Por Gustavo Romån. Director Propietario La Ribera 

Cuando evaluamos la escalada de robos y hurtos con violencia y portaciĂłn de armas de fuego en RĂ­o Cuarto, entendemos que la situaciĂłn atraviesa a todo el tejido social de esta comunidad. Todos conocemos episodios vinculados con la inseguridad en nuestros ĂĄmbitos cercanos. Es una realidad, no una sensaciĂłn.

Y también es muy contundente la impunidad con la que se mueven los protagonistas de esta escalada violenta. Venden droga con un servicio delivery a través de las redes sociales. Lo propio ocurre con las armas y también con los objetos robados. Los propios damnificados (cadetes en su mayoría), tienen identificadas las cuevas donde se comercializan casi con impunidad esos objetos. Incluso ellos mismos han actuado con el objetivo de recuperar algunos de sus bienes.

Las redes abundan de ofertas de elementos robados. Podemos comprobarlo a diario. Lo que representa un despropĂłsito y una burla que enerva todas las emociones de las vĂ­ctimas y sus allegados. Ni que hablar de los comerciantes que han sido vĂ­ctimas de robos en reiteradas ocasiones en el micro y macrocentro de la ciudad.

Esto no se soluciona con la presencia de un ministro que pone cara de enojado y se muestra proactivo un dĂ­a en la ciudad. Esto se soluciona con un plan integral de seguridad, pensado y ejecutado por las autoridades y funcionarios provinciales que se capacitan para desarrollar esas tareas. Investigar, generar planes de prevenciĂłn y dotar a su personal de los elementos indispensables para hacer prevenciĂłn e inteligencia.

Nadie que conozca la alcaidĂ­a de la ciudad puede justificar las condiciones de la misma, que solo brinda hacinamiento y condiciones inhumanas para los detenidos en el lugar. Tiene escasas dependencias y condiciones de espanto.

Es llamativo el atraso en materia de desarrollo de infraestructura que se tiene ese åmbito. Eso demuestra que en materia de seguridad falta inversión, previsibilidad y políticas de estado que estén a la altura de las demandas de este tiempo. No se puede seguir postergando esa situación, es imprescindible que las autoridades de årea de seguridad de la provincia estén a la altura de esas demandas.

También llama la atención la falta de trabajo en el territorio. La policía llega tarde y mal a atender la situación de la seguridad en la ciudad. Quizå se entienda en la falta de personal capacitado, de recursos o de equipamiento. Como sea, la seguridad que tenemos en la capital alterna es deficitaria, no estå a la altura de las demandas de los tiempos que corren.

Con la seguridad uno siente que siempre se disimulĂł la realidad, que se escondiĂł la basura debajo de la alfombra. ÂżFalta personal capacitado?, ÂżFaltan elementos de trabajo?, ÂżFalta presupuesto?, ÂżFalta equipamiento?. Son muchas las consultas puertas adentro, pero la realidad puertas afuera es incontrastable. Estamos desprotegidos como ciudadanos.

Y cuando eso sucede, la sociedad reacciona. Y reclama, y se moviliza. RĂ­o Cuarto dejĂł hace mucho tiempo de ser un pueblo grande, y estĂĄ atravesada por las problemĂĄticas comunes de los principales centros urbanos del paĂ­s. Eso exige que se planifique en ese marco, y se actĂșe en consecuencia.

La seguridad es un problema de la provincia. Pura y exclusivamente. Los municipios pueden colaborar, desarrollar acciones de prevenciĂłn y complementaciĂłn de las acciones del ĂĄrea especĂ­fica. Y eso se debe considerar de manera concreta.

La gestiĂłn de gobierno de la ciudad articula acciones de monitoreo, prevenciĂłn, invierte es Seguridad Ciudadana y se compromete con la situaciĂłn, y consideramos positivas esas acciones. Pero la responsabilidad Ășnica de nuestra seguridad es de la provincia.

Y alzamos nuestro reclamo para que ademås de poner cara de importante y tener actitud de arrogante, el ministro de seguridad nos cuente a los ciudadanos de Río Cuarto cual es el plan estratégico para devolverle a esta ciudad la paz social y la seguridad que nos merecemos.