Por Flavio E. Buchieri. Dr. en Economía. Profesor, investigador y consultor. Director Ejecutivo de El Club de Negocios.
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El debut de Sergio Massa como nuevo Ministro de Economía puede ser valorado en múltiples dimensiones. Quedó claro que su “hoja de ruta” va en línea con lo acordado con el FMI y con lo que exigen los mercados. Sin embargo, falta mucho aún para saber si las metas planteadas serán alcanzadas. Y si, al mismo tiempo, serán suficientes. No hizo alusión -salvo algunas excepciones, como veremos en breve- a cómo se van a alcanzar las mismas. Pero, las horas posteriores mostraron la hiperactividad del nuevo Ministro, intentando ganar tiempo y mostrar que, a pesar de no ser economista, tiene los atributos y actitudes para el cargo que ocupa. Falta sólo que designe a su Vice-ministro.

Aprobó -creo, con lo justo-, y sólo por ahora!!!. Expuso a gran parte de su equipo en la cabecera de la exposición y dejó trascender que ha mantenido reuniones con múltiples actores de peso para iniciar, con firmeza, su gestión. Pero la complejidad del momento, los desafíos enormes que tiene por delante y la aprobación que deberá otorgarle el kirchnerismo para transformar su agenda en intervenciones válidas (léase, sin sabotaje), le depararán un camino complejo. Porque, aunque nimio, tiene que hacer el ajuste. Y quiere demostrar que está consustanciado con su compromiso. Esto es creíble. Y muy valioso!!!.

Massa tiene crédito. Es un político audaz y no tonto. Con muchos contactos a nivel internacional. Con el apoyo del PJ que, a último momento, dejó de “jugar a las escondidas” y presionó al Presidente para que diera un volantazo en su gestión porque, de lo contrario, la crisis en marcha “los llevaría puestos a todos”. Cristina Fernández de Kirchner (CFK) aceptó (o cedió) y, si bien sólo otorgó una foto a modo de apoyo, por ahora lo “dejará hacer”. Luego se verá. Todos están acorralados por la situación económica y social en marcha. Y nadie puede “cantar victoria” por la supuesta sensación de tranquilidad que sobrevino tras el asunción de Sergio Massa. Es sólo un respiro!!!

¿Qué medidas anunció Massa? Pues un mini-plan para cerrar con  cierta calma el año en curso; aprobar las metas que el país tiene por delante con el FMI (se descuenta que esto se obtendrá si los resultados van en dirección a lo comprometido, aun cuando se observen desviaciones justificables); evitar que la corrida que se inició unas semanas atrás retome fuerza; y acotar los desequilibrios macro a niveles más manejables. Muchos objetivos con poco tiempo por delante.

¿Es un plan de estabilización concreto? Pues no. Pero tampoco tiene mucho margen y credibilidad (la del gobierno como un todo) para que el ajuste que hay que hacer se lleve adelante. Y que sea exitoso. Tiene, por supuesto, dos “Espadas de Damocles”: la del kirchnerismo, que necesita parar la “caída libre” que exhibía el Gobierno Nacional (pero no quiere pagas los costos por “hacer el trabajo sucio”), como las elecciones del año que viene, donde su gobierno muestra niveles de adhesión muy bajos. “Se hace lo que se puede”, dice el refrán. Sin embargo, la gravedad de la situación no amerita ni demoras, ni liviandad operativa. Todo esto está en duda. Pero también, es un factor de fortaleza. Todo no se puede; nada llevaría al desastre irremediable. Un punto intermedio. No lo óptimo, desde lo técnico. Sólo lo factible!!!

¿Qué anunció Massa y qué análisis se puede realizar? En primer lugar, se espera colocar un bono con garantías en bancos internacionales y fondos soberanos. Al mismo tiempo, se espera acordar con las grandes cerealeras y agroindustrias que aceleren la venta de granos y oleaginosos a un ritmo mayor al actual. Se apunta así a que cerca de U$S 10.000 millones ingresen en los próximos dos meses por estas vías. Pero estos dólares irían a reforzar las reservas (como pide el FMI) por lo que no se van a utilizar para proveer dólares el mercado de cambios.

Lo expuesto hace increíble el compromiso por no devaluar, otra definición concreta. Sí seguirá el esquema de ajuste diario en el tipo de cambio oficial aunque no hay más precisiones sobre si ese ritmo se acelerará. Si los dólares que busca llegan, esto impedirá una corrección cambiaria fuerte pero, para ello, hay que otorgar incentivos. Estos aún están o se están negociando.

En tercer lugar, se confirma la meta de 2.5% del PBI para el déficit primario de este año, comprometidos con el FMI (implica un recorte de cerca de $ 500.000  millones de ajuste en el gasto para lo que resta del año). El anuncio convalida el compromiso  y creencia del nuevo Ministro con las causas de la inflación. Y, al mismo tiempo, Massa se “ata las manos” a la hora de pedir asistencia del BCRA para financiar al Tesoro Nacional. Apunta, sin lugar a dudas, a reducir la emisión monetaria para bajar la tasa de inflación como contener la enorme masa de liquidez tras las LELIQ. Esto permitiría ir bajando las tasas de interés si la  inflación se desacelera al mismo tiempo que las LELIQ podrían comenzar a ser desarmadas si se acelera la remonetización de la economía. Estos dos aspectos son los ejes centrales de la nueva confianza que quiere crear. Aunque depende de cuántos dólares estén disponibles en el mercado de cambios para que la amenaza de una potencial devaluación no altere lo que se espera e induce.

Sí, en cuarto lugar, también es importante considerar que una nueva segmentación de las tarifas de luz, gas y agua, a partir del consumo y los niveles de ingresos de la población se aplicará, siendo más fuerte que la que teníamos antes de su asunción, aunque esto dependerá de cómo se conforma la Secretaría de Energía, hoy en manos de Darío Martínez, del kirchnerismo (se especula con su salida pronto más una re-estructuración del área, afín al nuevo Ministro). Esto implica que, para casi 4 millones de consumidores que no solicitaron el mantenimiento del subsidio, van a tener que pagar, en forma escalonada, la tarifa plena. Para otros 9 millones de consumidores que sí solicitaron el subsidio pero no acceden a la tarifa social, van a pagar también la tarifa plena pero a partir de superar un consumo mínimo.

Sin muchas precisiones y con más dudas y certezas sobre los supuestos de partida como de comportamiento que el gobierno ahora espera de los agentes económicos, la pregunta que sobrevuela los anuncios es, ¿alcanzará?. Por ahora lo anunciado es un poco más de lo mismo. Con algunas definiciones más concretas y compromisos que parecen ser más fuerte. Es de suponerse, también, que el Ministro cuenta con mayor aval político y mayor capacidad de instrumentación. Lo que se buscará es frenar la corrida y dar pasos hacia un contexto que mantenga la recuperación económica. Esto, por un lado, debería tender a  mantener la tasa de inflación en torno al 80/90% anual, con los tipos de cambio bajo relativo control, menor presión para la disponibilidad de dólares y transito lento hacia un fin de año que se pre-anuncia como complejo.

¿Podrá Massa con el cometido auto-impuesto? “No soy mago ni salvador”, expresó el nuevo Ministro al inicio de su exposición. Pidió mucho y le dieron bastante pero no todo el control de la economía. ¿Tenía márgenes mayores para presionar? Si, si dilataba más los tiempos de la espera. Pero esto podía terminar en un caos mayor, arrasando a todo el gobierno y perdiendo él su oportunidad. Negoció mucho con el Presidente y su Vice, ambos con profunda desconfianza hacia él. Al final, aceptó. Porque no había una salida mejor para todo el gobierno (y también para él). Y Massa entendió que el momento podía ser “ahora o nunca”. Coqueteó mucho con los socios de la coalición. Pero aceptó porque “era lo que había”. Los demás cedieron porque el camino era la Asamblea Legislativa, para adelantar las elecciones (si el Presidente y CFK, renunciaban, opción que no toleraba ni esta última ni el propio PJ), o bien, la renuncia de Alberto seguida por la asunción de CFK como Presidente, también obturada por la propia vice-presidente porque sería ella misma la que debería hacer ahora el ajuste.

“Wait and see!!!”, que en castellano podemos traducir como “desensillar hasta que aclare!!!”. Todos los actores involucrados tienen incentivos para converger en la instrumentación del ajuste. Pero todos se desconfían; todos son potenciales traidores (recuerde la columna de la semana pasada, con mi visión de la fábula de la rana y el escorpión!!!). Más aún cuando todos ya están mirando al 2023.

Hoy parecen no “jugar con fuego”. No sabemos si lo expuesto alcanzará. El camino de Massa es duro y complejo. Pero tiene muchas ganas y, suponemos, es consciente de los riesgos que enfrena.  Ojalá que acierte!!!