Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio 

Con el cierre de presentación de la lista de candidatos, la dirigencia política provincial exhibió un escenario que la desnuda a la luz de la ciudadanía cordobesa. Se conocieron las alianzas, los nombres de los candidatos y las conductas de los políticos de una provincia que es observada con interés en todo el arco nacional.

Un común denominador en todos los casos, pero en particular en las alianzas mayoritarias, es el referido al desplante que le han hecho al interior cordobés. Y con ello, la desilusión de una importante estructura de base que no solo fue ignorada, sino que también fue postergada de manera irrespetuosa.

Por caso en el oficialismo, donde la cabeza de la lista uninominal es el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas. El intendente de Río Cuarto no pudo generar una presencia de este distrito en ningún lugar expectable de la lista que encabeza. Y encima, los nombres de los representantes de este departamento corresponden a dirigentes de distritos con escasa representación poblacional.

Y si analizamos la lista departamental, el principal candidato es de Chaján y su compañera de lista, de Suco. Entre las dos comunidades, no suman 3.000 habitantes. ¿ Y la capital alterna de la provincia y la nación?. ¿ Y su dirigencia y militancia?.

Por el lado del principal partido opositor, el panorama es muy similar. Aunque la doble postulación inicial del candidato a Vicegobernador fue un hecho patético y vergonzoso. Es increíble que el Presidente de la UCR, el kinesiólogo Marcos Carasso, protagonice una acción de tan bajo vuelo político. Es verdad que nunca lo tuvo, pero que su performance merece repudio no hay dudas.

Dándole continuidad a la representación que tiene el segundo distrito mas importante de la provincia, tampoco logró en su conformación una representación con expectativas genuinas de tener una presencia legislativa con peso político. Incluso el cierre de estas listas de candidatos, provocó situaciones tan groseras que la ruptura entre dirigentes y espacios internos, hacen sospechar sobre la continuidad homogénea de este frente electoral que en su recorrido previo se mostraba con una unidad sólida y sin fisuras.

El partido del gobierno nacional, no tuvo sorpresas. Siguió concentrando en su dirigencia de la capital provincial todo su armado. Creo en Córdoba de Todos, como se presentó este frente, sigue alejado de todo lo que confluye en una construcción de representación territorial seria.

Si bien es cierto que esta provincia no acompaña con su apoyo electoral el proyecto nacional, su dirigencia sigue abonando con sus decisiones un escenario de distancia política que para nada contribuye a modificar esa realidad. Ahora resta observar los movimientos de campaña, que se está iniciando con lanzamientos diversos y con los candidatos que acomodan discursos en el marco de lo que dejó este armado político posible. Los cruzamientos de candidaturas fueron la vedette de estos armados.

Los intereses personales y sectoriales arrasaron con las pertenencias políticas e ideológicas. Los discursos se acomodan, las explicaciones y teorías abundan. Lo que no se encuentra es una síntesis que contenga las necesidades de los ciudadanos de a pie, que los represente de manera genuina y escuche sus demandas.