Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio 

Cambio la matriz en el país, en la provincia y en la ciudad. Esta claro que el impacto de la llegada del nuevo gobierno modificó la realidad de todos. Y lo mas llamativo, es que esa mutación a un nuevo escenario está atado a una seguidilla de malas noticias en materia económica, que modifican todo el resto de los proyectos y planes que todos los ciudadanos. Es transversal y con el mismo efecto para todos, salvo los grandes timberos de las finanzas nacionales.

Los empresarios, con la dificultad del freno a la cadena productiva. Los comerciantes con los efectos devastadores de la inflación. Los trabajadores con el increíble aumento de los precios, en particular los de los alimentos. Todo se transformó para mal y en un puñado de semanas. Como muestra hay que hablar con los almaceneros o los inquilinos.

De pronto nos encontramos con las universidades desfinanciadas, la salud pública en riesgo y con una incertidumbre desopilante en áreas de investigación, de producción regional de productos primarios. Con aumentos indiscriminados de combustibles y servicios, sin regulación del estado y sin control alguno, lo que impacta de manera contundente en los bolsillos de los consumidores.

El turismo diezmado, los jubilados en riesgo y los enfermos sin medicamentos. Los legisladores nacionales sesionando en un proyecto que no fue, por suerte. El gobierno nacional que miente a mansalva, miente y amenaza. Se pelea con todos para no lograr nada, solo aislarse y debilitarse.

Lo irracional de este escenario complejo, es que todo este montaje berreta de mediocridad política y escasa institucionalidad, se ejecuta en nombre de la libertad. Un concepto vacío de sustento ideológico y político. La libertad es otra cosa, léase la libertad de mercado, de opinión o de expresión. Esto no es ninguna libertad, esto es mesianismo desproporcionado e inconsciente.

Nuestra democracia, siempre perfectible, es tan amplia y generosa que permite que un grupo de twitteros irresponsables lleguen al poder. La política deberá mejorar y corregir estos errores. Siempre hay cosas para mejorar y corregir. La política debe aprender de sus errores, y este gobierno es un tremendo error. El peor error de nuestra joven historia democrática.

Pero este sistema democrático, también se ha generado los anticuerpos imprescindibles para aun en el error, protegerse de los mesianismos y los delirios de época. Es por eso, que esta gestión de gobierno tiene como una herramienta la construcción de consensos, de síntesis política y de acuerdos imprescindibles para ejercer el poder. Y cuando eso no sucede, las leyes no se aprueban y los delirios mesiánicos no se concretan.

En estos meses donde todos comprobamos que si se puede estar peor, que es un error no participar en una elección, que no es lo mismo que nos gobierne cualquiera, que no todos los dirigentes y los proyectos son lo mismo, pudimos con las herramientas de la constitución defendernos de cualquier atropello irracional.

Este gobierno no respeta derechos, garantías ni disidencias. Yo me opongo a este gobierno, ahora y antes. Porque no es el camino del agravio, la confrontación, la agresión ni la amenaza los que nos hará mejores. Debatir y coincidir es el camino. La democracia no se termina con una elección, es el comienzo de un proceso el ejercicio del voto.

Nunca apoyamos ni ningún liderazgo mesiánico, irresponsable ni violento. Si la gente rechaza una determinada decisión del gobierno, es porque la misma avasalla sus derechos, y la represión no es el camino a ninguna solución. Si tenes que reprimir es porque no estas defendiendo los derechos de las mayorías.

Desde nuestra columna periodística invitamos a todos nuestros representantes a que reflexionen, racionalicen sus actitudes y pongan por delante de cada decisión el interés común y el respeto s nuestros derechos individuales y colectivos. Sean dignos representantes de los mandatos populares.