LA TRASTIENDA

Javier Milei es presidente en funciones. En una ceremonia ordenada, recibiĆ³ los atributos presidenciales en el Congreso de la NaciĆ³n, de Cristina Kirchner primero, de Alberto FernĆ”ndez despuĆ©s. El libertario hablĆ³ ante una moderada cantidad de asistentes en la plaza de Los Dos Congresos, y dejĆ³ apenas unas fotos de rigor ante la Asamblea Legislativa. En un discurso de puro tono econĆ³mico, sentenciĆ³ varias veces: ā€œno hay alternativa posible al ajuste ni al shockā€. BuscĆ³ justificar el nubarrĆ³n de ajuste que arranca este lunes con la herencia kirchnerista, como ā€œla peor de la historiaā€. Todo lo demĆ”s, tan gravoso para los sectores populares como esperado por el mundo financiero y las grandes corporaciones: duro ajuste en el Estado y apertura econĆ³mica indiscriminada. Sin imĆ”genes ni cobertura de prensa, fueron designados los nuevos ministros que ocuparĆ”n sĆ³lo nueve carteras. El nuevo Gobierno anunciarĆ” en las prĆ³ximas horas un primer paquete de medidas econĆ³micas que incluirĆ”n profundas modificaciones en el mercado de cambios y detallado recorte del gasto pĆŗblico para comenzar a buscar el anunciado equilibrio fiscal. En principio, el miĆ©rcoles ingresarĆ­a al Congreso la Ley Ć³mnibus que darĆ­a el andamiaje legal al programa de gobierno que ejecutarĆ” Milei. Lo que sigue, unas breves reflexiones sobre el naciente escenario liberal. Ā”Bienvenidos entonces al nuevo paraĆ­so libertario!

ĀæLo que antes no?

Charla entre dos personas en un cafĆ© del centro de RĆ­o Cuarto, en la tarde de la vĆ­spera: ā€œyo estoy muy contenta por el acto de Milei como nuevo presidente. La verdad, es que representa una cuota de aire fresco para el paĆ­sā€. Su interlocutora, responde que ā€œsi, tienes razĆ³n en eso Ćŗltimo, la alternancia esta bien. Pero hasta ahora eso, veremos que anuncia en estos dĆ­asā€. La seƱora, que dijo estar contenta, afina su alocuciĆ³n y agrega: ā€œĀ”mĆ”s allĆ” de lo que proponga, creo que lo mĆ”s importante es que recuperamos la libertad!ā€. AtĆ³nita, su amiga, le repregunta, ā€œĀæde quĆ© libertad me hablĆ”s? ĀæquĆ© vas a poder hacer ahora que antes no? ā€¦ silencio de segundos en la mesa, y enseguida cuidados ruidos por sorbos de la taza de cafĆ©.

Contradictoria libertad

La libertad es un concepto fundamental para las personas y la vida en sociedad. De eso no hay duda alguna. Claro estĆ”, la mayorĆ­a de los campos y dimensiones del conocimiento se han ocupado -y los siguen haciendo- de la idea de libertad.

Sin querer proponernos una discusiĆ³n teĆ³rica del asunto, bueno es ejercitar apenas unas sencillas lĆ­neas. SegĆŗn algunas corrientes filosĆ³ficas, si se quiere mĆ”s liberales, la libertad se define negativamente como la ausencia de restricciĆ³n y positivamente como el estado de quien hace lo que quiere.

Por allĆ­, la libertad se entiende como una facultad natural, una condiciĆ³n, un estado o un modo de ser. Para algunos filĆ³sofos, llega hasta el lĆ­mite de concebir la libertad como la capacidad del ser humano para obrar de una manera u otra segĆŗn su propia voluntad.

Para otros, la libertad es la posibilidad de elegir entre varias opciones.

En la vereda de la sociologĆ­a, la libertad se refiere a la capacidad de los individuos para actuar de acuerdo con sus propias decisiones y deseos, sin ser coaccionados por factores externos.

Y en ese contexto teĆ³rico y conceptual, la libertad individual adquiere un valor fundamental en las sociedades democrĆ”ticas, donde se busca garantizar la igualdad de oportunidades y fundamentalmente la protecciĆ³n de los derechos humanos.

En todas las corrientes de pensamientos, y con sus diferentes y contrapuestas interpretaciones, la libertad se considera un valor fundamental en las sociedades modernas y democrƔticas.

La seducciĆ³n impuesta de Milei

Dicho lo precedente, cuando el presidente Milei cierra sus discursos -como el de estas Ćŗltimas horas, en su asunciĆ³n-, exclamando casi en tono imperativo, ā€œĀ”viva la libertad, carajo!ā€, ĀæquĆ© nos estĆ” proponiendo? ĀæNos seduce para transitar hacia un paradigma mejorado de libertad individual con derechos y obligaciones en la vida de una sociedad democrĆ”tica? ĀæO nos induce con voz de mando hacia una libertad sin lĆ­mites donde la vida democrĆ”tica y republicana estĆ” sĆ³lo reservada para quienes acrediten un piso de merito y el resto -seguramente la gran mayorĆ­a- quede a la deriva librados a su suerte?

Son apenas modestas preguntas al caer la jornada en que asistimos a la asunciĆ³n del nuevo presidente y a la conmemoraciĆ³n de los 40 aƱos ininterrumpidos de democracia, tras superar aquella larga y oscura noche de la Ćŗltima dictadura cĆ­vico-militar entre 1976 y 1983, y que dejĆ³ a tantos conciudadanos en el camino.

Las medidas del flamante gobierno son mƔs que importantes para conocer como seguirƔ la vida de millones de argentinas y argentinos de aquƭ en mƔs.

Peor tambiĆ©n, nos parece significativo realizar un pequeƱo aporte a la interpretaciĆ³n y discusiĆ³n de aquella consigna siempre vigente de la sociologĆ­a y la antropologĆ­a cultural: la construcciĆ³n de sentido entre los individuos y la sociedad y los Ć”mbitos del poder.

Un nuevo tiempo polƭtico ha comenzado en el paƭs, y con ello, seguramente llegarƔn renovados capƭtulos en la sociedad en general, y los rincones y regiones de esta argentina maltrecha, en particular. Las ideas de libertad, el paradigma libertario, y hasta el sesgo del libertinaje, que se construyen en este nuevo tiempo, merecen que sean abordados paulatinamente en todas sus dimensiones.