LA TRASTIENDA
Era de suponer. Las proximidades de fechas en cronogramas electorales fijados en los diferentes distritos alimentan, y más aún potencia, intervenciones de candidatos y coaliciones nacionales en los armados provinciales, y de estos, en las esforzadas propuestas locales y comunales.
Nuestra provincia, resultó un claro ejemplo esta semana. Los lanzamientos de campaña para las elecciones del próximo 25 de junio, de Hacemos Unidos por Córdoba y Juntos por el Cambio, sucumbieron ante la incursión del presidenciable, Horacio Rodríguez Larreta, y su intención de rediscutir un nuevo espacio electoral nacional.
Uno de los dirigentes de mayor confianza de Juan Schiaretti, el diputado nacional Carlos Gutiérrez, fue el primero en hacer público una “rosca política”, que muchos conocían y guardaban celosamente: como de paso, en declaraciones, soltó que “no es nada descabellado” pensar en una fórmula nacional de Rodríguez Larreta acompañado por el gobernador cordobés.
El propio mandatario, refrendó horas después que se debe avanzar hacia “un frente de frentes para ir a las elecciones”; y fue por más, al enfatizar que en conformar “un gobierno de coalición para que permita a nuestra patria encaminarse como corresponde”. Tales declaraciones, apenas hubieran formado parte de la pirotecnia verbal de un arranque de campaña, sino fuera porque el propio Larreta -que estuvo el martes para levantarle el brazo a Luis Juez y su candidatura-, desembarcó en Córdoba el viernes y habló de “ampliar la coalición”, en obvia referencia al cuestionado status de Juntos, que evidencia más problemas que avances en su cruzada nacional.
En estos días álgidos y volátiles al mismo tiempo, la dirigencia política (también judicial y otros)parece moverse –lamentablemente- por espasmos actitudinales que le generan los resultados de encuestas.
Schiaretti, sabe que su ambición nacional no tiene posibilidades de sustento alguno si no conforma un acuerdo con sectores con mayor instalación y rodaje en ese plano. Y peor aún, es el semblante de Larreta (también de Patricia Bullrich) que constata como su coalición Juntos por el Cambio, se erosiona cada día en expectativas y adhesiones, fundamentalmente a manos del fenómeno Javier Milei.
Por eso, el “frente de frentes” y “una coalición ampliada”, como frases de una nueva cruzada que busca adaptarse al aparente nuevo escenario nacional con miras a las primarias de agosto. En suma, son los “descabellados” de la época. Los que procuran arrancar la impiadosa “melena” del libertario porteño.
Las chances de un acuerdo son altas, dicen en el edificio de El Panal. En el búnker de Luis Juez, miran azorados. Cuando intentaban superar el papelón de la convulsionada presentación de lista hace una semana, el jefe de Gobierno de CABA, deja a la expresión cordobesa de Juntos, otra vez en situación de fragilidad.
Pero hay más. La foto de la senadora nacional Alejandra Vigo abrazándose con el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Juan Carlos Maqueda, causó revuelo en todas las trincheras políticas nacionales. Más aún en los clanes peronistas. El efusivo saludo de la esposa del gobernador Schiaretti con el alto magistrado, también cordobés, se produjo casi en el mismo episodio en que el máximo tribunal obligó a suspender las elecciones en las provincias
de Tucumán y San Juan, al inhibir las candidaturas de los candidatos del PJ, Juan Manzur y Sergio Uñac, respectivamente.
La imagen producida tuvo lugar en la ciudad de San Francisco, en la ceremonia de asunción del juez Federal, Pablo Montesi. Muchos se preguntaron por semejante registro, y si bien es cierto que el “Pato” Maqueda, -como se lo conocía en la capital provincial- tiene su historia militante en el Peronismo cordobés, bien podría haber elegido otro momento para fotografiarse con Vigo. Por tanto, las suspicacias y especulaciones quedaron en la vereda de un favor del supremo al propio Schiaretti, en su proyecto electoral nacional.
Río Cuarto, primera escala
Hoy, sale al ruedo territorial Hacemos Unidos por Córdoba. Después del cuidado escenario de lanzamiento en la Capital, tendrá lugar la presentación de la coalición en la segunda ciudad de la provincia, en la sede de la Sociedad Italiana.
La expectativa más importante: constatar los niveles de adhesión y apoyo de los diferentes sectores del Justicialismo local al armado electoral, en virtud de no pocos reclamos producidos tras la nominación de la radical Myrian Prunotto, como vice en la fórmula que encabeza Martín Llaryora.
Allí, la prueba de carácter será para el cabeza de la lista de legisladores, justamente el intendente local, Juan Manuel Llamosas, quien –dicen en su entorno-, está poniendo todos sus esfuerzos para asegurar el éxito de la convocatoria de la fecha, pero más aún, enfrascado en desarrollar una labor de campaña en todo el sur provincial, en línea como le propusieron
Llaryora y Schiaretti, y anticipamos en esta columna.
Como ocurre en los planos nacional y provincial, y sus implicancias e impactos, también, se reproducen esos escenarios entre lo provincial y lo local, como señalamos más arriba. Llamosas, al menos para esta parte de la provincia, deberá lidiar con eso, pues un extenso cronograma de elecciones municipales tendrá lugar hasta un fin de semana previo a la elección cordobesa del 25J.
El desafío es de alto voltaje para el intendente: que los gobiernos comunales del PJ ratifiquen sus gestiones, y que al mismo tiempo, acompañen y promuevan las actividades de la campaña provincial de HUC, pues de esa capacidad de avance entre objetivos y acciones, estará la suerte de la formula oficialista en el sur, y el crédito político que pueda alcanzar Llamosas una vez que se cuenten votos en 40 días, sobre todo por las intenciones de asegurarse un lugar en la mesa de decisiones que se conformará luego en Córdoba, con LLaryora a la cabeza, y si la remodelada coalición se lleva el triunfo.
La hora de los descabellados está en marcha. En estos días irrumpieron, y parece que tienen para rato. Los votos por contar les darán el lugar que les corresponda.