Por Pablo Gustavo Díaz. Consultor en Marketing Político

“El clima de época que se vivía cuando asumimos en 2015 era muy distinto al de ahora. No había una conciencia tan clara de los daños que había hecho el kirchnerismo en materia económica y social, de la imposibilidad de crecer con este supuesto modelo distribucionista, que reprime exportaciones, inversiones, empleo, y al mismo tiempo trata de aumentar el gasto público. (…) El porte de Javier (Milei) en este sentido es fundamental, porque de alguna forma plantea que el rey está desnudo. Habla del Estado deficitario con una potencia mediática y comunicacional que no tuvimos en Juntos por el Cambio para expresarlo”, afirmó el economista y Diputado nacional del PRO, Luciano Laspina en un programa de televisión. Lo que el diputado Laspina explica tan claramente se conoce en la ciencia política con el nombre de “ventana de Overton”.

Joseph Paul Overton era un ingeniero electricista y doctorado en derecho norteamericano. Ferviente “libertario”, según su biografía, trabajó de consultor para el Centro Mackinac para Políticas Públicas investigando como hacen los Think Thanks políticos para conseguir que sus propuestas sean implementadas con éxito.

Según Overton en cada sociedad subyacen temas fundamentales que son Tabú y que los políticos no se atreven a poner en estado público si antes la sociedad no los ha aceptado, como por ejemplo el aborto, la pena de muerte, la eutanasia, la legalización de las drogas, entre otros.

Su teoría se basa en una ventana que se desplaza por un eje vertical de políticas que va de «más libre» (arriba) a «menos libre» (abajo), relativo a la intervención gubernamental. En los extremos de ese eje se ubican las políticas impensables y en el centro las populares.

La caracterización de las ideas arranca desde el centro “político” (eso que llamamos políticamente correcto porque es lo que a la gente le gusta escuchar o quiere que haga el gobierno), yendo desde lo “popular” (lo asumido y/o demandado por la sociedad en un determinado momento), a lo “sensato” (algo que sabemos que está bien, pero no tiene importancia o es de baja prioridad), pasando por lo “aceptable” (eso que no nos entusiasma mucho pero que vamos viendo que no queda otra que hacerlo), lo “radical” (esas ideas que consideramos muy locas o disruptivas) y terminan en lo “impensable” (el límite que no estamos dispuesto a aceptar).

Según Overton los políticos raramente se definen por ideas que no estén dentro de la ventana de lo “político/popular” (lo asumido por la mayoría de la gente), descartando incluso aquellas que sean “sensatas/aceptables”. Y ni imaginar que vayan a jugarse su reputación o prestigio por ideas “radicales/impensables”. Cuando en argentina se empezó a hablar de la despenalización del aborto, gobernaba Cristina Fernández de Kirchner y rápidamente clausuró el debate por no gozar esa idea de la mayoría popular. Era una idea “impensable” en ese momento.

Cuando el tema volvió a tratarse bajo el gobierno de Macri, ya su estado había pasado a “aceptable/sensato”, pero aún no alcazaba a ser popular y por eso fracasó la votación en el senado. Finalmente, cuando fue aprobada bajo el actual gobierno de Alberto Fernández, fue aceptada políticamente por la mayoría de los legisladores porque la idea ya era “popular”.

Ideas como las de arreglar el desequilibrio fiscal, achicando el estado y eliminando el gasto público improductivo, o las de frenar la inflación por medio de un nuevo plan de convertibilidad o dolarización de la economía, eran “radicales/impensables” en diciembre de 2015 cuando Macri se hizo cargo del gobierno, según Laspina, pero hoy Javier Milei logró que el estado de estas pase a su faz de “sensatas/aceptables”.

Los que se preguntan cómo puede hacer el dirigente libertario de ganar la elección presidencial en 2023 para conseguir aprobarlas y llevar adelante un gobierno basado en ellas, deberían entender que ya estamos en el estadio previo a su popularización y faz políticamente correcta.

Milei se animó a hacer lo que otros políticos no: abrió la ventana de Overton.