La Trastienda

Mientras los sectores políticos se encuentran ocupados en pulir sus estrategias de campaña con miras a octubre, la compleja realidad social aflora en sus más diversas manifestaciones para convertirse en un serio llamado de atención: algunos focos de intentos de saqueo registrados este fin de semana largo, en un puñado de ciudades del país, puso en alerta a los gobiernos.

Una veintena de hechos puntuales, con fotos y videos respectivos, más la viralización en redes, fueron más que suficientes para activar la tensión social y poner en alerta naranja a quienes deben tomar decisiones.

Las últimas 48 horas vividas con momentos de zozobra y generando grandes dosis de preocupaciones en varias comunidades, como lo ocurrido aquí en nuestra provincia, en la ciudad de Río Cuarto, nos obliga a repensar nuestro modo de hacer y construir en comunidad.
Reactualizando -por qué no- los estándares de obligaciones y responsabilidades ciudadanas e institucionales.

Los intentos de saqueos observados, y de momento felizmente controlados, nos conducen a un camino inequívoco: entre quienes imaginan y procuran construir escenarios posibles, resultan subsumidos por hechos contrastantes que se convierten en realidades conducentes.
Si no se toma debida nota, no sólo se corre serio riesgo de caer en nefastas situaciones del pasado contemporáneo, y que algunos se esfuerzan en olvidar, sino además, alcanzando el bochornoso resultado de disgregaciones sociales con impacto en todas la dimensiones del desarrollo del país.

Y esto incluye, desde los sorpresivos saqueos del fin de semana, hasta las decisiones político-electorales que asumen las y los votantes en una elección trascendental.

No todo es lo mismo, nada da lo mismo, como suele manifestarse con absoluta liviandad.

Preparábamos para ésta habitual columna algunos disparadores sobre el sacudón político del efecto Javier Milei; del viaje de Sergio Massa a EEUU para cerrar el acuerdo final con el FMI, y efectivizar el mentado desembolso; de los problemas para reacomodarse que persisten en Juntos para el Cambio, por la irrupción de Mauricio Macri y los enojos de Patricia Bullrich; de las limitaciones en las que se encuentra Juan Schiaretti para avanzar con su débil candidatura; y mucho más.

Pero, como acabamos de señalar, la realidad nos reseteó el GPS, y nos instalamos en la problemática de las calles de las horas recientes y calientes.

Los hechos en Río Cuarto

En los últimos 10 días, jefes y jefas de fuerzas policiales de diferentes jurisdicciones comenzaron a intercambiar informaciones sobre mensajes y videos de personas que convocaban a cometer robos y saqueos contra comercios grandes, medianos y chicos, en diferentes ciudades de la Argentina.

Desde la conocida plataforma de mensajería, Whatsapp, se constataron reenvíos de audios de quienes manifestaban enérgicamente realizar auto-convocatorias para saquear todo tipo de comercios, aunque algunos poniendo énfasis en grandes cadenas comerciales de alimentos y derivados.

Así fue como en Río Cuarto, la Capital alterna de la provincia, comenzaron a registrarse saqueos e intentos de saqueos de grupos contra algunos supermercados y otros comercios menores.

¿El saldo? Se registraron unos 15 episodios, en las últimas horas el domingo.

Por ello, la Policía de la Provincia intervino y en operativos en los que también hubo disparos con balas de goma, se detuvo a un total de 17 personas: nueve de entre 19 y 31 años y ocho menores de edad.

El dato saliente. Entre los elementos robados, en ningún caso se detectaron productos alimenticios. Por el contrario, a varios les secuestraron fundamentalmente bebidas alcohólicas.

La tensión se sintió en la ciudad y se extendió a este lunes a la madrugada. No hubo heridos que lamentar. No obstante, la mayoría de locales que tenía previsto operar hasta la madrugada, por el feriado del lunes, cerraron sus puertas a modo de precaución, y las calles del centro lucieron casi vacías, tras tomar estado público la confusa situación.

Provincia y Nación, en alerta

Los gobiernos provincial y nacional estaban al tanto de ciertos movimientos previos -sobre todo en redes y mensajería- que procuraban activar situaciones de saqueos.

En definitiva, los hubo en algunos puntos del país, como Mendoza, Neuquén, y en Córdoba, en la segunda ciudad.

Con la información cruzada, se evalúa en estas horas los reales motivos de tales descontroles, y sobre todo, quienes motivaron sus ejecuciones.

El secretario de Seguridad y Prevención de la Provincia, Claudio Stampalija, dijo a medios cordobeses que los hechos ocurridos en la noche del domingo en Río Cuarto fueron “consecuencia de una macroeconomía fallida que golpea con mayor dureza entre la gente más vulnerable, en especial a los más jóvenes”.

Curiosa consideración del funcionario, ya que, si bien a nadie se le impide tener consideraciones políticas, la complejidad y urgencia de lo ocurrido, hubiera merecido un análisis más técnico sobre el asunto. Pero bueno, se sabe, apostamos un pleno a que allí estuvo el largo brazo del gobernador Schiaretti, que intenta reposicionarse en el tablero electoral nacional. Flaco favor se hace, si la especie fuera tal.

Claro está, también que el municipio local puso en alerta a todo su gabinete y estuvo trabajando en la problemática hasta la madrugada del lunes.

El intendente Juan Manuel Llamosas encabezó una reunión en la cual participaron autoridades del Centro Cívico, la Policía de Córdoba y el diputado nacional Carlos Gutiérrez. El objetivo del encuentro fue analizar lo ocurrido y definir acciones para evitar que los preocupantes episodios vuelvan a reiterarse.

Para no remar

¿La sociedad argentina tambalea? No. Solo los detractores de hoy, y de siempre apenas lo promueven. ¿El país se encamina hacia un rumbo oscuro? De momento, no. Todo lo contrario. Muy a pesar de las mochilas históricas de la inflación y la devaluación de la moneda, presenta condiciones muy positivas para encarar un tránsito de mejor estabilidad y claras perspectivas de crecimiento.

Por eso, entre los sorpresivos saqueos y las expectativas electorales para octubre, un mínimo de madurez ciudadana será la condición fundamental para abrazarse y buscar con mayor tranquilidad un lugar bajo el sol.

De lo contrario, habrá que remar muy duro por décadas. Y ya sabemos quienes tendrán que poner el mayor esfuerzo.