Por Flavio E. Buchieri. Dr. en Economía. Profesor, investigador y consultor. Director Ejecutivo de El Club de Negocios.
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La manifestación (no un paro, según sus organizadores) que llevó a cabo la CGT y un sector de la CTA, entre otros, el pasado miércoles, pone al descubierto lo difícil que es, para este sector, protestar contra el gobierno sin que se note. Es que estamos en presencia de un gobierno peronista, con lo cual «no se le puede hacer un paro al compañero Presidente!!!», se podría argumentar. Pero también es palpable que las bases de estos movimientos están muy molestas con el creciente problema de la inflación.

Si bien este desaguisado no fue iniciado por el actual gobierno, sí es cierto que no ha tenido éxito en mantenerla bajo control. Es mas: amenaza con aumentar!!! Por lo tanto, la estrategia que se impone es «hacer ruido sin que se note», para dejar conformes a todo el mundo!!!

Una vez más la retórica populista que enlaza a muchos sectores, ante la falta de efectividad en controlar el principal problema de la economía argentina, obligo a poner el foco de la protesta en el rol cuasi delictivo que, según ellos, tienen los empresarios cuando aumentan los precios. Habría que preguntarle a estos señores -los de la protesta- que precios fijan ellos porque muchos tienen sus propias empresas. ¿Son, entonces, igual de responsables como los que remarcan precios aparentemente «sin piedad»?. Sin comentarios!!!

Lejos están asi de representar cabalmente a los trabajadores que pagan, con sus aportes, los sueldos que los sindicalistas cobran por el trabajo que hacen. O deberian hacer. Si fueran coherentes deberian comprender que los salarios dependen de la marcha de los negocios. Porque es difícil, en un país tan cambiante e inestable como es Argentina, mantener una actividad que sea rentable en el tiempo. ¿Hay vivos? Por supuesto. ¿Hay explotadores? Ni que dudarlo. Pero el responsable máximo de la inflación es el gobierno. Pablo Moyano, amen de sus contradicciones discursivas y su falta de memoria, terminó reconociendo quien es el «padre de la criatura» cuando le pidio al Presidente que tome cartas en el asunto y «ponga lo que hay que poner». Mas aun: su propio hermano, Facundo, dijo que el actual gobierno «no ha sido bueno» al mismo tiempo que, ya «pegandole» a su propio hermano, expresó que «en los ultimos tres años no se hizo ningún reclamo». O sea, puro oportunismo de urgencia. Una de cal y una de arena!!!. Un Moyano «apoyando» y otro «pegando». Hay que diverficar para reducir los riesgos!!!

Y que casualidad: le pegaron a Alberto pero no Sergio Massa!!! ¿se están reacomodando? Siempre un político cabal mira el futuro. Por su propia salvación si el juego cambia de manos.

Sin embargo, todo lo antes expuesto no es lo más grave que puede observarse. Pablo Moyano sólo pidio al gobierno que ordene el otorganiento de dos bonos a ser pagados a los trabajadores formales, a modo de compensación por la erosión que han tenido los salarios. Ni hablo de la necesidad de abrir las paritarias, su principal y excluyente trabajo en tiempos de alta inflación. Si las paritarias no se abren, ¿podrán los asalariados recuperar lo perdido?.

La manifestación parece así expuesta más como una estrategia de supervivencia y de mantenimiento de un poder real que se ha visto diluido en los tiempos del actual gobierno. Ni que hablar de los rivales que hace ya tiempo disputan sus areas de influencia e intereses. Porque es lógico que se vean acorralados por los movimientos piqueteros que, hasta ahora, han conseguido mejores ingresos para sus representados como también el hecho que ellos ya «controlan mucho más la calle» que los propios sindicatos, varios de los cuales tambien estan alineados con el gobierno. Gobierno que tiene que hacer el ajuste. Y se ven así como «convidados de piedra» para apoyar, sin gracia ni convicción, el ajuste que se avecina. Entierran entonces la cabeza en la arena, como el refrán del avestruz!!!

También están siendo cuestionados por los propios trabajadores cuando observan que más que defender sus intereses actúan como un apéndice del gobierno y, por lo tanto, asignan mucha energía a defender otras agendas que son, por supuesto, políticas. Ni que hablar de los trabajadores informales, a los cuales no contemplan (porque no le pagan sus sueldos y menos aún contribuyen al sosten de las obras sociales, la verdadera caja de recursos que despiertan sus apetencias personales y coporativas). Así transitan un camino peligroso que, por derecha o izquierda, los podría llevar a perder legitimidad. Un negocio que bien podrían gestionar otros líderes, como los piqueteros; o bien podría agotarse si la oposición gana las elecciones el año que viene y, con ella, sobreviene una reforma laboral que, a las claras, resulta hoy -al menos- necesario su planteo y discusión.

La propuesta de otorgar bonos por compensación encubren dos objetivos claros porque los mismos serian fondos fijos a pagarse en dos cuotas e iguales para todos los trabajadores. Por un lado, beneficiaria más a los trabajadores de bajos salarios, potenciales votantes del gobierno. Y, por ultimo, al no reabrirse las paritarias (esto es lo que se estaría imponiendo como pedido del gobierno para avanzar en la estabilización de la macro) el ajuste sobre el salario real sería precondicion neceraria avanzar en la fijación de varias «anclas» para controlar la inflación.

¿Que estamos viendo, en definitiva? Si lo expuesto avanza estamos ante la presencia de un super ajuste sobre los salarios, ya que hoy, con las medidas impuestas por el Ministro Massa, no puede siquiera especularse con que las mismas van a estabilizar los principales desequilibrios macro. Es así como se «atan» los salarios junto con otras variables como el nivel del déficit fiscal, las mini depreciaciones del tipo de cambio y el mantenimiento de las tasas de interes en niveles reales más atractivos, como las bases de un incipiente y/o futuro plan de estabilización. Lo llamativo sería ver que los sindicatos aprueben esto. ¿No es este esquema una salida neoliberal?

Hay otro punto, no menor, en danza: los sindicatos están pidiéndole al gobierno que se haga cargo de las coberturas médicas de alta complejidad. Que son un derecho muy razonable a ser cubiertos por el sistema de salud. Pero esto desangra a las obras sociales. Así, los costos del apoyo a una reforma laboral «encubierta» ( se congelan los salarios cuando la inflación está lejos de ser controlada) tendría su compensación: aliviar la rentabilidad de las obras sociales sindicales, principal sosten de los sindicatos.

El gobierno ha olfateando un cambio de paradigma político y social en los sectores mayoritarios que definen cualquier elección. Por eso es que, y ante la gravedad de la situación económica, el ajuste se impone. Aunque lo tengan que pagar los trabajadores. La retórica del supuesto apoyo a estos últimos en un modelo nacional y popular también esta por cambiar. ¿Se va a hacer? No queda otra alternativa. El problema es quien lo paga. ¿Que dirá Cristina a todo esto? Su cabeza está en otro lado.