Por Gustavo Román. Director Periódico La Ribera.  

La culminación de un año complejo e intenso nos lleva a un lugar común y previsible. Hacer un balance del tiempo que culmina e imaginar que el 2022 será un tiempo blando de sensaciones tibias y anhelos alcanzables. Una teoría que es alentadora pero que la realidad se encargará de boicotear y transformar indefectiblemente.

Si analizamos el año que culmina, desde este medio no podemos más que agradecer el trabajo, las nuevas oportunidades y el crecimiento exponencial que hemos alcanzado. No solo en el pago chico, sino que también en otros ámbitos y territorios que parecen muy lejanos.

El proyecto que fuimos articulando se va concretando sin prisa, pero sin pausa. Estamos alcanzando los niveles de tarea que pretendimos, sin abandonar nunca ninguna de nuestras convicciones ni principios. Leales a lo que pensamos, ejercemos la profesión con responsabilidad, pluralidad y un compromiso profesional que nos llena de orgullo.

Tenemos mucho trabajo, siempre. Y esa realidad para un medio regional y alternativo como el nuestro, es la fiel referencia a lo que venimos señalando. Pero, además, cada requisitoria, invitación o convocatoria que recibimos, se emparenta con el respeto y la valoración de esta labor que venimos desempeñando.

Nuestros medios en todas sus variantes, refleja siempre esos valores que defendemos y nos sirven de marco referencial. Trabajamos con respeto a la profesión, y con la misma pasión en cada lugar que visitamos. Nuestra impronta es la misma en cada entrevista, en cada nota redactada y con cualquier interlocutor. Nos respetamos a nosotros y mostramos la misma actitud con todos.

Cada día que iniciamos nuestra labor, tenemos claro que comunicar es primordial. Pero hacerlo con sentido profesional es indispensable en cada caso. Todas las notas son importantes, en su redacción, en su edición y compaginación, en su publicación posterior y en las formas en que la difundimos también.

No nos da lo mismo. Cometemos errores en algún momento, pero jamás hacemos oídos sordos a quienes nos marcan cada yerro. Aceptamos y corregimos el detalle cuantas veces sea necesario hasta que el resultado sea óptimo.

También comprendemos la necesidad de trabajar en grupo, con respeto y valoración del esfuerzo y la capacidad del otro. Ya sea en nuestra redacción, como con los colegas de cada ámbito con los que nos cruzamos. El respeto y la generosidad son una condición indispensable para el trabajo. Incluso con aquellos que hacen de la intolerancia y el agravio un factor de vínculo.

De a poco fuimos puliendo el producto. Lo construimos con pasión y paciencia. Con mucha convicción y la cuota de riesgo que nos permitieron las circunstancias del mercado y sus condiciones imprevisibles. Damos y ofrecemos un producto de calidad periodística que nos enorgullece.

Crecemos y avanzamos sin ofender, sin agraviar ni entorpecer a nadie en ningún contexto. Creamos los espacios, los vínculos y las formas. Tenemos táctica y estrategia. Creemos en nosotros y en nuestras formas de hacer periodismo. Honramos siempre a la profesión.

El sabor amargo se relaciona con la dificultad que atraviesan muchos colegas que no logran afirmarse en la profesión, por falta de oportunidades del mercado en la actualidad. Excelentes comunicadores, muchos jóvenes y muy bien capacitados, que no encuentran el espacio ni los medios que los cobijen para ejercer esta profesión que hemos elegido.

Es muy satisfactorio para nosotros poder compartir una experiencia con buenas noticias. Pero la felicidad no puede ser completa, cuando a muchos colegas la realidad los golpea con dureza y nos les permite realizarse como profesionales. La felicidad es completa cuando se comparte con las buenas experiencias del conjunto.

El año que concluye nos permite ser optimistas con lo que viene, y deseamos con absoluta sinceridad que esa misma realidad alcance a todos los colegas. A todos les deseamos un próspero 2022, lleno de sueños que se concretan y le permiten realizarse en el ejercicio de la profesión.

A quienes nos siguen, nos leen y nos apoyan, nos queda regalarles un gracias muy grande y hacerles llegar nuestros mejores deseos para el tiempo que viene, que seguro será mucho mejor que este año que nos deja.

Muchas felicidades.