Por Prof. Rosa Cattana. Agrupación «Arrugas Más, Arrugas Menos»
Siempre tuve en claro que jubilarse implica un cambio de etapa, pero no el fin de una vida activa. Por ello me resulta tan estigmatizante la expresión “clase pasiva”. Jubilarse trae consigo la necesidad de generar nuevos proyectos vitales, tanto proyectos que implican una actividad y un crecimiento individual como proyectos colectivos que nos permitan seguir sintiéndonos útiles socialmente.
Como jubilada decidí que dentro de mis proyectos de vida estaba el dedicarme a las artes visuales, y por ello aprendí fotografía y aprendí bordado sobre fotografía entre otras técnicas.
Por otro lado, a muchos nos sucede que al jubilarnos nos quedamos un poco “huérfanos” de espacios de pertenencia, de espacios de debate, de colectivos de lucha, y se nos hace necesario buscar o generar nuevos espacios. Y así fue como me encontré con otras mujeres de mi edad que nos sucedía lo mismo y creamos “arrugas más, arrugas menos” que como ya he comentado en este espacio es una agrupación feminista de mujeres mayores. Porque teníamos tiempo para hacerlo, necesidad de que se visibilice la estigmatización y los derechos vulnerados de las mujeres mayores.
Fue durante la pandemia que empecé a pensar como vincular la militancia feminista con la producción artística. Como utilizar el arte para comunicar el discurso que como feministas y como viejas decimos en palabras. Y esto es lo que se llama “artivismo” una hibridación entre arte y activismo.

«Fotografía bordada perteneciente a la serie «invisible». Autora: Rosa Cattana
El gran artista León Ferrari decía que “lo único que esperaba del arte es que le permitiera decir lo que pensaba con la mayor claridad posible”. Mediante sus obras, León denunció los abusos de poder y la intolerancia de la sociedad con mucha claridad. Este tipo de arte, arte con compromiso social y político, arte que expresa ideología, arte que denuncia, es lo que siempre me gustó como espectadora y es lo que ahora trato de hacer como artista. Mediante fotografía intervenida con bordado trato de decir lo que pienso sobre situaciones por las que atravesamos las mujeres.
Y lo que pienso es que se ha avanzado mucho en relación a los derechos de las mujeres si comparamos por ejemplo con la que sucedía en mi juventud. Actualmente la sociedad es mucho más inclusiva con las mujeres, lo que permite que ocupemos espacios que eran impensados hace 40 o 50 años atrás. Esta aseveración es real siempre que se trate de mujeres jóvenes, blancas, delgadas, heterosexuales, sin ninguna discapacidad. Si alguno de estos requisitos no se cumple, las mujeres somos discriminadas y estigmatizadas doblemente, por mujeres y por viejas, o por negras, o por gordas, o por lesbianas, o por discapacitadas. Y la manera más cruel de excluirnos o discriminarnos es invisibilizándonos, negando nuestra existencia. Por ejemplo, cada vez que a las viejas (por definición mujeres mayores de 60 años) nos dicen: “vos no sos vieja”, “vos todavía sos joven”, “vos sos juvenil”, “representás menos años” en lugar de decir que es una vieja activa, alegre, con proyectos; se está negando la vejez, se invisibiliza a esa o esas viejas. Y lo que no se nombra no existe.
Considerando esto, el año pasado hice la serie “viejas lindas” que fue expuesta en dos salas diferentes y se ha difundido en redes e incluso en algunas notas de este medio. En estas obras, las modelos son compañeras de “arrugas más, arrugas menos” que posaron sin ropas para poner en evidencia las marcas que el tiempo va dejando sobre nuestros cuerpos y que al patriarcado se le ocurre que son feas, que las arrugas, las grietas, la flaccidez son imperfecciones que deben ser modificadas con las herramientas que el capitalismo nos ofrece prometiéndonos la eterna juventud. Como viejas feministas nos revelamos ante ese concepto construido culturalmente y luchamos por deconstruir ese concepto cultural. Y eso es lo que muestro en esas fotografías de las compañeras a las que edité en blanco y negro con un fondo negro que representa el espacio oscuro, sombrío que la sociedad nos asigna, pero ese espacio lo bordé con violeta y plateado que son los colores del feminismo y de la vejez, representando la transformación que tratamos de hacer.
Anoche en el Espacio Cultural Tintorería Japonesa, se inauguró “Invisible” que es mi segundo trabajo de fotografía bordada sobre invisibilización y discriminación hacia colectivos de mujeres. En este caso, se refiere a mujeres afrodescendientes que migraron desde sus países caribeños en busca de un mejor pasar, y eligieron la Argentina y eligieron Río Cuarto, como país y como ciudad donde desarrollar sus proyectos de vida. Pero este es un país donde desde Sarmiento y Mitre en adelante siempre nos dijeron (o siempre decimos) que “en este país no hay negros”, “acá somos todos descendientes de españoles”, “descendimos de los barcos”, lo que configura una negación y una invisibilización tanto de descendientes de pueblos originarios como de afrodescendientes ya sean estos migrantes o descendientes de esclavos.
Hablamos de la invisibilización y discriminación de mujeres afrolatinas, porque en relación a les migrantes afrolatinoamericanos y afrocaribeños, el flujo migratorio es fundamentalmente femenino. Pero además son doblemente discriminadas: por mujeres y por negras.
En esta serie de mi autoría que se inauguró anoche, la modelo se llama Viviana y hace 20 años llegó a Argentina desde su República Dominicana natal con su fuerza de trabajo como único capital y muchas ilusiones sobre lo que sería su nueva vida.
El 25 de julio es el día internacional de la mujer afrolatinoamericana, afrocaribeña y de la diáspora y con esta muestra pretendo a través de las fotografías de Viviana, reconocer y homenajear a todas las mujeres invisibles afrolatinas que habitan esta ciudad. Homenajearlas es también reconocer el racismo y sus consecuencias en la vida de las mujeres.
Y como soy “artivista” no puedo menos que invitarles a que pasen por la Tintorería Japonesa (Constitución 947) a ver la muestra y también les invito a reflexionar sobre el racismo y sus consecuencias. Durante la mayor parte de nuestra historia, la categoría de “humano” no ha abarcado a los negros ni a las personas de color. Su abstracción se ha coloreado de blanco y de género masculino.
“Invisible” estará expuesta en la Tintorería Japonesa hasta el 9 de agosto y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 12 y de martes a sábado de 17 a 20.30 hs