Por Hugo Busso, Filósofo, oriundo de Río Cuarto, reside actualmente en Francia. Profesor de Ecole Polytechnique. Autor de Critica a la modernidad eurocentrada, EAE, 2011. 

Comentarios a la primera entrevista, realizada el 23 de junio 2021.

Hay algo que me pasa, como a muchos…. Hay algo que deseo saber, hay algo que deseo que ocurra en América Latina, pero no lo puedo expresar bien y claro. Creo, sin embargo, que el presente en Chile y Colombia me dan pistas para indagar “eso” que siento, pienso y proyecto para el futuro próximo de América latina desde el presente. Se mezcla la ansiedad, el miedo y la esperanza como alimento de la reflexión. Siento las resonancia corporales, afectivas y emotivas al sentir mi vida, al escuchar al vecino, al leer noticias. Quiero saber qué hacer con lo que me pasa, pero estoy un poco perdido, no encuentro brújulas ni indicaciones claras, tampoco sé si me vacunaré o no contra el COVID-19.

Al escuchar y ver las tres intervenciones, la de la profesora de filosofía chilena Lorena Souyris, la filósofa franco-colombiana Angélica Montes Montoya y del filósofo colombiano Carlos Rengifo en el reportaje, fui formulándome preguntas en consonancia con lo que me aparecía como duda, curiosidad, entusiasmo y desafío. Me preguntaba, en medio del relato y de las argumentaciones de cada uno de los tres filósofos que, si la violencia suplanta a la política, entonces ¿de qué es de lo que no quieren hablar en Colombia los sectores hegemónicos de la política y la economía? Me decía un psiquiatra y psicoanalista amigo, que lo que se calla se encalla, aparece luego como síntoma. En relación con las protestas en Chile y en Colombia, me preguntaba cuando estaba escuchando a Carlos y a Lorena, ¿son síntomas de qué? ¿Qué es lo sintomático? ¿Hay nuevas identidades o sujetos políticos que salen con violencia a demandar y exigir nuevos derechos, que reclaman su parte en la distribución de recursos, poder, prestigio? Cuando pienso un problema o situación difícil, ensayo pensar el qué hacer para solucionarlo. Por esto emergía esta pregunta que me interpelaba tratando de pensar alternativas: ¿Hay instituciones que facilitan tratar los desacuerdos y las diferencias?, ¿o solo la violencia decide el curso de los acontecimientos? No me dejé acorralar por la angustia pensando que, si el Estado no puede dar respuestas dentro del orden Neoliberal, tal vez sea porque que es el desorden del presente. Pensé también que la protesta demanda reconocimiento de esa voz que clama y reclama ser tratados como iguales, como ciudadanos… ¿Cuán cerca de la verdad / media verdad / error esta esta afirmación?

Me hubiese gustado estar caminando en un bosque o estar sentados en un bar tomando un café y filosofando con los tres. Como si la caminata en bosque se hubiese dado, me visualicé diciéndoles que es el momento de la política, y por lo que se ve, el Estado responde con violencia en muchos países. Las instituciones enmudecen ante tanto descontrol, y se empieza a fraguar algo inesperado…. Los ciudadanos responden con estallidos que generan caos, ¿forzando deliberadamente un nuevo orden? Muchos apuestan al dialogo sabiendo de los disensos en la crisis y los desacuerdos son necesarios en toda negociación e interacción política. La política es tratar el descuerdo diciendo: “¡no matarás!, ¡aun estando en desacuerdo!” Hay que celebrar el disenso, hay que promover lo político para evitar la muerte. Si esto es así éticamente, ¿Quiénes celebran en Chile y Colombia?, ¿Qué celebran?, ¿dónde y cuándo?, ¿por qué y para qué? ¿Qué podemos esperar, que hay de nuevo en estas protestas y que se dice en vistas al futuro próximo?, ¿Qué recambio institucional es necesario para procesar las demandas y reclamos populares?

Preguntas abiertas que demandan libros y coloquios de especialistas, muy probablemente. Ensayemos tan solo hacer resonar algunas palabras utilizadas que se repiten como “lo presente”, para poder escucharlas y ver que dicen. Como indicios de ayuda para articular además de preguntas, algún ensayo de respuesta al menos provisoria, o una pista para pensar sobre las protestas en Chile y Colombia.

Chile, o lo nuevo que emerge con expectativas, entusiasmo e incertidumbre

El Demos (pueblo) muestra su Kratein (poder, Kratos, gobernar) revelándose contra el autoritarismo, que niega el reconocimiento a quien no da lugar en la vida de la Polis (la comunidad, el país, la nación). Las sociedades van tomando la voz de los sin voz, clamando ser reconocidos como iguales sin renunciar a la libertad de expresar y decir “eso”, lo que no se quiere aceptar ni asumir. Ese pronombre neutro, ‘lo’, de “lo que se quiere evitar”, es de lo que estamos hablando, es lo que se desea circunscribir para nominar, para verbalizar y poder dialogar. Poder pasar a imagen sus contornos, sus dimensiones, sus resonancias, sus impactos corporales que nos afectan en las tendencias que enmarcan nuestras decisiones, preferencias y expectativas que crean nuestras emociones y sentimientos

En Chile se rompen los ojos, se agrede a la mirada disparando balas brutalmente a los que protestan por los 30 pesos de aumento del boleto de transporte y por los 30 años de la salida de Pinochet que dejo su constitución como la espina en el zapato… Treinta, 10 veces el triunvirato, la trinidad infantería-aire-marina. La trilogía ejercito-iglesia-capital, 10, la década repetida tres veces hace 30, fin de ciclo, como un recomienzo de la revolución celeste. Rebelión de los astros que vuelven a pedir lugar en cielo estelar… El pueblo chileno, “el populacho”, el Demos ¿queda ciego como Edipo al descubrir una verdad?… El “padre” ya no tiene autoridad, fue perdida por su enfermedad autoritaria. La raíz es ‘aug’, aumentar, Augusto, agosto, autoridad, autoritarismo, autorizar, inaugurar. Aug, es lo que propicia el crecimiento, el desarrollo de la vida que se muestra en ciclos. Todo parece indicar que la gente quiere autoridad que permita crecer, pero rechaza el autoritarismo de los herederos de Pinochet que custodian que los privilegios y los privilegiados no cambien. Las votaciones han producido un acontecimiento histórico, rebalsando los cortafuegos y diques previsto para detener la inundación democrática, inevitable. Así también el incendio reparador y destructivo a la vez en las calles de Santiago (y Medellín…, los virus atraviesan fronteras… se ponen en “primera línea”)

Algo se desvela en Chile con la rebelión, las últimas elecciones para cambiar la constitución dicen manifiestan el estado de los consensos reales y efectivos. Develar rebelar, revolución palabras claves de la situación en el país de Pablo Neruda. Del indoeuropeoVel: develar, revelar, rebelión, revolución…, volver al comienzo del ciclo celeste, del ciclo estelar o las revoluciones celestes. Las estrellas se muestran en el cielo con sus ciclos. El ciclo, como proceso de orden de transformación, se completa en su despliegue de lo que emerge, lo que crece, lo que llega a su apogeo y decae… y se completa una revolución. Todo comienza de nuevo porque el ciclo ha concluido, para recomenzar. La vida se devela en los ciclos cumplidos entre nacimiento y muerte. El pensamiento lineal del progreso moderno tiene sus limitaciones para pensar los ciclos de la vida espiralada, hologramática y fractal. La flecha del tiempo da saltos hacia lo imprevisto, y muestra a veces una nueva idea, integrando ideales mudos que cobran voz en la protesta. Se dice lo que no podía ser dicho ni deseaba ser escuchado en la demanda, como espacio propio de lo político, de la manifestación concreta del desacuerdo. Esta, la protesta, es mal asumida por la política “policial”, que exige guardar calma, volver al lugar propio, ser obediente, no hacer ruido y circular, no detenerse en el lugar del hecho. Escena donde los policías van diciendo “circulen, circulen, no hay nada que mirar, ¡ni opinar!”. Pero Chile y Colombia ya no callan, gritan, gruñen, vociferan “eso” que no quiere ser escuchado por “los hombres de negro”, los expertos del FMI y las grandes transnacionales, que digitan el destino del mundo al cuidar los dividendos de la junta de accionistas, de ese 1% que ensaya callar, hacer circular y dejar de ver lo que no se debe ver al 99%.

Saber escuchar, estar atentos a lo que manifiesta el Demos (el pueblo), es la clave. La capacidad de escuchar es la condición previa para quien se proponga hegemonizar un proceso de cambio. Luego entender y proponer alternativas son etapas posibles, pero no consecuencias necesarias. Pensar, escuchar, ver y tener idea donde queremos ir, tener idea de qué hacer.Weid, del indeoeuropeo, pasa al griego Eidos, eidolon, idea, imagen ideal de un objeto, forma visible, apariencia, “yo vi”. En Platón son imágenes abstractas, del espíritu (reflexiones, imaginación, ensoñaciones, sueños). En latín, ‘visus’ es lo que vemos, aspecto, (en francés da origen visage, la persona considerada en su rostro), videre, da origen a visión, visible, video, ideal, idea. Imagen, imaginario, imaginación, se están volviendo palabras claves para estos procesos que ya han visto caer el muro de Berlín, las Torres Gemelas y resquebrajarse los dogmas de los “chicago Boys”, los aliados históricos del dictador Augusto Pinochet. Weid, Ver en español, (voir francés). Visage en francés es dar la cara, es la persona expuesta en su confrontación como imagen y contenido de una demanda, que acusa recibo de un ciclo ya concluido, donde algunos la llaman al conflicto revolución. Hay que develar lo muerto que hay que sacar con los muertos de su negación, que hay que velar, en medio de la rebelión … Protestar para mostrarse en la demanda y en la confrontación. La imagen que hace acontecimientos, que da voz y se hace escuchar. Se clama y reclama por los que no la tienen, pero que emergen en el grito, incomodando los lugares ya asignados, haciendo hablar otra vez acerca de la repartición ya acordada. El precio es perder ojos, recibir golpes, privaciones de la libertad y muertes. El precio es ser etiquetados negativamente por los profesionales de la criminalización de la protesta, como señala la franco-colombiana Angelica Montes. Chile, para la chilena Lorena Souyris es un acontecimiento mundial que inaugura la rebelión contra el autoritarismo que genera desigualdad y necrosa la vida. Chile ¿experimento neoliberal inaugural y de clausura?

En Colombia nadie considera inocente a su adversario político

In es un prefijo de negación y nocente de nocivo, que duele, de origen indoeuropeo ‘nok, nek’, relacionado con muerte violenta, de ahí vienen necrosis, necrología, necrológicas…. Ser inocente es no ser nocivo, no generar dolor. Si cada bando considera al otro nocivo o venenoso, el dialogo se clausura y se lo termina antes de comenzarlo… Solo queda la violencia para resolver el desacuerdo…, la imposición y el autoritarismo contra la rebelión del “orden” policialmente ya asignado, siendo las noticias necrológicas una consecuencia obvia. Por lo tanto, la posibilidad no debería ser el “más de lo mismo”, la violencia impune y las políticas de mayor desigualdad con ciudadanos de primera, segunda, tercera y cuarta clase. Se abre el tiempo de la oportunidad, (el Kairós dirían los griegos clásicos), para salir del monologo de la violencia y entrar al dialogo sin fin de procesos políticos democráticos cooperativos, creativos, empáticos y ecológicos. Comienza el fin de un mundo neoliberal, empieza a la creación de otro que es un experimento colectivo, incierto y necesario para los que claman justicia, igualdad y libertad.

Tal vez se llegue a pensar, algún día, que la violencia y la guerra es un camino, pero no el único ni el mejor para promover la vida. Según Carlos Rengifo, esto parece no óptimo para drenar el desacuerdo inherente y constitutivo de toda sociedad humana (familia, barrio, comunidad, región, país, zona, continente…). Ya Gabriel García Marques lo mostro figuradamente en Macondo (en la biblia del realismo mágico, la novela Cien años de soledad), que por analogía podríamos decir “Macondoamérica”. Lo político es la articulación institucional del desacuerdo para que transformemos los enemigos en adversarios, para evitar secuestros, paramilitares y justicias cómplices con los políticos que suprimen la política. Si no, la muerte seguirá con nuevos Iván Duque, Pinochet o Menéndez, más o menos autoritarios, al centro, a izquierda, a la derecha o… extraterrestres.