líder del ala blanda Rodríguez Larreta y unos poquitos más), como se mencionó, se encuentran absolutamente alineados con el gobierno de Milei, algunos como Bullrich siendo parte integrante del gabinete del nuevo gobierno de La Libertad Avanza, el resto acompañando todas las medidas del nuevo presidente y acordando una pseudo o no tan pseudo alianza parlamentaria y gubernamental.
Como es de público conocimiento para todos y todas menos para Alberto Fernández que en redes sociales habla de sus méritos como ex presidente, el gobierno del peronista Frente de Todos terminó fracasando estrepitosamente dejando las cuentas macro y microeconómicas absolutamente quebradas y una matriz social desintegrada, y así de manera periférica, comenzó a configurarse durante la última campaña presidencial con mayor nitidez, un peronismo que se presenta como republicano y federal, liderado por Miguel Ángel Pichetto (que fue incondicionalmente cristinista en la era kirchnerista de 2003 a 2015 pero posteriormente, en 2019, se presentó como candidato a vicepresidente de Mauricio Macri), y este nuevo peronismo republicano y federal también encuentra sus grandes referentes en el ex gobernador de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti y en el nuevo gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, que sigue ganando protagonismo. Así, asomó y toma fuerza un nuevo peronismo anti kirchnerista, que se reunió recientemente en un interbloque en la Cámara de Diputados junto a la Coalición Cívica.
El Frente de Izquierda de los Trabajadores cuenta con escasos legisladores e intendentes y ningún gobernador. Sí muestra presencia en las calles, con manifestaciones con escasa convocatoria frente a las medidas de ajuste del nuevo gobierno. Así, por el momento, no logra la izquierda desafiar la popularidad de Milei, quien sigue manteniendo una imagen altamente positiva ante la opinión pública, porque aunque sigue ajustando, subiendo tarifas, eliminando subsidios, y empobreciendo sin pausa a sectores medios, bajos y jubilados, continúa implementando medidas contrarias a quienes que para el imaginario colectivo argentino son los responsables de la gravísima crisis económica y social que atraviesa el país (desprestigiados dirigentes políticos que han gobernado y legislado por décadas, desprestigiados dirigentes sindicalistas que han conducido gremios por décadas).
Por su parte, el kirchnerismo, que viene de gobernar muy deficientemente durante los últimos cuatro años, parece encontrarse en modo “agazapado” observando como los primeros meses de Milei muestran una inflación más alta aún que la que legaron, mientras el líder libertario nos cuenta que vendrán aun tiempos peores para soportar, más aumentos de precios para la microeconomía de los argentinos. Y si bien el Kirchnerismo hoy rebautizado como Unión por la Patria gobernó dejando los peores indicadores fiscales, inflacionarios, de pobreza y de indigencia de los últimos tiempos y no cuenta con mayoría absoluta en ninguna de ambas cámaras legislativas, sigue manteniendo un número alto de diputados nacionales, 99 de un total de 257 y 33 senadores de un total de 72. Y parece mantener un piso electoral que ronda en aproximadamente un cuarto del total del padrón electoral.
Concluyendo, existe un oficialismo, La Libertad Avanza, junto al PRO que se alineó casi por completo a Milei. Existen varios opositores, por un lado, un peronismo no kirchnerista que suma adeptos, por el otro, la izquierda tradicional más desacreditada que en otros tiempos porque su apoyo al excesivo gasto público que genera inflación sigue siendo rechazado por gran parte de la ciudadanía que sufrió y sufre profundamente el aumento de los precios al consumidor.
Permanece un kirchnerismo opositor que se presume mantiene un apoyo considerable del electorado, pero que también padece de un importante rechazo del electorado, porque con mayor énfasis, los últimos cuatro años de gobierno kirchnerista significaron niveles de gasto público e inflación que llevaron a un pérdida descomunal de poder adquisitivo.
Existe un partido radical creado en 1891, que había perdido enorme apoyo cuando fracasó en a fines de 2001 tras la salida anticipada del gobierno de De la Rúa, pero que encendió motores de cara a las elecciones presidenciales 2023 dentro de la coalición Juntos por el Cambio, y que al desarmarse la coalición por obra del macrismo, el partido centenario pasó a ocupar un espacio nítidamente opositor tanto a kirchnerismo como al mileismo.
Por lo tanto, la única oposición que parece por el momento presentar un enorme peso específico político partidario legislativo y territorial para hacerle frente al kirchnerismo y al mileismo es la Unión Cívica Radical. Sin embargo, siguen aflorando internas dentro del partido morado, internas que no permiten la necesaria cohesión, al mismo tiempo que no parece asomar dentro del partido un liderazgo nítido, capaz de coordinar, conducir y empoderar al radicalismo como fuerza política opositora.