La creciente resistencia de las malezas a los herbicidas está generando un verdadero dolor de cabeza para los productores agropecuarios. En este contexto, la técnica del «doble golpe» surge como una solución efectiva para controlar especies difíciles y evitar la propagación de semillas que comprometan futuras campañas.

¿En qué consiste el doble golpe?
El método implica la aplicación secuencial de dos tratamientos: primero, un herbicida sistémico para debilitar la maleza, y luego, un herbicida de contacto o una alternativa mecánica para eliminar los restos sobrevivientes. Este enfoque no solo mejora la eficiencia del control, sino que también ayuda a retrasar la evolución de la resistencia a los herbicidas más utilizados, como el glifosato.

Beneficios clave de la técnica

  • Reduce la cantidad de semillas viables en el suelo, limitando futuras infestaciones.
  • Controla malezas resistentes y avanzadas en su ciclo, mejorando el manejo del lote previo a la siembra.
  • Disminuye la presión de selección sobre los herbicidas más utilizados, prolongando su efectividad en el tiempo.
  • Puede combinarse con métodos físicos, como el corte mecánico, para reforzar su impacto.

Un método probado en el campo
Estudios demostraron que el uso sistemático del doble golpe en malezas como la rama negra (Conyza spp.) o el raigrás anual (Lolium multiflorum) mejora significativamente el control y reduce el riesgo de resistencia. Además, en ensayos realizados durante 30 años, la alternancia de glifosato con paraquat disminuyó casi a cero la probabilidad de resistencia en lotes con alta presencia de malezas problemáticas.

Claves para un doble golpe exitoso 

  • Aplicar primero el herbicida sistémico, asegurando su absorción y traslocación en la planta.
  • Respetar un intervalo de 4 a 10 días antes del segundo tratamiento, dependiendo de la maleza y el ambiente.
  • Evitar el estrés en las plantas (sequía, frío extremo, enfermedades) antes del primer tratamiento para mejorar su efectividad.
  • No convertir la técnica en una práctica rutinaria, sino utilizarla estratégicamente en lotes con infestaciones severas.
  • Más que un control: una inversión a futuro
    Si bien el doble golpe implica un costo adicional en comparación con un tratamiento único, su correcta implementación puede ahorrar pérdidas por malezas difíciles de erradicar. Además, al reducir la dependencia de un solo tipo de herbicida, ayuda a preservar herramientas clave para el manejo agronómico a largo plazo.
  • La resistencia de malezas es una problemática en aumento, pero estrategias como el doble golpe permiten seguir produciendo de manera eficiente y sostenible. El éxito está en aplicar el conocimiento en el momento justo.

Fuente: TodoAgro.com