Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio

Hay que reconocerle a este gobierno nacional que siempre dijo la verdad, que venia a ajustar y achicar el estado. Nunca disimuló sus intenciones y objetivos. Que Javier Milei es un presidente coherente con sus incoherencias, y que no para de agredir a todos los sectores sociales y productivos con la misma saña. Lo único que lo distingue es que siempre lo anunció y pronunció ante todos los auditorios, a los gritos y con orgullo. Y dos tercios de la población lo aplaudieron y premiaron con el voto.

Duele ver las agresiones a los jubilados, el hambre de los más desprotegidos que son los pibes y el tremendo daño a las pymes, comercios y emprendimientos cooperativos. Arrasan con sus derechos, con sus necesidades y el maltrato es el común denominador con todos ellos. La violencia es la respuesta que acompaña las decisiones.

El objetivo es muy claro y evidente, ser fuertes con los mas débiles, y sumisos con el poder económico y financiero. Vinieron a eso, lo anunciaron y lo están cumpliendo. Increíble que la sociedad haya avalado este despropósito, un desquicio político institucional, que incluso puede llevarnos a escenarios aun mas complejos.

Sin embargo, todos los estudios sociológicos indican que todavía en la actualidad este gobierno goza del apoyo de la mitad de la población, es decir, las víctimas apoyan a su victimario. Un fenómeno que merece un análisis profundo y exhaustivo. Porque mientras esto se sostenga en el tiempo, el proceso en marcha seguirá su norte destructivo. ¿No hay reacción o en realidad es un reflejo del hartazgo de la sociedad con el sistema político en su conjunto?

Es importante señalar que la dirigencia institucional y política dejan mucho que desear. Que mayoritariamente ya no son representativos de los intereses de sus electores. Diputados y senadores que cambian de parecer como de medias, que votan en contra de lo que antes apoyaron, sin medias tintas y sin vergüenza alguna. Y dirigencia política que mira mas las encuestas que los problemas de sus pares, son la otra cara de la moneda.

Siglo XXl cambalache, sigue tan vigente ahora como cuando nos describió su autor hace más de medio siglo. Ni Enrique Santos Discépolo se imaginó este escenario de vergüenza y barbarie descontrolada. Mienten con descaro en todos los ámbitos. Violan las leyes, censuran medios y periodistas, negocian con lo que no tiene repuesto: la salud y la vida de todos.

Destacamos que la podredumbre es el fenómeno, que los medios masivos y los comunicadores entretenedores le perdieron el respeto a la profesión, al compromiso con la verdad y renunciaron al derecho de preguntar y repreguntar. Asquean con sus falsos informes, sus parodias patéticas y el aporte a la confusión generalizada de una sociedad que entiende que se equivocó en su gran mayoría, pero disimula ese error con su actitud pasiva ante todo tipo de atropello a sus derechos.

Son todos responsables de esta realidad. Todos. La dirigencia política actual y la anterior. Los medios que sembraron el odio y aportaron para la construcción de una grieta que nos trajo hasta acá. Los dirigentes sociales que se corrompieron y los sindicalistas que transaron. Todos son responsables de esta confusión generalizada en la que terminaron todos embarrados con el mismo lodo.

Foto Gentileza: Tomás Cuesta

Duele ver la agresión a los jubilados. Duelen las familias durmiendo en la calle o los pibes revolviendo la basura. Duele ver a los enfermos no pudiendo atender sus tratamientos por la falta o los precios de los medicamentos. Duele el hambre y el desfinanciamiento de la salud y la educación pública. Duele el país de estos días.

Nuestros ciclos de evolución e involución son una constante. Y tienen responsables en todos los ámbitos. Es evidente que esto debe culminar con una crisis social que seguramente traerá dolor y angustia. Mientras tanto hay quienes nos ofrecen pan y circo, padecimiento para los mas desprotegidos y abundantes ganancias para el mercado.

Recordar sobre el final que no hubo engaños, este gobierno anunció que rumbo tomaría y como lo haría. Y la gente lo apoyó. Esa misma gente será la responsable de la continuidad o el fin de este proceso. Nada se puede ni se debe esperar de la dirigencia cómplice y corrupta que convive con este escenario de vergüenza político institucional.