Por Sandra Choroszczucha – Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires
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En Lanús, Provincia de Buenos Aires, dos chicos le robaron a una niña su mochila cuando iba a la escuela. La niña, Morena, fue golpeada y arrastrada por la calle, y murió luego de esperar un buen rato a la ambulancia y sufrir un paro cardíaco.

Los actos políticos de cierre de campaña se suspendieron, todos. La política se paralizó frente a la parálisis del corazón de Morena. ¿Un acto de empatía sucede frente a una tragedia desgarradora, acto de empatía que se pide a gritos y a piedrazos hoy frente a una comisaría en el barrio de Lanús? Tal vez sí, tal vez no, lo sabremos en los próximos días, cuando observemos si los distintos candidatos se colocan a la altura de las circunstancias o utilizan miserablemente un drama de una niña muerta, con el afán de atraer más votos a su búnker el próximo domingo cuando se celebren las elecciones internas.

Pudimos ver por televisión como varios vecinos en la protesta furiosos lanzaron piedras a la policía que se encontraba formada delante de la comisaría, y escuchábamos gritos que decían que otra nena había sido lastimada por esas piedras. Mientras protestaban vecinos frente a la comisaría, otro chico intentó robar un auto estacionado en el lugar. La dueña del auto, también conmovida por la chiquita muerta, le pegó al chico que intentaba forzar su vehículo.

La niña atacada y muerta tenía 11 años. Uno de los que se auto incriminó como atacante de Morena tiene 14 años y comenzó a delinquir cuando tenía 12 y ya tiene en su haber delictivo un prontuario que alcanza 10 actos delictivos – encubrimientos, tentativas de robo y robos-, y se detuvieron otros sospechosos, que sus edades rondan entre los 19 y los 26 años. Y hasta hace un momento se seguía dilucidando si los que lastimaron y llevaron a la muerte a Morena fueron los mayores o los menores de edad.

Y esto no ocurre solamente en PBA, esto ocurre hace tiempo en Santa Fe y la desesperación de los santafesinos es extrema y piden ayuda a los gritos, pero se los escucha poco o nada, esto ocurre en diferentes provincias, y esto ocurre también en la ciudad porteña, donde quien suscribe puede testificar que su hijo saliendo de un secundario en el barrio de Belgrano fue atacado con arma y también le robaron su celular. Y esto que cuento lo sufrieron varios chicos del mismo colegio y de otros de la zona.

En el Conurbano bonaerense y en Santa Fe el flagelo de la inseguridad es de mayor gravedad, por supuesto que sí, pero la nación entera vive aterrada, porque la inseguridad nos atraviesa a todos y la dirigencia política habla mucho, pelea mucho, pero no se ocupa de tratar de modo integral un tema tan delicado. Las cárceles, las penas, una justicia proba, son temas fundamentales para poder abordar terrible flagelo. Pero cantidad de niños y adolescentes vagan por las calles porque la educación no es parte del menú de actividad rutinaria que los acompaña, no hay escuela que contenga ni que enseñe ni que nada. Mientras tanto, la industria del delito sigue seduciendo a cantidad de jóvenes que no temen morir y mucho menos matar.

Una economía devastada, socavada por la inflación, una inflación que bajo esta gestión alcanzó a ser la tercera más alta a nivel global en alimentos -luego de El Líbano y Venezuela-impide que millones de familias hoy puedan abastecerse de los alimentos básicos, o que puedan abrigarse frente a las bajísimas temperaturas, o que puedan aspirar a que “el mañana será mejor”, porque mañana estaremos peor.

Esto nos pasa en Argentina, y ojalá que TODOS los candidatos que competirán el domingo próximo se coloquen por un momento en el lugar de los potenciales representados, ojalá que abandonen los discursos encantadores y que absolutamente todos estos candidatos apenas asuman se atrevan a mandar a sus hijos o nietos a la escuela pública y acudan ellos y sus familiares a los hospitales públicos y anden en transporte público; ojalá dejen de dar cátedra desde sus casas bonitas, comiendo delicioso y empiecen a trabajar de verdad para que de una vez por todas exista una Argentina inclusiva y moral.

Por Morena y por cantidad de niños y adultos que padecen de una economía detonada y de una inseguridad aterradora: ¡abandonen la lucha de egos y trabajen dirigentes políticos de la Argentina!