Por Fidel Ontivero.

Un año y cinco meses duró el amor. Un romance atípico lleno de expresiones salvajes y romanticismo desencontrado entre un Presidente anómalo y una dirigencia política en shock, apabullada.
Quien podĂ­a imaginarse un presidente sin gobernadores propios, sin intendentes, sin poder territorial. Un gobierno con un minĂşsculo apoyo legislativo, solo 38 diputados y 7 senadores nacionales. Un experimento antinatural.

Milei nunca invirtió más tiempo en el diseño de su estructura política provincia por provincia que lo que dura un café caliente en un pocillo. Durante 2023, en medio de la campaña, lo descolocaron los tres primeros resultados de las elecciones provinciales desdobladas y decidió levantar candidaturas y respaldos políticos que, entendía, le daban aroma a derrota a su aventura presidencial.

Meses más tarde, con los hechos consumados, el ingreso de aquel personaje extravagante a la Casa Rosada, reacomodó la arquitectura política nacional. Fue entonces que, ante semejante sacudón al sistema de partidos, los hombres y mujeres de la política tradicional con escaños parlamentarios tomaron los caminos más sencillos. Los no kirchneristas se alinearon al gobierno y los kirchneristas (aún con diferentes visiones) se plantaron en contra del nuevo orden.

Bajo esos dos paraguas homogeneizantes, aun en una amplia diversidad, se transitó el primer año y un poco más de Milei en su vínculo con la política territorial y el Congreso. Pero todo un día cambió.

Resultó que, el armado de listas para una disputa menor por la renovación de la Legislatura Porteña, despertó los espíritus de la política tradicional de partidos. La senadora que, con acuerdo del oficialismo, había resultado presidenta de la comisión de Acuerdos, repentinamente formaba parte de una lista opositora. La diputada que, con mucho conocimiento de la praxis legislativa, había guiado como el Lazarillo de Tormes al oficialismo en la cámara baja, ahora era la cabeza de lista del PRO enfrentando a LLA.

Esa senadora es Guadalupe Tagliaferri y fue uno de los 51 votos en contra del pliego Ariel Lijo, propuesto juez de la Corte Suprema, cuyo rechazo aplastante pasará a letra de libro de historia. La diputada señalada es Silvia Lospennato, quien no votó inmediatamente en contra del gobierno, pero dejará de ser la espada legislativa que blandió los debate durante el año pasado a favor de las políticas de Milei.

Ese comportamiento de cabildeo también tuvo su correlato durante todo 2024 entre los gobernadores con el gobierno central. Pero también allí llegó el desamor, cuando los diputados cordobeses, que telefonean siempre al Panal (Casa de Gobierno de Córdoba) antes de emitir un ticket aéreo a Buenos Aires, llamativamente dieron quórum en la sesión que se presentaba adversa a Milei dado que se votarían interpelaciones a funcionarios y creación de una comisión investigadora por el escándalo $Libra. Mismo proceder adoptaron los cuatro diputados de Catamarca que responden al gobernador Raúl Jalil quien nunca cortó el diálogo con la Casa Rosada.

Estos desencuentros fueron en consonancia con una sucesión de episodios desafortunados del Ejecutivo desde aquel discurso de Javier Milei en el Foro de Davos hasta el memorable tuit de “difusión” de la cipto $Libra el 14 de febrero, día de los enamorados. Luego el gobierno definió un nuevo acuerdo con el FMI, tema que siempre parte aguas en la política argentina, y lo hizo de la peor forma sin explicar los papeles de negociación sobre la mesa. Este revoltijo de torpezas parece no tener fin y acumula por estos días un viaje sin foto a EE.UU. absolutamente improductivo, más una visita al Presidente Santiago Peña de Paraguay donde se lo vio errático y debió cancelar una conferencia de prensa.

La política parece despertar luego de un largo letargo. La actividad política, descubre Milei, no es para ángeles y no tiene contemplaciones para con aquellos que la denostan y la maltratan. La imagen del presidente empieza a caer en las encuestas y los armados de listas, por lo general, traen desencuentros y distanciamientos. ¿Será un principio de revelación?