Por Lic. Sergio Rivarola. Licenciado en Comunicación Social.*

Una breve reflexión sobre la disputa político-electoral de la hora: la relevancia del Estado como gran articulador del desarrollo social y económico de nuestras comunidades y el país, o las recetas conocidas que en nombre del libre mercado y el vale todo, promueven su retiro con planes de ajuste y consecuencias devastadoras luego irreparables.

¿En qué momento del presente contemporáneo argentino llegamos al límite extremo de poner en duda la existencia misma del Estado?, ¿En qué derrotero anduvimos como sociedad para llegar a este umbral entre lo controvertido conocido y el eventual paso a una zona profundamente oscura con una densidad temporal y espacial de impredecible resolución?

Evidentemente muchas cosas se hicieron mal. Las dirigencias y representaciones -todas, sin excepción- alcanzaron algunos veranos con exiguos derrames y significativas inclusiones para las grandes mayorías, pero en la línea de tiempo coincidente con esta joven democracia de 40 años, que a fuerza sangre y desapariciones supimos conseguir, el saldo general referido a la resolución de los problemas estructurales del país es negativo por donde se lo mire. Estabilidad económica, pobreza y condiciones de hábitat y seguridad ciudadana, son algunas de esas grandes asignaturas en rojo que tenemos.

Ahora bien, en la disputa por el poder en las dimensiones fácticas y simbólicas que representan los cronogramas electorales, ¿era necesario llegar a la casi absurda disyuntiva de Estado si o Estado no?

Las ideologías y los movimientos políticos que las sostienen y promocionan son realmente importantes para la construcción de ciudadanía, el fortalecimiento del sistema democrático y la consolidación de los instrumentos institucionales y constitucionales del sentido de república.

Cuando alguno de esos sectores, en un intento de crecer desde la “disrruptibilidad”, rompe con la vigencia del paradigma de la convivencia democrática, pese a sustanciales diferencias y duros antagonismos, se da curso un proceso de estancamiento y seguro retroceso de las condiciones de socialización y desarrollo de la ciudadanía.

En marzo de 1976, con la irrupción del gobierno democrático vigente por parte de la Junta Militar de las Fuerzas Armadas, entre muchas circunstancias conocidas que llevaron a la argentina a una de sus noches más oscuras, circuló por años un slogan ordenador y adoctrinador: “Achicar el Estado, es agrandar la Nación”, decía. Machacaba. Caló hondo en no pocos sectores, y fue parte del sustento simbólico para reubicar al Estado alejado de las demandas sociales, y sólo disponible para mezquinos intereses de sectores de poder. ¿Sus consecuencias? Nefastas para el pueblo argentino, ocasionando perdidas socioeconómicas irreparables y generando un retroceso cultural y educativo que demandó años revertir (sin adentrarnos en el capitulo de muerte y desaparición de personas).

En este noviembre de 2023, en términos concretos, la ultraderecha actual, de sesgo autoritario, en nombre del libre mercado postula con énfasis una drástica reducción del Estado, al punto de convertirlo en una mínima expresión, que sería lo mismo que la nada misma para un país extenso y complejo como Argentina.

El debate entre los candidatos presidenciales de este último domingo diferenció inequívocamente las aguas. Javier Milei, no sólo definió su desprecio por el Estado, sino, peor aún, se jactó que tomará medidas en ese sentido. Dolarizar y cerrar el Banco Central, y por ende, renuncia al peso y la vigencia de una moneda nacional, con lo que ello provocaría en provincias y municipios; clausura de relaciones con Brasil y China, al sólo efecto de que no participe el Estado, sin interesarle los devastadores efectos al 70% de las exportaciones argentinas; reducción de todos los subsidios vigentes, reducción del presupuesto para educación y salud, y ajuste en las jubilaciones y pensiones nacionales para luego transferir el sistema previsional al reconocido sistema de capitalización de las AFJP, que padecimos en los años 90, constituyen algunos de los ítems más importantes. ¿Todo eso? Todo eso y más. Quien quiera constatar, puede recurrir a la plataforma presentada por La Libertad Avanza ante la Cámara Nacional Electoral.

Una mirada de pago chico

Sugiero hacer un ejercicio de reflexión sobre la presencia del Estado en nuestras comunidades. Donde sea, en cualquier lugar, o zona del país. A veces para comprender en toda su dimensión un proyecto macro, o como en esta etapa, de alcance nacional, una mirada de pago chico acerca de cómo impacta el Estado en nuestras vidas, puede resultar un ejercicio saludable.

El anuncio oficial del aumento del 20,87% y de un bono de $55.000 para diciembre destinado a jubilados y pensionados alcanzará en Río Cuarto y la zona a unos 54 mil beneficiarios aproximadamente.

Ese dato de incremento, que por Ley de Movilidad se produce cada tres meses, categóricamente mueve el amperímetro de la economía domestica local. Veamos.
A los más de 54 mil pasivos, deben adicionarse unos 2400 beneficiarios de la Pensión Universal del Adulto Mayor, otros 2000 de PNC transferidas, 200 de ex combatientes de la Guerra de Malvinas, y otros 150 de ex presos políticos durante la última Dictadura Militar. Todos estos beneficios representarán en diciembre una masa de dinero de unos $9.700 millones estimativamente.

Pero hay más. La larga lista de beneficios de ANSES, a partir de derechos sociales reconocidos desde hace décadas, suma otro gran paquete presupuestario con incidencia local. Por caso, las Asignaciones Familiares, para trabajadores registrados, suman 35000 beneficiarios y beneficiarias; la AUH, con unos 30000; la Asignación por Embarazo, otros 400 en promedio mensual; similar cantidad por las coberturas por Desempleo; las 9000 Becas Progresar para estudiantes secundarios y universitarios, y los 17000 aportes del Programa Hogar, de garrafas sociales. Estos reconocimientos alcanzan a $1.700 millones, que llegan también en 15 días.

En una torta general, la suma de beneficios para Río Cuarto y su área de influencia, alcanzará en unos días la suma de unos $11.400 millones. Eso sí, sin incorporar el pago del medio aguinaldo del segundo semestre, que rondará otros 3.000 millones de pesos. Con estos datos debemos discutir el rol del Estado y su incidencia en la actividad económica en una ciudad como Río Cuarto.

En otros términos, si proyectamos esa cifra a un año vista, podemos aseverar que la acción del Estado, con sus leyes y derechos vigentes, despacha a esta ciudad y su zona, un total de $136.800 millones.

Ajuste sin anestesia
Revisando anuncios y documentos, el plan económico del candidato libertario, consiste en recortar fuertemente lo que denomina gastos del Estado. Se postula una retracción equivalente a un 15% del Producto Interno Bruto.

Retomando el ejemplo de poner el ojo en nuestro lugar en el mundo, automáticamente surge la pregunta del impacto de un ajuste de ese tenor en la suma de partidas que el Estado nacional transfiere a Río Cuarto.

¿Se imaginan el 2023 con un 15% menos de los 136 mil millones de pesos proyectados? ¿Cuánto representaría tal ajuste? $20400 millones menos. ¿En serio? Si, además, es un aproximado sólo como piso.

Habría que incorporar otros aportes del Estado. El presupuesto a la Universidad Nacional de Río Cuarto, el Área Material de la FFAA con sede en Las Higueras, las delegaciones de AFIP, PAMI, Banco Nación, con sus acciones y programas, otros organismos, como Justicia Federal, SENASA, INTA, Vialidad Nacional. Con seguridad, nos llevaría a un 25% más de fondos, respecto al monto referido en párrafos anteriores, asentados sobre la acción del Estado en Seguridad Social, dado su mayoritario impacto geográfico y social. ¿Se animan a imaginar siquiera las secuelas de semejante recorte en la ciudad? Anímense, se llevarán una gran sorpresa.

En la absoluta validez de la diversidad y libre expresión de ideas, pongamos la centralidad de nuestras acciones en la mayor racionalidad posible. En ese contexto, defender lo nuestro -aún, pese a las diferencias- bien podría ser un punto de partida. Un ajuste despiadado como el descripto alterará brutalmente la vida social y económica de nuestra comunidad.

De paso, bueno sería tener una declaración de posición del intendente y quienes lo acompañan en su gobierno, pues también la disputa del poder nacional, y su resultante, también le atañe. Suena a consigna antigua, pero viene bien, velar comunitariamente por un Estado más presente que nunca, más allá de volátiles pasiones.

*Ex Gerente de ANSES Río Cuarto. Ex Asesor de RTA SE