El estímulo a las importaciones que genera el dólar barato y el desaliento a las exportaciones preocupa al sector fabril que comienza a objetar la principal ancla inflacionaria: el atraso cambiario.
Escala la preocupación en la industria por la apertura importadora. A la crítica que planteó el pope de la Unión Industrial, Funes de Rioja, se le suma la del hombre fuerte del acero, Paolo Rocca. Ambos coinciden en que la presión impositiva local imposibilita poder competir con bienes importados. Para el CEO del Grupo Techint el arribo de tubos made in China, subsidiados por el gobierno de Xi Jin Ping, los deja fuera de mercado. “La cancha de juego no está nivelada” para competir con los asiáticos, dijo el ítalo-argentino en un encuentro con acereros. Lo mismo sostienen otros popes empresarios que producen insumos industriales.
Alejándonos de las grandes industrias, muchas de las cuales aún tienen margen para acondicionar sus números y competir, las pymes industriales son quienes enfrentan dificultades mayores. Los más pesimistas vaticinan que en un contexto de demanda deprimida, con caída de ventas, muchas empresas no podrán ajustar precios y tendrán que cerrar. Otros, menos pesimistas, proyectan que no habrá cierres de fábricas, pero sí reducción de personal. Mientras que los más optimistas creen que para poder competir con el precio más bajo de las importaciones, las empresas tienen espalda para abaratarse reduciendo rentabilidad.
Argentina lejos de una integración inteligente con el mundo
Para el presidente de la unión de industriales de Córdoba, Luis Macario, aún no hay en la industria “quejas masivas” por arribo de productos importados porque al momento no han copado la oferta. Hoy, no están las góndolas llenas de importaciones. “Las críticas son conceptuales”, destacó en diálogo con La Nueva Mañana. Sin embargo, los destratos de las huestes libertarias crisparon la relación producción gobierno.
Sobre el altercado que la asociación empresaria nacional mantuvo con el gobierno, Macario señaló que más que la política económica lo que molestó fue el vacío oficial a la 30° Conferencia Industrial. Sumado a un posteo de un funcionario con “términos fuertes e innecesarios” (en relación al tuit del diputado Espert que los trata de “caraduras”, los acusa de hacer “cosas caras y de mala calidad” y termina con expresiones tan ofensivas como vulgares).
Sobre la política exterior que debiera tener el país, quien también preside la empresa molinera Gastaldi Hermanos destacó que lejos de un “aperturismo bobo”, “Argentina tiene que tener una integración inteligente con el mundo”. Esto significa “integrarnos al mundo para crecer”, pero “que el Estado tenga un rol de defensa de la industria nacional, como lo hacen todos los países que tratan de mantener la producción en origen”. Esto implica ganar productividad “en donde el tipo de cambio es una variable, pero también tenés desde la cuestión laboral, los altos componentes impositivos, hasta la infraestructura, en donde la obra pública es clave”.
Además de la presión impositiva, Argentina tiene costos ocultos que encarecen
Para Raúl Zylbersztein, presidente de la confederación empresaria de Argentina, los problemas productivos que genera la política del gobierno obedecen a que “de las mil variables que tiene la economía, sólo miran la inflación”. “No le importa que el consumo caiga, que la industria caiga, que el empleo no reactive, que haya problemas para exportar con este tipo de cambio, solo le interesa bajar la inflación. Lo está logrando, pero el paciente se les va a morir”, enfatizó a este medio.
Este empresario del rubro del cuero relativizó el efecto en precios que puede tener una apertura importadora señalando que en la indumentaria las prendas nacionales cuestan prácticamente lo mismo que las importadas. Zylbersztein destacó el efecto que tiene la presión impositiva en los precios internos, pero también el factor político. “Un comerciante que tiene varios negocios en cinco países de la región me comentó que el mismo producto tiene en Argentina un precio mayor”. De acuerdo a la anécdota que comentó el empresario entrevistado, la diferencia no se explicaría por el costo impositivo, sino por el factor “incertidumbre”. “Cuando él tiene que girar no sabe cómo va a hacerlo, cuánto va a costarle, entonces ésta incertidumbre va al costo”.
El atraso cambiario tiene dos efectos contrarios en compras y ventas al mundo
El desencadenante de estas tensiones entre la política del gobierno y la industria es claro: un tipo de cambio apreciado. Esto significa que en lo que va del año la inflación acumula (enero-octubre) 107%, mientras que en ese mismo período el dólar subió sólo 22 por ciento. Que el dólar se abarate tiene como principal efecto una descompresión sobre los precios internos al oficiar como ancla inflacionaria, pero también tiene efectos colaterales. Con impacto tanto en lo que se vende al mundo como lo que se demanda de otros mercados
Por el lado del intercambio comercial, la caída del tipo de cambio real encarece los bienes exportados, lo que lleva a nuestros principales socios a comprarnos menos. Más aún cuando Brasil, primer socio comercial de la Argentina, devalúa su moneda abaratándose puertas afuera. Lo cual significa que hay incentivo doble para importar desde Argentina a Brasil y doble dificultad para exportar a ese destino. Esto genera especial atención en los exportadores cordobeses al representar ese mercado un cuarto de las exportaciones de la provincia.
La tendencia del último trimestre es más importación y menos exportación
Asimismo, a nivel nacional, ya se observa un incremento de las importaciones a mayor ritmo que el de las ventas al mundo. De acuerdo al último informe de Intercambio Comercial publicado por Indec en octubre, se advierte que los dólares generados por las exportaciones entre el trimestre agosto-octubre cayeron levemente en comparación con las ventas del trimestre anterior (desde mayo hasta julio). Mientras que los dólares destinados para importar aumentaron en un 11% en el mismo período de análisis.
Todo indica que esta tendencia se potenciará por el efecto de dos medidas del gobierno. Por un lado, por la facilitación y simplificación de trámites a más de 100 empresas entre importadores y fabricantes de electrodomésticos para poder comercializar importaciones en el país. También tendrá un impacto en la importación de bienes de consumo la ampliación del límite para compras al exterior vía plataformas web que se extenderá hasta u$s3.000, que además tendrán baja de arancel.
Por otro lado, el dólar para importar se abaratará a partir del 23 de diciembre cuando el gobierno quite definitivamente el Impuesto PAIS. Esto impactará con un abaratamiento de las importaciones de un 7,5% ya que, según comentaron desde el gobierno no habrá una devaluación compensatoria. Lo cual significa que en un escenario de apreciación cambiaria la moneda estadounidense se abarata aún más en medio de un proceso de incremento de importaciones.
El resultado será una mayor presión sobre las reservas vía festival de importaciones, gastos de turistas en el exterior y también por la importación de insumos. Recordemos que el próximo año se prevé que la actividad económica abandone la recesión y rebote, por añadidura, subirán las compras al exterior. Con lo cual, esta tendencia de las importaciones, pero también de las exportaciones, hace que crezca la dependencia del gobierno del financiamiento en dólares.
Fuente: La Nueva Mañana