Por Pablo Gustavo Díaz. Consultor en Marketing Político

Tal como lo veníamos mostrando en los estudios y análisis realizados desde inicios de 2022, donde la ciudadanía en más de un 70% de los casos manifestaba su descontento con el rumbo en que el kirchnerismo conducía el país, el resultado del ballotage confirmó su hartazgo con un contundente 56 a 44 a favor del cambio.

Así, el candidato que mejor interpretó ese deseo de cambio, Javier Milei, emerge hoy como el depositario fundamental de realizarlo. Y con un agregado de valor: no prometió «revolución de la alegría» sino «motosierra».

Subestimar la inteligencia colectiva del electorado que en clara mayoría eligió la “motosierra” por sobre el placebo “unión nacional” que ofrecía el candidato oficialista Sergio Massa, sería un grave error de análisis político.

Pese el dolor y malestar que subsiste en una parte de la derrotada clase política, que siguen enarbolando las banderas del miedo, hoy la mitad de los ciudadanos (50%) manifiestan “alegría y esperanza” por sobre un tercio (36%) que sostiene el “horror y el miedo” por lo que viene, según se desprende de un estudio nacional realizado por D’Alessio, Irol, Berensztein.

Ese mismo estudio muestra que en todo el país la mayoría de la gente confía en que Milei terminará con la inflación, 63%, contra un 35% de escépticos. Y lo más importante de todo en términos de expectativas: que está dispuesta a esperar más de un año para verlo en los hechos.

También allí dos de cada tres encuestados confían en que Milei cumplirá con sus promesas privatizadoras, de medios públicos, Aerolíneas e YPF, por ejemplo, contra apenas 1 de cada 3 descreído.

El cambio de rumbo ya se hizo carne en la mayoría de los argentinos. Y al menos hoy están dispuestos a sostenerlo.