Por Pablo Díaz. Consultor en Marketing Político

Un importante dirigente político me dijo en una charla que mantuvimos hace poco «en política no hay que confiarse en las lógicas porque generalmente los acontecimientos que suceden son contrarios a ella«. Y me amplió con ejemplos:

«En 1983 la lógica indicaba que el presidente fuera Lúder. Pero fue Alfonsín. En 1988 la lógica indicaba que fuera Cafiero. Y fue Menem» y así continuó su relato hasta hoy, «ahora la lógica apunta a Horacio Rodríguez Larreta«… y ahí la dejó, no dijo mas.

No se cuál sería la lógica a la que se refería mi interlocutor, si la lógica de las encuestas, la lógica de los juegos del poder, la lógica dialéctica del círculo rojo o alguna otra, no profundizó en eso ni lo pregunté. Pero le di la derecha a su razonamiento y me fui chiflando bajito.

Unos días antes de ese evento, en una entrevista radial, el periodista de AM Cumbre de Neuquén, Santiago Montórfano, me preguntó si Horacio Rodríguez Larreta ya era el presidente puesto, dado que a él «todos los consultores con los que habla le dicen que si«. «No, eso es un error«, le contesté, rompiendo «la lógica» de mis colegas que le había afirmado eso. «Faltan dos años para la elección y eso es mucho tiempo para que pasen muchas cosas que cambien esa lógica«, fue mas o menos la explicación que le di para justificarme, aunque le reconocí que hoy el jefe de gobierno porteño es el político estrella del firmamento nacional al estar muy por encima de todos en imagen positiva e intención de voto.

El círculo rojo es gran abonado a la teoría de «la lógica» y por eso ya está afirmando la derrota del Frente de Todos en 2023, basados en la paliza que se comió en esta última elección y en los números de las encuestas que conté recién sobre Larreta.

¡No se! … me dicta mi lógica escéptica.

Como investigador de mercados electorales tengo la obligación de tener la mente abierta a la mayor cantidad de hipótesis posibles y no guiarme por pensamientos rápidos (el juicio intuitivo de Kahneman).

¿Y si el PRO se dividiera en una pelea intestina entre Larreta y Macri, y la PASO de Juntos por el Cambio la terminara ganando Manes?

¿Y si Alberto logra un buen acuerdo con el FMI que le de el aire y los fondos frescos suficientes para empujar el incipiente repunte económicos que empiezan a mostrar los indices de empleo y actividad?

Son muchos los «y si» que para cada «lógica» podría plantear como hipótesis de estudio.

Con tantas variables presentes en la ecuación del poder no es «lógico» arriesgar pronósticos tan tajantes como los que se suele escuchar en el círculo rojo, muy propios del pensamiento intuitivo (experto o heurístico) que enseña Kahneman.

Y además, volviendo al gran investigador israelita ganador del premio nobel de economía en 2003, de su libro Pensar Rápido, Pensar Despacio, extraigo esta frase que me quedó muy fijada en la memoria: «somos propensos a sobrestimar lo que entendemos del mundo y a subestimar el papel del azar en los acontecimientos«.

Si. La probabilidad, el caos, las mutaciones y los accidentes, existen. Y en política suelen presentarse con la forma del «Cisne Negro» de Nassim Taleb.