Por Florencia Guttlien. Comunicadora Social 

Comenzamos el 2025 con la peor de las noticias: el cierre del noticiero Somos Río Cuarto que trajo como consecuencia el despido de nueve trabajadores y trabajadoras de la prensa. Compañeros y colegas. Grandes profesionales. La decisión de la empresa Telecom no es una medida azarosa, es una acción premeditada y avalada por un gobierno neoliberal que, tras la intervención del ENACOM, derogó una reglamentación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Este hecho marca un punto de inflexión en el periodismo local, un periodismo que ha sido y sigue siendo, degradado y bastardeado de todas las formas posibles. En los últimos años, estamos presenciando la muerte de una profesión vital para el sostenimiento de la democracia. Precarización laboral, salarios licuados y sin una actualización acorde a los niveles inflacionarios, multitasking brutal, “retiros voluntarios” que enmascaran despidos y cierres. Todos los ingredientes para la partida de defunción del periodismo local o mejor dicho, para la censura de voces imprescindibles.

Foto Gentileza: Dafne Acevedo Giménez

Este silenciamiento nos interpela a todos, pero principalmente a los organismos, sindicatos y organizaciones que se embanderan con el respeto a la libertad de expresión y la pluralidad de voces, pero que carecen de un marco de acción concreto y sostenible en el tiempo, con respuestas y soluciones que nunca llegan o llegan muy tarde.

Como comunicadores y trabajadores de la prensa nos lleva a replantearnos no solo nuestra profesión, sino cómo la abordamos, cuáles son los desafíos que debemos afrontar en estos tiempos donde la comunicación es la protagonista, sin perder la esencia, el compromiso y la responsabilidad con el oficio más lindo del mundo. Personalmente, creo que como trabajadores ha llegado el tiempo de tomar el toro por las astas y comenzar a construir nuevos medios, nuevas formas de comunicación y empezar a ocupar los lugares para los cuales nos hemos formado durante tantos años, teniendo como eje central el respeto a la pluralidad de voces.

Parecen escenarios imposibles de construir, pero la realidad nos está empujando hacia una reinvención de 180º. Me invito y nos invito a repensarnos. No son tiempos para esperar, son tiempos para accionar. Como siempre, la salida es colectiva.