LA TRASTIENDA

El frenético cierre de listas con miras a las elecciones provinciales del 25J, dejó huellas difíciles de borrar en el variopinto de la política de Córdoba.

El Justicialismo, embanderado en Hacemos Unidos por Córdoba, movió fuerte sus espadas y socavó las frágiles estructuras que había edificado –no sin esfuerzo- la caravana de Juntos por el Cambio.

Los nombres de la radical, Myrian Prunotto, y del presidente del PRO provincial, Javier Pretto, se convirtieron en una suerte de disrupciones en modo rock-stars de la noche a la mañana, estos últimos tres días, ocupando todas las mesas políticas e informativas a lo largo y ancho de la provincia.

Claro está, hubo quien demostró la vigencia de su poder de fuego y, al mover las fichas del tablero de mando, no sólo ratificó su liderazgo, sino además, puso en agenda la capacidad organizativa de su espacio y al mismo tiempo, su destreza para generar daño cierto a su principal oponente. Por supuesto, nos referimos al gobernador Juan Schiaretti, que en medio del profundo y extenso lodazal producido en el frenesí del cierre de listas de propios y contrincantes, supo timonear con tranquilidad, y poner el barco de Hacemos por Córdoba en velocidad crucero, rumbo a las elecciones del mes próximo.

Pensamos lo más simple: los posicionamientos personales y las encuestas en mano pueden poner patas para arriba cualquiera partido o coalición. Preguntamos lo inevitable: ¿Las ideas y los conceptos? Bien, gracias.

Cada cierre de listas nos lleva al mismo interrogante, y automáticamente llegamos al mismo lugar. Es recurrente, casi matemático. No obstante, como es política, arriesgamos un aspecto, diríamos, demoledor; se agrava con el paso y el peso del tiempo. Como una paradoja, nos alejamos de la política y sus indispensables fundamentos, y nos acercamos a los salvatajes personales y sus efímeras garantías.
Una suerte de profundización –salvando distancias, claro- de aquella “modernidad líquida”, a la que aludía con brillantez intelectual, el sociólogo Zygmunt Bauman, cuando afirmaba que lo “líquido” es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufre continuos e irrecuperables cambios.

Hacemos pero no juntos
Una semana atrás, se lanzó en Río Cuarto, Hacemos Juntos por Córdoba, la nueva franquicia con toda la pompa organizada por los gurúes publicitarios del PJ. Duro un flash. Antes del cierre de listas, Schiaretti dio la orden de cambiar “Juntos” por “Unidos”, para evitar males mayores, tras el anuncio de los originales Juntos, de Luis Juez y Rodrigo De Loredo, de llevar el posible plagio a la Justicia.
Disimulado el papelón, el peronismo cordobés, terminó de amasar la estocada de fondo contra Juntos por el Cambio, con el cierre de listas.

¿Pero, que quedó del tránsito por el pantano del cierre de listas?
En primer lugar, todo confluye en que quienes ganaron en esta puja son Schiaretti y la senadora nacional Alejandra Vigo. Surge de manera inequívoca, pues los postulantes que impulsaron resultaron confirmados.

Todo empezó con la imposición a Martín Llaryora del vigente cronograma electoral, tanto para la provincia como para la capital provincial y concluyó con la nominación de la radical Prunotto, en la fórmula provincial, y Pretto, en la de la intendencia capitalina. Por caso, la actual intendenta de Estación Juárez Celman y titular del Ente Intermunicipal de Gestión Metropolitana siempre tuvo muy buena relación con Llaryora. Los vínculos crecieron y en el PJ vieron la chance de ampliar la base de su alianza electoral.

En los últimos días, Schiaretti y Vigo, dieron sus okeys para la incorporación de la referente de Radicalismo Auténtico, fundamentalmente por dos motivos: por pertenecer a la UCR (militó durante años en el mestrismo y después tomó distancia) y su oposición frontal y sin tapujos al senador nacional Luis Juez. En suma, música para los oídos del gobernador y el candidato a sucederlo.

La novela de Pretto, en cambio, es densa por donde se la mire y con alcance nacional. Las versiones que dan habitantes de la interna del macrismo provincial es que fue una reacción irreversible al “ninguneo” al que fue sometido en su partido y en la coalición Juntos, muy a pesar de ser el presidente del PRO. El otrora hombre fuerte de La Carlota, armó sus valijas y se sentó en la candidatura a viceintendente de la ciudad Capital, para acompañar a Daniel Passerini. Su pase, provocó desconcierto en la coalición a nivel nacional, con reprimendas a sus referentes cordobeses.
Llamosas, a mitad de camino

El intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, fiel a su estilo componedor, quedó con una mano llena y la otra vacía. No pudo colarse en la fórmula con Llaryora, pero la cúpula del PJ provincial le reconoció su esfuerzo, y lo ungió cabeza de lista en la boleta de legisladores provinciales. El lugar, bien le puede servir al jefe de la Capital Alterna para seguir posicionándose en la exigente liga de referentes provinciales del peronismo. Tendrá por delante, un protagónico destacado en los próximos 45 días de campaña, y si gana HUC, ocupará un rol de relevancia hasta el recambio de autoridades en diciembre. Allí se verá si asume, o termina el mandato local en el 2024 y define su destino entonces.

Dicen en Córdoba que llevará el peso de la campaña en el sur de la provincia. Con base en Río Cuarto, aparentemente tendrá alta responsabilidad en la performance de la coalición en los cuatro departamentos sureños, donde se disputan más de 400 mil votos.
Lo llamativo de la decisión para esa región resultó la nominación de los candidatos a legisladores por el Departamento Río Cuarto, con los nombres de Ricardo Reinoso, intendente de Chaján y la actual legisladora, Milena Rosso, otra vez. Sin desmerecer tales nominaciones, hubo sorpresa, y hasta algunos reproches, en las filas del PJ de Río Cuarto, que rápido llegaron a oídos del propio intendente, pues se trata de dos dirigentes de localidades muy pequeñas, y se esperaba una conformación “con otros nombres de mayor peso”, según manifestaron.

Juntos, nunca tan separados

Juntos por el Cambio volvió a sus peores épocas en Córdoba. Peleas, insultos, amenazas y portazos fueron los ítems destacados en el cierre de listas al interior de la coalición.

El escándalo en la madrugada de la víspera encontró a Pedro Dellarossa, de Marcos Juárez y referente del PRO, y convocado por Luis Juez para encabezar la lista sábana, con renuncia indeclinable minutos antes de entregar la aceptación del cargo. ¿El motivo? Cuando Marcos Carasso, el presidente de la UCR provincial, confirmó que era candidato a vicegobernador y primer legislador provincial, al mismo tiempo. Una doble candidatura que dejaba a Dellarossa en el tercer lugar. “Es una vergüenza, estamos jugando a perdedor”, dicen que dijo y pegó el portazo.

En otro rincón, Rodrigo de Loredo dejó afuera al sector de Ramón Mestre, que fue excluido de la lista sábana. El casi seguro candidato a intendente de Córdoba, vetó sin más a Diego Mestre. Otro tembladeral, de los varios producidos y que seguirán estos días en la UCR y Juntos.

El FDT cree sólo en Córdoba Capital
El Frente de Todos presentó su lista con las nominaciones de Federico Alesandri Gabriela Estévez en la fórmula, y bajo la nueva insignia electoral Creo en Córdoba.

El dato más relevante: ambos candidatos encabezan la boleta de legisladores provinciales, en el mismo orden.
Imaginen ustedes que en el amplio campo nacional y popular de espacios que dan forma a dicho frente, para nada vio con ojos dispuestos a las auto-nominaciones de ambos mencionados.

¿La frase como denominador común? “Otra vez La Campora se queda con lo poco que se puede alcanzar”, se escuchó una y otra vez en las mesas del FDT.

Pero también, se manifestaron enojos en el interior provincial, por caso Río Cuarto, Villa María y otros distritos. Es que los primeros diez lugares de la lista sábana fueron ocupados por referentes de la Capital provincial, y no hubo una sola excepción del interior.
Así las cosas, nuevos cruces se avizoran al interior del kirchnerismo mediterráneo.