Por Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires
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Horacio Rodríguez Larreta del PRO, por el momento, es uno de los candidatos opositores (de Juntos por el Cambio, JxC) con mayores chances de pelear por la presidencia en las elecciones de 2023. En una interna, por momentos de alta virulencia, con “la halcona” y presidenta del PRO Patricia Bullrich, el jefe de “las palomas” intenta diferenciarse dentro de su propia fuerza como “un moderado”, pretendiendo acercarse más con la socialdemocracia más identificada con el radicalismo, tan vapuleada por Mauricio Macri y despreciada por el libertario Javier Milei.
Para muchos moderados, porque al menos un tercio de la población no quiere más Cristina y no quiere más Macri y así lo dicen las encuestas, que Rodríguez Larreta por fin entienda que el estado de bienestar genera distribución de beneficios y calidad de vida entre los vecinos de la ciudad porteña, es una buena noticia. Y mucho mejor noticia lo es si pretende ser jefe de un distrito extremadamente mayor, el nacional.
En campaña, el alcalde porteño todo esto lo entiende perfectamente (y cumple durante ese período muy bien con lo que se propone), será por eso que tal vez en las últimas elecciones legislativas celebradas, se ocupó de equipar a las escuelas públicas porteñas con numerosos packs de netbooks. Gran cantidad de escuelas pasaron de contar con tres o cuatro computadoras antiguas a recibir 60 netbooks modernas. Y desde este año, 2022, los alumnos de las escuelas públicas de la ciudad porteña de quinto, sexto y séptimo grado pueden celebrar tener más de un libro, porque hasta el año pasado, el gobierno porteño solo les entregaba el libro de matemática. Pero esto cambió luego de las elecciones intermedias, son poderosas las campañas electorales.
Lamentablemente, la infraestructura básica de las escuelas se mantuvo de deficiente a muy deficiente, con baños en estado deplorable, con comedores que no son comedores sino corredores donde se improvisan caballetes con sillas, y con alimentos que eran un verdadero asco, y resalto eran, porque a partir de las últimas tomas en 25 secundarios de la ciudad, el gobierno porteño, luego de penalizar a “los tomadores de escuelas”, tuvo un muy buen gesto y comenzó a enviar comida de buena calidad, donde la carne ahora es carne, y el pollo ahora es pollo y la grasa dejó de ser lo que abundaba en las viandas diarias.
Quien suscribe no simpatiza ni un poco con las tomas de los colegios, por eso más bronca me genera que solo a través de estos métodos tan poco felices, se haya logrado una reacción por parte del ministerio de educación porteño, porque repito, desde hace unas pocas semanas la comida en las escuelas públicas porteñas es saludable y rica, y antes de las polémicas tomas era espantosa.
En los últimos días nos enteramos que Rodríguez Larreta elaboró un presupuesto para 2023 en sintonía con su proyecto de campaña presidencial de cara a las elecciones del año próximo. Así, y con miras a destrabar los conflictos salariales con los trabajadores de salud porteños (que vienen protestando a través de frecuentes paros en los hospitales) y con personal de la educación y estudiantes molestos con las condiciones bajo las cuales estudian en los establecimientos públicos porteños, el actual jefe porteño definió para el 2023 destinar una importante cantidad de fondos para mejorar la infraestructura de escuelas y hospitales públicos.
Los conflictos con los médicos cuyos salarios en gran parte no alcanzan para superar la canasta básica (mucho peor se encuentra la situación de los enfermeros) fueron el disparador de protestas y paros en los hospitales públicos de la ciudad porteña. Actualmente varios hospitales de la ciudad siguen sufriendo paros en sus labores sanitarias. Y el estado de situación en infraestructura, insumos básicos y ofrecimiento de turnos de los hospitales públicos porteños, a pesar de las mejoras en pandemia, sigue siendo de enorme precariedad. Será por eso, que el gobierno porteño que es administrado por el PRO desde 2007, no logra convencer a sus dirigentes políticos a que acudan a los hospitales públicos, porque no hay uno solo de ellos que lo haga.
Por otra parte, darle mejor atención a la educación pública parece ser otra prioridad en esta “campaña larretista para presidente 2023”; probablemente, luego de admitir la concreta realidad en base a evidencia empírica y dejar de lado los slogans, los larretistas en el poder han concluido que la infraestructura básica, el equipamiento tecnológico, la capacitación docente, los insumos entregados a las escuelas públicas no son suficientes, y que por tal motivo, la calidad de la educación pública porteña hace muchos años es bajísima. Será por eso, que el gobierno porteño que es administrado por el PRO desde 2007, no logra convencer a sus dirigentes políticos que sus familiares en edad escolar acudan a las escuelas públicas, porque no hay uno solo de ellos que lo haga.
La ciudad porteña es el distrito más rico del país, con un presupuesto por coparticipación mayor que el destinado al resto de las provincias. Mauricio Macri cuando fue presidente dispuso un aumento por coparticipación para la ciudad porteña de 2,10 puntos del presupuesto (con el fin de financiar el traslado de la policía federal a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)). Pero en septiembre de 2020, en plena pandemia, tras un conflicto del gobierno del Alberto Fernández con la policía de la Provincia de Buenos (PBA) que reclamaba mejoras en sus salarios, el presidente Fernández dispuso por decreto e intempestivamente quitar esos puntos de CABA para trasladarlos a la PBA. Por supuesto esto implicó un perjuicio importantisimo para la ciudad porteña, más aún porque fue una reducción presupuestaria repentina que requirió que se recalcule sobre la marcha como continuar con un presupuesto que ya se había organizado para el año entero. No puede dejar de destacarse el muy mal gesto, probablemente fuera de la ley (como lo está definiendo en estos días la Justicia), por parte del presidente Alberto Fernández, quien decretó esa quita sin previo aviso complicando un presupuesto ya destinado para los porteños.
Sin embargo, vale recordar/destacar que el PRO gobierna desde 2007 y desde esa fecha hasta septiembre de 2020 que se decretó la quita para la ciudad porteña, ya habían transcurrido 14 años de gestión PRO en la ciudad, período durante el cual la salud y la educación públicas fueron bajando su calidad sin pausa, tanto que, repito, ningún dirigente del PRO acude a la salud y a la educación públicas.
Bienvenida la mayor inversión que actualmente quiere destinar Rodríguez Larreta para salud y educación, pero si una vez más se trata de una estrategia de campaña, la salud y educación públicas seguirán siendo de baja calidad, los dirigentes del PRO seguirán acudiendo a la salud y educación privadas, y muchos porteños, cada vez más porque la pobreza sigue escalando, padecerán de pésimos servicios de atención sanitaria y educativa.
Cuando comparamos el estado de situación de la educación y salud públicas de CABA con el de la PBA (que es de mucho peor calidad aún) los porteños solemos contentarnos o conformarnos, y nos contentamos o conformamos con tan poco.
En pandemia, Rodríguez Larreta nos hablaba en sus discursos como si fuese el mismo Sarmiento, y nos repetía día tras día como la educación es sagrada, pero, si nos basamos en la evidencia empírica, la educación sagrada de Larreta por ahora viendo siendo la educación privada y no la gestionada por él y sus funcionarios públicos. El alcalde porteño también suele contarnos, comparándose con la PBA, sobre la eficiente atención sanitaria y sobre el buen manejo del plan de vacunación por el coronavirus, y sin duda, existe un mucho mejor manejo en CABA que en la PBA en materia de salud y en materia de vacunación contra el coronavirus, lo cual no quiere decir que Rodríguez Larreta esté administrando bien la salud porteña, porque si esto pasara, no habrían paros constantes por parte del personal de la salud y los larretistas y macristas que gobiernan hace tantos años la ciudad acudirían a nuestros hospitales públicos en lugar de acudir a los suntuosos sanatorios privados.
En 2023, además de que se celebrarán las elecciones generales en Argentina, se cumplirán 16 años de gestión del PRO en la ciudad porteña, y si Rodríguez Larreta logra tomarse en serio un asunto que al PRO le resulta tan ajeno: el manejo de un genuino estado de bienestar que implique salud y educación públicas de calidad para todos los porteños, podría otorgársele, por qué no, un voto de confianza, suponiendo que podrá emular un modelo inclusivo de bienestar si llegara a conducir la nación. Si en cambio, se vuelve a caer en lugares comunes con fines meramente electoralistas, con más notebooks, más libros, mejor comida solo para la tribuna de los potenciales votantes, seguiremos padeciendo lo que padecemos hace décadas.
Martín Lousteau cuando fue rival de Rodríguez Larreta y se disputaban el cargo para jefe de gobierno porteño en 2015 destacó la enorme cantidad de dinero que gastaba el gobierno porteño del PRO en publicidad, en contraste con el bajo presupuesto destinado a salud y educación. Hoy Lousteau desde el radicalismo, pero bajo el paraguas de JxC, juega del mismo lado que el jefe de “las palomas” del PRO, y esto es propio y esperable en una coalición electoral que pretende ser una coalición de gobierno. Sin embargo, también es propio de una coalición, que existan las disidencias y que no se olviden las críticas de unos a otros y se construya en base a estas.
Afirma Alejandrina Barry del Frente de Izquierda de los Trabajadores, en base a la información extraída del Informe sobre ejecución presupuestaria publicado por el Ministerio de Hacienda porteño, que el gobierno de la ciudad destina más recursos en publicidad que a infraestructura escolar o becas. Otro rubro que recibe escasos recursos es el de subsidios a cooperadoras escolares, que recibió en total un 8%. Respecto al presupuesto para becas estudiantiles, al 31 de marzo del año en curso, se ejecutó el 0,1%. Y los subsidios destinados para publicidad y propaganda de gobierno porteño ya cuentan con un 22% de ejecución.
Alfonsín recién llegada la democracia y con un deseo enorme de que así ocurriera, nos contaba que con la democracia se come, se cura y se educa. Lamentablemente, por deficientes y corruptas gestiones de unos y de otros durante décadas, pasan los años y cada vez se come menos, se cura menos y se educa menos. El señor Rodríguez Larreta nos trasmite que pretende posicionarse políticamente de un modo bien diferente a sus compañeros de ruta, “los halcones” Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que confunden estado de bienestar con populismo de izquierda. Ojalá el actual jefe porteño, si llega a ocupar el gran cargo que todos codician, cumpla con lo que promete, y que, pasada la campaña electoral que lo tiene tan preocupado, la salud y educación públicas sean, como corresponde, de excelente calidad.