Por Laura Olocco. Comunicadora Social

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se dieron a conocer los datos del Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación tomados durante 11 meses en el país y se registraron 231 femicidios, es decir, uno cada 33 horas.

Del total registrado, se confirmó que 190 fueron femicidios directos, 22 vinculados, otros seis de personas Trans y 13 fueron suicidios feminicidas. Esta fue la primera vez que un observatorio incluye y desarrolla el concepto de suicidios feminicidas e insiste en visibilizarlos, ya que según argumentan: «Se producen cuando se comprueba que las mujeres se quitan la vida como consecuencia de los abusos sistemáticos y la violencia de género que sufrieron».

El análisis determinó que el 18,1% de las víctimas realizó al menos una denuncia por violencia de género previamente al femicidio.

También apuntaron que de los datos observados, el promedio total recuenta cinco femicidios por semana; que en el 64% de los casos el hecho ocurrió en el hogar de la víctima o el domicilio compartido con el victimario; y en un 80% se comprobó la existencia de una relación preexistente entre la víctima y el victimario.

En cuanto a la distribución por provincia, Tierra del Fuego encabeza la lista de provincias con más femicidios, en proporción con su población, seguida por Santa Fe, Jujuy, Santiago del Estero y La Pampa.

Fotografía de archivo del movimiento Ni Una Menos mientras se manifiesta frente al Palacio de Tribunales para exigir medidas contra la violencia machista y los feminicidios, en Buenos Aires, Argentina. EFE/Juan Ignacio Roncoroni

En este sentido, ¿de qué hablamos cuando exigimos políticas integrales e interseccionales? Entendemos que la salida de la violencia no requiere la atención de un solo problema a la vez, como si el resto de las urgencias pudiera esperar. No alcanza con una denuncia si no hay patrocinio jurídico, ni solo con una cama en el refugio si no hay acceso a la vivienda propia.

No es suficiente el acompañamiento psicológico si las medidas de protección no se cumplen, ni es posible salir del círculo de la violencia con un apoyo económico que no derive en trabajo digno. Si se piensa una estrategia segmentada, será insuficiente y la mujer volverá por defecto al círculo violento.

El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad tiene un rol fundamental pero no es ni debe ser el único comprometido en la lucha por erradicar la violencia de género. La política de género sólo es posible en tanto exista una transversalización de sus objetivos y lineamientos en todos los poderes, ministerios y organismos. El sector privado también tiene un rol en prevenir, concientizar y acompañar a sus trabajadoras. Y toda la sociedad debe comprometerse contra los discursos misóginos, racistas y clasistas que niegan la realidad de la violencia y quieren volver a invisibilizar.

En 38 horas tendremos un nuevo femicidio. Las políticas contra la violencia de género deben ser una prioridad para todos.