Este miércoles se realizará un reconocimiento a la labor de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto en Misiones. Es por los veinte años de viajes con el objetivo de realizar diagnósticos gratuito de brucelosis y tuberculosis en bovinos de pequeños productores de la provincia.
El Vicegobernador de Misiones, Carlos Arce, a través de un comunicado ponderó el trabajo desarrollado a lo largo de estos 20 años de la cátedra de Pasantía a Campo de la carrera Medicina Veterinaria en pos de “impulsar el saneamiento” del “rodeo bovino”, lo cual contribuye al desarrollo “de nuestros productores agropecuarios”.
El beneplácito que se otorgará en unas horas complementa la placa con la cual también este año se agradeció la misma tarea de dos décadas.
Fernando Moyano, uno de los docentes que realiza el viaje junto a estudiantes avanzados de Veterinaria, reseñó que visitan a “pequeños productores a lo largo de toda la provincia” y apreció “la riqueza que tiene esto” para incrementar el bagaje de experiencia de los futuros profesionales, toda vez que laboran en chacras que en general tienen una, dos, cuatro, a lo sumo 20 hectáreas. Apuntó que “la mayoría de los técnicos de allá son graduados de la facultad”.
Por su parte, el estudiante Facundo Palero estimó que el viaje “es clave para la práctica” pues “juntarse con los productores ayuda a conocer su realidad social”.
Las actividades se desarrollan desde Pasantía a Campo, asignatura optativa del tramo final de la carrera de Medicina Veterinaria. Se encuadra en el convenio que tiene la Universidad con las organizaciones de productores, el Instituto de Agricultura Familar de la Nación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y organismos gubernamentales de Misiones.
“En estos veinte años hemos trabajado con más de dos mil productores que tienen una, dos, cinco vacas que no tienen asistencia veterinaria, así que los estudiantes –que durante la semana de práctica viven en la chacra- aprenden de todo”, informó el profesor Enrique Bérgamo.
“Las diferencias son geográficas y también culturales”, expresó su colega Manuel Schneider. Apuntó que la continuidad de la presencia de la UNRC ha permitido cambiar la mirada local hacia los visitantes: “Fueron duros los comienzos; había reservas hacia nosotros, nos veían como citadinos, foráneos, a raíz de malas experiencias con otras instituciones. Ahora, si no visitás algunas zonas se enojan y, si bien vamos a trece lugares distintos, no podemos ir a todos lados”.
También referenció que se brega para lidiar con los prejuicios propios. “Hacemos ocho encuentros preparatorios para que los estudiantes sepan con qué se van a encontrar”, dijo Schneider.
Sobre la tarea precisa en territorio, Schneider explicó que «los futuros veterinarios van junto a un técnico que no conocen a los lugares en los que hacen análisis de tuberculosis y brucelosis en bovinos entre otras actividades. Se manejan en los mismos horarios que los productores agropecuarios, que se levantan a las cinco y cenan al caer el sol”. Y agregó que «socializamos con ellos seis días, hasta el viernes a la noche, adentra al estudiantado universitario en un día a día de “muchísimo trabajo” donde a la mujer le toca el cuidado hogareño y bregar en el campo, claro que ahora con derecho a voz, y en el que los niños van a escuelas de familias agrícolas de un régimen especial atento a su trabajo rural cotidiano.»
Al igual que en la región pampeana, la población del campo decrece al tiempo que aumenta la urbana. Sin embargo, Schneider nota que “lo que querés, te gusta y te hace bien, lo querés para la mayor cantidad de gente posible”. Esto entraña que haya productores que transmiten la pasión por labrar la tierra, ordeñar vacas, fabricar queso y venderlo junto a la leche en ferias francas, para lo cual es preciso un certificado de sanidad animal sobre la base del diagnóstico que los universitarios hacen gratis.
Otro aspecto que señaló Schneider acerca del último viaje es que las grandes producciones madereras y de ganadería “alteran flora y fauna del noreste misionero”. Esto dista de la “conciencia de los pequeños productores, que prefieren la agroecología y cuidan el monte, como le dicen a la selva”.