Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio

Los precandidatos a intendente de Rio Cuarto encuentran un escenario donde la realidad les impone la necesidad de encontrar una síntesis que resuma un proyecto político que genere alguna expectativa en el electorado mas hostil de la provincia. Y hacia allí se encaminan las diferentes expresiones.

La oposición cuenta con instrumentos claros y contundentes, aunque siempre con expectativas de escenarios que podrían generar sorpresas de último momento. El radicalismo definió con anterioridad y en una interna abierta, la figura central del proceso que se avecina. Y Gonzalo Parodi es la figura ungida en las urnas. Eso representa un encolumnamiento de su dirigencia?, es evidente que no.

Y allí entonces nos encontramos con un sector importante de esa estructura que pendula en diferentes escenarios. La postura de Gabriel Abrile y su grupo de trabajo, el gran derrotado de esa elección interna, genera dudas. Abrile amaga con protagonizar la política desconociendo el resultado de la interna. Y esos amagues, generan incertidumbre.

Los tiempos apremian las decisiones, y como todo puede modificarse en minutos, aventurar acciones, acuerdos o alianzas, sería poco responsable de nuestra parte. Lo natural es que el radicalismo se presente unido, consolidado y con un proyecto de gobierno sólido. Encabezados por Parodi y acompañado por el resto de la estructura partidaria.

Seguramente ese espacio además esta proyectando un acuerdo con otras fuerzas. El juecismo acompaña esa candidatura. Seguramente el Pro también se sume a ese frente electoral. Quizá por estas horas otros espacios analicen su futuro y empiecen a visualizar una opción competitiva y con serias chances de ganar los comicios de junio en esta propuesta de oposición. Hasta aquí, la más seria y responsable a la hora de desarrollar su campaña.

El armado de otros espacios opositores, tiene en el espacio desarrollista a Pablo Carrizo, un joven dirigente que mantiene en su persona un acompañamiento electoral sólido y que puede seguir creciendo con expectativas. En todas las encuestas responsables, Carrizo aparece como un protagonista competitivo, con una base electoral sólida y con un techo que puede permitirle aspirar a realizar una excelente elección. Sin aparato, sin financiamiento oficial y con una posición política inalterable.

El oficialismo es la gran incógnita. Tiene más candidatos en su interna que Secretarías en su gestión. Esta claro que el conocido esquema liderado por Juan Manuel Llamosas se desintegró, que su liderazgo político esta debilitado y que a pesar de haber llevado adelante una muy buena gestión municipal, no consolidó un liderazgo imprescindible que lo ubique en el escenario central de este armado político con miras a los comicios de Junio.

La principal debilidad del intendente se centra en que su entorno más íntimo, es el que más cuestionamientos le ha planteado. Y si bien por estas horas se están acomodando posiciones en torno al candidato del oficialismo, Guillermo De Rivas, ese encolumnamiento se referencia más en la presencia y liderazgo del gobernador provincial, Martin Llaryora, que en la síntesis que puede representar el propio Llamosas.

Un párrafo aparte merece la posición política de Adriana Nazario y su proyecto. Se muestra crítica de la gestión municipal y forma parte del gabinete municipal y su espacio además, tiene representación en el bloque oficialista de concejales. Entre los argumentos que esgrimen sus armadores y voceros (llamativamente ella no se expresa), destacan la falta de convocatoria y diálogo. Y referencian que esa convocatoria debería sentarse en las bases de reconocer en Nazario a la próxima candidata a Intendente. Es decir, el diálogo debería estar condicionado a esa imposición. Un despropósito y una provocación que es difícil de aceptar, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno municipal cuenta con niveles de aprobación muy altos.

Entendemos que la síntesis la podríamos plantear así: Adriana Nazario dialoga si primero la designan candidata a intendente del oficialismo. Es muy difícil plantear un diálogo con esas condiciones, para cualquier estructura de gobierno. Y si no se acepta esta imposición de Nazario, ella plantea romper el oficialismo y presentarse como candidata de un frente electoral.

Solo a modo de reflexión muy respetuosa, uno se pregunta en voz alta. ¿Jose Manuel De la Sota aceptó alguna vez un condicionamiento de estas características a lo largo de su exitosa carrera política?. La respuesta es obvia, De La Sota siempre priorizó los proyectos políticos y acompaño cada proceso haciendo aportes con generosidad, responsabilidad y respeto. Aún a costa de pensar diferente.

Falta muy poco para que se conozcan los acuerdos y las alianzas. Es cuestión de horas. Y con esos datos sobre la mesa, se inicia un proceso electoral que definirá el futuro de los riocuartenses por los próximos cuatro años.