Javier Milei, ganó con el 30,2% de los votos. Sergio Massa, le siguió con el 21,3%. Luego, Patricia Bullrich, con 17, que le ganó la interna a Horacio Rodríguez Larreta, quien se ubicó en 11,2%.

Por coaliciones, con el 95% escrutado, La Libertad Avanza, 30,2%; Juntos por el Cambio, 28,2; y Unión Por la Patria, 27,2%.

Se superaron expectativas previas sobre el nivel de participación, pues votó el 69,3% del padrón general de todo el país. El nuevo mapa político alumbró finalmente los espacios que casi suman tres tercios, con miras a lo que se viene para las elecciones generales de octubre.

En Córdoba, ganó con contundencia el candidato de la Libertad Avanza, con 33,7% relegando al segundo lugar al espacio de Hacemos por Nuestro País, que encabeza el propio gobernador Juan Schiaretti, con 27,5. Más atrás, Juntos por el Cambio, con 25,1, y muy lejos, en una magra performance, Unión Por la Patria, con 8,5.

En Río Cuarto, y las demás ciudades importantes de la provincia, también se hizo sentir con fuerza el fenómeno Milei. Sin estructura política clásica, con muy pocos fiscales, y con apenas una visita rasante a la ciudad Capital, hace 20 días, produjo un aluvión de votos que dejó perplejos a los responsables del PJ provincial, que contaban casi seguro un triunfo aquí, en el suelo mediterráneo.

La marea de votos de la derecha

Cuando uno observa en detalle el mapa electoral constata la lluvia de sufragios en favor del candidato libertario: sobre 24 distritos, 17 se pintaron con el color violeta que representa a LLA. Así y todo, y reconociendo la marea de la derecha más extrema, quedó en tercer lugar en dos distritos clave, como la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires.

En la medianoche de la víspera, con un texto sobre el atril, y unos cuantos jóvenes devenidos en dirigentes, un Javier Milei eufórico, pero de mirada acusatoria, empezó un discurso cauteloso plagado de agradecimientos, hasta que en unos pocos minutos comenzó a despacharse con definiciones que buscaron cohesionar su enorme masa de votantes alcanzada y arrinconar a los electores de Bullrich y Larreta.

Así, reactivó su rol antiperonista y anti-derechos, al cuestionar inevitablemente el concepto de que en cada necesidad nace un derecho y cargó contra lo que definió como “la aberración de la justicia social porque alguien después lo paga”.

Enseguida, en su visión de economista, detalló que “desde que tenemos Banco Central quitamos 13 ceros a la moneda”; por eso, la Argentina “es absolutamente inviable”, ya que “sólo favorece a los ladrones prebendarios y amigos del poder”.

Nosotros, “somos los únicos que estamos en condiciones de sacar al país adelante”, enfatizó, a esa altura con su modo y postura de gritos con gestualidad de retos.

Milei buscó ampliar su por ahora flamante mayoritaria porción electoral. Primero con un discurso medido en frases y conceptos, y luego con un pasaje sobre economía, a la que calificó como una sucesión de crisis por casi 100 años.

Apuntó también, a las y los votantes de Juntos, pues con un análisis lógico y rápido es claro que puede disputarle ese espacio, a diferencia de los votos logrados por Massa, que se consideran del votante peronista clásico.

En el PJ, a buscar los votos perdidos

En la oficialista Unión Por la Patria, lo único que salvó la ropa fue el triunfo del gobernador Axel Kicillof en la inmensa provincia de Buenos Aires. Todo lo demás, estuvo muy por debajo de lo esperado por el gobierno nacional y sus máximos referentes. En definitiva, concluyeron en que, lo avizorado por Cristina Fernández de Kirchner hace casi tres meses, finalmente se cumplió: “vamos a una elección de tres tercios”, anticipó entonces.

Sergio Massa, haciendo un esfuerzo por mostrarte plenamente dispuesto, rescató la participación de la ciudadanía, y en sus primeras definiciones resaltó que “necesitamos un gobierno de unidad nacional, y vamos a redoblar esfuerzo para lograrlo; esto recién empieza”.

Seguidamente, afirmó enfático que “vamos a defender a las pymes y a nuestra industria, también a los trabajadores y sus derechos; como así también, a las universidades públicas y la gratuidad de la enseñanza”.

Fue en esas y otras consideraciones de similar tenor que Massa, se plantó políticamente ante lo que viene, y sobre ante lo que expresaron sus ahora competidores directos en octubre, Milei y Bullrich.

Las palabras del candidato de UPP fueron pronunciadas desde un escenario bien preparado, ya que acompañaron a Massa, además del candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, el gobernador Kicillof, el candidato a Jefe porteño, Leandro Santoro, y quien compitió en la interna nacional, el dirigente social, Juan Grabois, que alcanzó el 5,8% de los votos.

Para el Peronismo nacional empieza una ardua tarea a partir de esta semana. Tendrán que reposicionar la coalición, ampliando la base de sustentación y convocando a más sectores, y fundamentalmente, recuperar la figura del propio Massa, algo que también dependerá de la suerte de la gestión en materia económica.

El PJ y sus aliados, tendrán que chequear y cotejar por distritos, a lo largo y ancho del país, los votos perdidos en esta elección, pues nunca en una elección el justicialismo había perforado por debajo de la línea de los 30 puntos.

La tarea que se viene para Massa, no es imposible, pero demandará denodados esfuerzos de gobierno y coalición para recomponer en sólo dos meses su empatía con la gente común.

Bullrich, más allá de la mano dura

Patricia Bullrich, se salió con la suya y le terminó ganado con claridad a Horacio Larreta. Las posturas extremas de la otrora ministra de Trabajo, pudieron más que el tono calculado y marketinero del hasta ahora gobernante de CABA. Perdió en la opulenta ciudad que gobierna, y en la general nacional, resultó relegado por siete puntos de diferencia.

Bullrich, hizo algo importante anoche, logró la postal con el propio Larreta en su discurso, y con el mismo Mauricio Macri, que quiso mostrarse como el gran armador. Ahora, vendrá un desafió por demás exigente para la candidata presidencial, tendrá que salir de los spots que prometen mano dura en las calles y el tele-pronter de discursos cuidados para demostrar que sabe y puede gobernar. Y encima, lidiar con un Milei que ya “pisa” con fuerza el sendero electoral por el que ella pretende avanzar.

Schiaretti, por una remontada muy difícil

Aquí en Córdoba, tendrá que definir su rol político nacional Juan Schiaretti, ya que todo el armado que imaginó junto a su gente, con los resultados a la vista, quedó lejos de las mínimas expectativas trazadas.

En la fórmula que comparte con el bonaerense Florencio Randazzo, Hacemos, en el resultado nacional, alcanzó el 3,9% de los votos, es decir, unos 894 mil votos, muy por debajo del millón de sufragios que proyectaban sus equipos de campaña.

Competirán en octubre, sí. Pero con perspectivas de proyección política bastante escasa, pues el mismo Schiaretti, como así también, el riocuartense y candidato a primer diputado nacional, se cansaron de decir una y otra vez, que veían con buenos ojos sumarse al tándem de Juntos que conformaban Larreta y el jujeño Gerardo Morales, quienes perdieron a manos de Bullrich.

El imaginario del Cordobesismo con musculatura federal quedó bastante maltrecho puertas afuera de la provincia, y ahora sus acciones de eventuales negociaciones bastante devaluadas.

De esta manera, en Córdoba todos los sectores vendrán por los votos de Hacemos, pues sencillamente apelarán al “voto útil”, aspecto social que adquirirá importantes dimensiones en la nueva configuración electoral para el 22 de octubre.