Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera 

Con la fecha de los comicios provinciales definida, el panorama se clarifica y los distritos definen estrategias en el marco de las diferentes realidades territoriales. La incertidumbre va mutando hacia un escenario donde los distintos escenarios exigen la determinaciĂłn de definiciones donde la posible se impone ante lo deseado.

Muchos municipios y comunas dependĂ­an de la convocatoria electoral provincial para clarificar los escenarios locales, ya que su propia legislaciĂłn les impone la realizaciĂłn de sus elecciones locales en fechas distintas de aquella fecha. Otros en cambio, diferenciaron sus comicios para evitar una influencia territorial en su jurisdicciĂłn.

Está claro que para la mayoría de los referentes políticos del interior provincial, el principal objetivo que persiguen es el de asegurar su poder en el pago chico. Por ende, la realidad indica que no se han sentido contenidos ni convocados con certezas en el escenario provincial por sus referencias dirigenciales.

Ese entramado complejo que se suscita por estas horas, es la síntesis de lo que han generado los frentes electorales del oficialismo y de la oposición. En muchos casos, esa distancia entre los dirigentes provinciales y sus referencias locales, ha ratificado una vez más que el poder de la política sigue en manos de un puñado de dirigentes que se manejan con personalismos en exceso. Y principalmente en el oficialismo provincial.

Y ese panorama marcĂł un agotamiento en la dirigencia, que si bien no se rebela ante tanta ausencia de democracia interna, se muestra rebelde cuando puede hacerlo de manera concreta. La convocatoria a elecciones diferenciadas es una herramienta. Y la han utilizado sin dudarlo.

Es verdad que la figura del gobernador de CĂłrdoba tiene niveles de aceptaciĂłn importantes en la ciudadanĂ­a. No es menos cierto que no se detiene a escuchar ni consensuar ni una sola decisiĂłn con su estructura polĂ­tica. Schiaretti no escucha, no consulta y tampoco permite disidencias. Schiaretti disciplina, ordena y dispone.

Ante un escenario de tanta centralidad y personalismo, sin contemplar ninguna opinión ni expresión política de sus propios dirigentes, va a cosechar en su derrotero próximo, un sinfín de resultados negativos en sus aspiraciones futuras. A nadie le interesa su postulación nacional, nadie la acompaña ni simpatiza con la misma. Solo genera expresiones de compromiso formal entre su equipo de gestión, que son muy difíciles de leer como convicciones profundas.

Luis Juez – MartĂ­n Llaryora

Un mandatario que no construye consensos, no dialoga con la militancia, tiene cerradas las unidades básicas y bloqueado el debate interno, solo encolumna a la tropa. No hay en ese escenario convicciones ni pasiones. Por ende, cuando se habla de fin de ciclo, se hace referencia a un estilo de gobierno que se alejó de sus bases, su militancia y una construcción política fría y cerrada.

Es muy diferente el escenario del frente opositor, donde al menos ante la militancia, las bases y la dirigencia, sus principales referentes se permiten un panorama de apertura y de debate. Se observa que hay una mesa de diálogo, de construcción política y de mucho consenso. Con eso no alcanza para ganar una elección, es verdad, pero se muestra como un modelo más cercano a quienes dice representar.

Por primera vez y en mucho tiempo, la posición de la dirigencia política opositora en la provincia amaga con una construcción basada en el respeto, el diálogo responsable y la unidad inquebrantable de su dirigencia. Incluso sin dejar de marcar sus propias diferencias, nadie duda de su unidad y su construcción responsable.

No es lo mismo mostrar una unidad frentista a un disciplinamiento político. No es lo mismo construir política con el acompañamiento de sus estructuras, que hacerlo a pesar de ellas. No da igual que por intereses personales, se arrastre la historia y la ideología de la militancia hacia destinos caprichosos y que son inaceptables. Todo tiene un límite en política, a pesar de lo que algunos piensen.

Esa interpretación de las formas, le permite a los frentes electorales enfrentar el escenario de la campaña electoral con diferentes expectativas. Ninguna garantiza el éxito de nadie, pero si existe una certeza en la dirigencia política cordobesa, hay un fin de ciclo de un estilo que se distanció de sus bases y de los debates internos.