Por Gerardo Gastaldi. Relaciones PĆŗblicas e Institucionales. Director de CLAVE Estrategia y ComunicaciĆ³n.Ā 

Hace un aƱo, mientras los brotes de Covid-19 comenzaban a proliferar en nuestra regiĆ³n, el trabajo remoto se convirtiĆ³ en norma y la videoconferencia se volviĆ³ algo esencial, no solo en el Ć”mbito laboral sino que tambiĆ©n en espacios mĆ”s Ć­ntimos como reuniones de amigos, encuentros familiares de domingo, festejos de cumpleaƱos y hasta celebraciones de casamientos. TambiĆ©n esa fue la veta que encontraron los artistas (en formato streaming) para poder seguir viviendo de su profesiĆ³n. Actividades de todo tipo comenzaron a utilizar las herramientas que brindan las videoconferencias y con el Zoom Boom, que no es ni mĆ”s ni menos que la explosiĆ³n que tuvo el uso de estas aplicaciones, tambiĆ©n creciĆ³ la oferta educativa formal y no formal.

Que la pandemia por Covid-19 ha modificado sustancialmente nuestros hĆ”bitos de trabajo, estudio y relaciones sociales es una certeza asumida por todos, a tal punto que una gran cantidad de personas, ya sea por necesidad econĆ³mica o por gusto se emprendiĆ³ en nuevas actividades. La posibilidad de estar hiperconectados les dio la oportunidad a muchas personas de formarse y aprehender nuevos conocimientos y herramientas que les sirvan para su desarrollo personal o profesional. De repente, las redes sociales se convirtieron en un gran espacio de ofertas para cursos de todo tipo, desde los mĆ”s comunes como los cursos de marketing y diseƱo, hasta las mĆ”s desconocidas terapias holĆ­sticas.

Si bien la educaciĆ³n a distancia no es algo nuevo, ya que algunas instituciones educativas lo aplican hace mĆ”s de 10 aƱos, durante el Ćŗltimo aƱo se hizo masivo su uso. El descubrimiento de las videoconferencias por parte de una gran cantidad de personas ajenas a las mismas, el efecto pandemia, las redes sociales y las necesidades de desarrollo personal se fusionaron en un combo perfecto que repercutiĆ³ en el crecimiento del mercado educativo.

Plataformas como Domestika, Next U, Edx y Google ActĆ­vate (sĆ³lo por mencionar algunas) han tenido un marcado crecimiento por sus propuestas econĆ³micas y hasta gratuitas, con cursos realmente interesantes e innovadores. Pero tambiĆ©n, lo tuvieron las Universidades Estatales que se animaron a actualizar sus sistemas a modernas plataformas de enseƱanza que les permitiĆ³ contener a su comunidad y brindar nuevos cursos cortos de diversas Ć”reas educativas sin necesidad de contar con tĆ­tulo previo.

Este nuevo paradigma, basado en la hiperconectividad, tambiĆ©n tiene su lado B, como todo. Y es que aĆŗn hoy, en nuestro paĆ­s, hay un alto porcentaje de la poblaciĆ³n que no tiene acceso a internet, y aunque el estado pueda brindar conexiones gratuitas, se requiere de un dispositivo, ya sea telĆ©fono mĆ³vil, tablet o PC, que por su elevado costo se vuelve un bien inaccesible para algunos sectores mĆ”s vulnerables de la sociedad. De esta forma se ve agravada la brecha tecnolĆ³gica y por ende la brecha del conocimiento, inclinando aĆŗn mĆ”s la balanza de la desigualdad.

Seguramente en un par de aƱos, cuando la pandemia sea un fresco recuerdo del pasado, recuperaremos muchos hƔbitos de nuestra vieja normalidad, pero la realidad es que estos cambios llegaron para quedarse. Es por esto que necesitamos un profundo debate de lo que queremos para nuestra sociedad, pensando en un futuro inmediato donde la nueva normalidad estƩ basada en la igualdad de oportunidades para acceder a la tecnologƭa que nos permita aprovechar todas las ventajas que nos brindan las plataformas educativas.