Por Guillermo Ricca. Dr. en Filosofía
Capital y humano son dos palabras que no conjugan. Nada hay de humano en el capital o, en todo caso, lo que hay de humano en el capital es lo que corresponde a esa hipótesis que filósofos del siglo XVII como Hobbes o Spinoza, desplegaron para diferenciar el estado político de su opuesto: el estado de naturaleza.
En el estado de naturaleza, el hombre es el lobo del hombre, la condición de la vida es predatoria. En el anarco capitalismo que enarbola con orgullo Javier Milei, sucedería lo mismo: una virtual guerra de todos contra todos en la que sobreviven los más rapaces. Ese es el modelo de no sociedad que este gobierno propone. Un modelo a tono con una clase media racista que olvidó sus orígenes humildes—y de paso, olvidó también que las condiciones de su existencia más ilusoria que real las creó el peronismo—y con un lumpenaje que no quiere saber nada acerca de la miseria que es su condición malograda de existencia y acepta recibir a los culpables que la clase media le señala. Sería una comedia sino fuera trágico: La clase media blanca y racista unida al lumpenaje que detesta, son el nuevo sujeto político de la Argentina.
Nada hay de humano en el Capital. Fue Marx quien nos enseñó, hace más de un siglo, que las relaciones sociales bajo el capitalismo sólo saben de mercancías y que lo humano sólo cabe en tal sistema como cosa, es decir, como objeto deshumanizado. Para Javier Milei los habitantes de este país sólo son productores y/o consumidores, eso que Pierre Bourdieu denominó Homo aeconomicus: una jibarización moderna y tardía del homo sapiens: el hombre que piensa, que reflexiona y que por eso sabe que piensa.
La amputación anarco capitalista apunta en gran medida a dividir la humanidad de este país en dos: una que cuente con el privilegio de su superioridad estética, como supo decir el actual presidente y, otra, la nuestra, reducida a la animalidad de la lucha por la subsistencia. Ese el modelo de país que las medidas del ministro cuevero Caputo y la ministra licenciada en familia (¿?) acaban de anunciar en los primeros diez días de gobierno.
Caputo que no se demoró ni una semana en usar los recursos del Estado para beneficio propio y de su familia, como hizo en la gestión de Mauricio Macri: aquella vez girando 500 millones de Anses a un fondo de inversión del que él mismo formaba parte, esta vez, estatizando la deuda de los importadores—40 mil millones de dólares—estatización que beneficia a empresas de su familia y que celebra la estatización de la deuda de las empresas transnacionales llevada adelante por Domingo Cavallo y Melconian durante la dictadura genocida. La licenciada Petobello amenazando a las organizaciones sociales con quita de planes a quienes salgan a la calle. Bullrich ya hizo su parte: nos amenazó al resto con un protocolo que viola varias veces la Constitución de la Nación Argentina.
Pensamos, muchos de nosotros, que bajo este gobierno estarían en juego nuestros bolsillos y nuestros derechos laborales. Parece que también estará en juego nuestra condición humana, aquella que el capitalismo necesita reducir a una cosa para dejarla existir, como a muertos en vida.