Por Flavio E. Buchieri. Dr. en Economía. Profesor, investigador y consultor. Director Ejecutivo de El Club de Negocios. www.flaviobuchieri.com

No sólo el oficialismo atraviesa una profunda crisis interna que, en su caso, parece amenazar la propia continuidad de dicho espacio -tal como lo conocemos hasta ahora- al frente del gobierno. Es seguro que una ruptura implicaría una dinámica caótica que “se llevaría puesto” al Presidente y sus socios, en particular, la Vice-presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Y, con ello, la anulación del 2023 como segunda oportunidad al frente del Ejecutivo Nacional. La unión también surge del espanto por el futuro. Lo opuesto puede servir a algunos, más no a todos.

En la oposición reina también un cuadro crítico que, según muchos, amenaza la unión de dicho espacio, aunque esto no tiene implicancias en la administración del país, más sí en el proceso de creación de las leyes, entre otros aspectos. Pero, de nuevo, todo se predispone, como en el oficialismo, de cara a las elecciones del año que viene. Es increíble que, ante la difícil situación económica que atraviesa el país, la clase política esté pensando en su futuro electoral. Pero este juego es así: hoy estamos; mañana, no sé!!!. “Siglo XX cambalache, problemático y febril!!!” dice la letra escrita por Enrique Santos Discépolo y magníficamente interpretada por Julio Sosa. Y esto es el fiel reflejo del país también hoy!!!

Javier Milei es, sin dudas, el fenómeno mediático del momento. Disputado por algunos, atacado por otros, y cercenado por terceros, lo cierto es que, en el marco de lo que antes expusimos, Milei se presenta como la cara de lo que “necesita el país” si se mira, en particular, sus seguidores: jóvenes acomodados (hoy, la mayoría) que, por educación y expectativas, miran al futuro con valores distintos a los que manifiesta el resto de la sociedad. Aunque segmentos importantes de la clase media-alta no reniega de tales puntos de vista. Pero sí se debe ser consciente que, las máximas de Milei, son más expresiones de deseo que propuestas posibles de ser instrumentadas. Nada puede cambiar de la noche a la mañana. A menos que haya una brutal crisis política e institucional. Esto es lo que todos quieren evitar. ¿Milei también?

Su aparición en los medios y en los sondeos de opinión que se están llevando a cabo no son ajenos a la oposición, que ya cree “oler sangre” en el oficialismo porque, con este ritmo inflacionario en marcha (que permite hablar ya casi de tres dígitos para todo el año) y el impacto que esto podría tener sobre la actividad económica, este tiene -hoy- grandes chances de ser desplazado del poder el año que viene. Y ya hay muchos que se “sienten presidentes” antes que el veredicto de las urnas se concrete así como las jugadas dentro de los respectivos espacios alumbre posibilidades concretas. Pero siempre es bueno despejar el camino y aventar eventuales competidores!!!

Más allá de estas especulaciones, lo cierto es que el fenómeno Milei se ha convertido en un dólar de cabeza para Juntos por el Cambio. Es que su irrupción en el mercado electoral implica “comerle” votos al segundo espacio político del país; por eso es un factor que “divide las aguas” en el mismo y plantea interrogantes sobre el futuro de la coalición como de su potencial incorporación a la misma. Todo en el marco de si su llegada permite contener los votos que hoy capta (para ganar las elecciones próximas) como para determinar quién va a encabezar la fórmula por dicho espacio. En la semana que pasó, juntos por el Cambio “dio por cerrado” la posibilidad que Milei ingrese al mismo, aunque no puede descartarse que, a futuro, dirigentes como Patricia Bulrich y hasta el propio expresidente, Mauricio Macri, vuelvan a la carga con su incorporación.

Milei es una amenaza a los puntos de vista del radicalismo y la coalición cívica porque implica destronar muchos de sus valores y puntos de vista que tienen raigambre en la social-democracia europea (o la izquierda liberal americana). Sin embargo, el candidato debe reforzar su imagen porque pierde credibilidad por su propia personalidad, aunque no es tonto y está bien asesorado. Sabe que instalar mediáticamente su candidatura exige correrse del extremo en el que está para pasar al centro del espectro, para conquistar así mayor adhesión. De ahí que usted, estimado lector, lo haya ya visto con modales más moderados, casi no grita (salvo en los actos de su espacio) y ha acomodado su estrafalario peinado. Hasta casi parece un estudiante secundario de los años ´60 o ´70 (bien podría actuar en alguna película de Sandrini, si el gran Luis viviera).

La oposición, creo, está asustada con Milei. Pero tiene reaseguros: se necesita mucho dinero para lanzar una candidatura a nivel presidencial (algunos expertos en la temática hablan de más de $ 1.000 millones para ser efectiva) y la pregunta es, ¿quién pondrá tales recursos, en un país con semejantes problemas económicos? Por otro lado, ¿qué estructura le servirá para proyectarse a nivel nacional y, sobre todo, quién fiscalizará las elecciones en cuestión? Al fin y al cabo, Macri se apoyó en el radicalismo, precisamente, por tener dicho partido una proyección potencial para efectivizar su candidatura a nivel país.

Pero, lo que es malo para algunos es bueno para otros. Un eventual conflicto en la oposición como también una posible división en dos espacios (una, de centro izquierda, con los radicales y la coalición cívica, y otra, de centro derecha, con Macri, Bullrich y Milei, si lo incorporan) viabilizaría las chances de que el oficialismo recupere lo que hoy parece algo imposible: competitividad electoral. De allí las ansias que despierta el propio Presidente Alberto Fernández en su tropa, como la misma vice-presidenta, quien parece sugerir que podría encabezar ella misma una fórmula o nominar a un “nuevo Alberto Fernández” para cabeza de lista. Todo es posible. Todo depende de lo que cada uno haga. Como de lo que ocurra en el país.

¿Una “golondrina hace verano”? No lo sabemos. Tampoco a quién puede beneficiar!!!.