Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio
Es increíble que a un mes de la asunción de las máximas autoridades de nuestro país, encontremos un panorama que para muchos empieza a ser desolador. Abundan los arrepentidos de su voto, los preocupados por las subas de precios, por los ajustes y los impuestos. La caída en las ventas, la devaluación terrible y la suba de combustibles.
Ahora bien, uno se pregunta, ¿de qué se sorprenden?. ¿Por qué ahora las expresiones de enojo?. ¿Las miradas desconcertantes buscando una explicación a una realidad que fue anunciada con bombos y platillos y celebrada por ellos mismos?.
Cada decisión que está tomando el gobierno nacional fue anunciada, detallada y explicada con absoluta claridad. Si hay algo que terminó siendo un fenómeno electoral fue el balotaje, donde todo fue detallado y desarrollado. Milei les contó a todos lo que pretendía desarrollar como acción de gobierno desde el primer día de gobierno. Y está cumpliendo.
En lo personal, no vote, no adhiero a sus ideas y rechazo sus proyectos de gestión de gobierno. Desde esta columna siempre fuimos clarísimos. Y ese mismo mensaje lo desarrollamos en todos los ámbitos donde nos invitaron a expresarnos. Para nosotros no hay sorpresas.
A todos nos impactan las medidas, es verdad. Nos atraviesa la realidad en todos los ámbitos y nos genera los mismos inconvenientes que a la totalidad de la ciudadanía. Lo que cuesta entender es la actitud de muchos empresarios, comerciantes y trabajadores.
Un veterano empresario local, invitado a una entrevista periodística en la ciudad, repitió la expresión “que explote todo”. Esto antes de las elecciones. Hoy ese mismo empresario sostiene que en este proceso económico corre riesgo la continuidad de su empresa y la quiebra sería el horizonte más probable.
Un joven comerciante de la ciudad, en reiteradas oportunidades sostenía que estaba cansado de los gobiernos que daban subsidios. “No se puede seguir subsidiando a los negros que no trabajan”, aseguraba. En las últimas horas se lamentaba de las casi nulas ventas de su comercio y de los aumentos en las tarifas que estaba recibiendo. Nunca se dio cuenta que él también estaba siendo subsidiado.
En estas primeras horas que estamos transitando del 2024, el común denominador es la preocupación, y dentro de esta realidad, la toma de conciencia. Sucede con los jubilados y pensionados, los que ahora asumen que sin un acompañamiento del estado, su realidad se vio absolutamente perjudicada. Y lo que es peor, es esa espiral de decisiones por venir, son uno de los eslabones que más va a sentir el golpe al bolsillo. “Viejos meados”, les decían con jocosidad, y así los están tratando.
La educación universitaria y su presupuesto, es otro ámbito que será atravesado por las políticas de ajuste del gobierno nacional. En nuestra región, eso tiene un impacto directo y letal. Tenemos una comunidad universitaria de unos 25.000 integrantes, entre docentes, no docentes y alumnos. Desfinanciados y con la amenaza del cierre de Conicet, la suspensión de la obra pública y el congelamiento presupuestario, el panorama es desolador.
Sin embargo, en esta región de la provincia, a pesar de estas realidades concretas, los anuncios previos y la exposición clara de las intenciones de la plataforma libertaria, los ciudadanos decidieron apoyarla. 7 de cada diez tuvo esa actitud.
Es inentendible que ahora se escuchen los lamentos y se busquen explicaciones. Resulta casi una afrenta a la inteligencia de todos. Es poco serio considerar que una persona que habla con perros, que tenga expresiones de violencia contra las minorías, que niegue nuestra historia y nuestros derechos adquiridos, sea la síntesis del pensamiento de los argentinos.
Está claro que la explicación es sociológica, psicológica y de estudio académico. La sociedad prefirió el tik-toc a la verdad. Eligió sin responsabilidad y sin racionalidad. Los pudo la mentira de un odio orientado estratégicamente planificado al discernimiento de la verdad. Y ahora vienen los lamentos, los enojos y la postura de incredulidad.
Habrá que llevar adelante el proceso con las herramientas que nos garantiza la democracia e invitar a los irreflexivos a que asuman que la casta de la que tanto le hablaron, eran ellos mismos, aunque les cueste asumir esa realidad.