Tras el paso del Octavo congreso nacional e internacional de Agrobiotecnología, el campus quedó regado de inquietudes. La conveniencia de revisar la denominada Ley de Semillas, así como la de agilizar trámites para patentes y confluir en esfuerzos para el desarrollo científico y productivo fue puesta de manifiesto por distintos actores.
Sergio González, decano de Agronomía y Veterinaria, facultad que junto a otras unidades académicas y variadas entidades llevó adelante el congreso, agradeció a organizadores, docentes, disertantes en general y representantes de instituciones. Consideró valioso el encuentro para compartir “avances en biotecnología, examinar y debatir aspectos relevantes en políticas públicas”. Estimó que congresos como éste son instancias adecuadas para “abordar y debatir políticas públicas de propiedad intelectual, desafíos actuales y a futuro”.
En tiempos de “desfinanciamiento de instituciones del Estado” tales como “universidades, Conicet e INTA”, se torna más relevante aun “trabajar articuladamente para sinergizar esfuerzos y fortalecer acciones para el desarrollo del sector”.
Walter Robledo, ministro de Ciencia y Tecnología de Córdoba, manifestó que en cuanto a la “ley de Semillas” la “mirada es compleja” y depara la chance de “lograr un consenso”. No es fácil pues “si no estamos de acuerdo en un modelo de país, cómo ponernos de acuerdo en esto. Ahora bien, necesitamos dar un ejemplo, un cambio; tenemos que encontrar el consenso”, apuntó.
En este plano, celebró que el congreso haya congregado “distintas miradas” y reiteró su convencimiento de que los resultados mejoran cuando trabajan en conjunto “el Estado en sus distintos niveles, nacional, provincial, municipal, más la comunidad científica y el sector productivo”.
Además, se está en un país de “destacable nivel de eficiencia”. Dijo Robledo que “lo que invierte Argentina en términos de lo que produce es extremadamente chico” y que “con muy pocos pesos funcionamos”. Claro que “si no tenemos siquiera esto se degrada el sistema”. Por eso lamentó la situación actual, en la que “hay doctores recién recibidos que se van del país” y “los que se van es muy difícil que vuelvan”.
El rector de la Universidad, Roberto Rovere, sostuvo que desde el campus hay aportes a la producción de conocimiento científico y trabajo interdisciplinario, prueba de lo cual son los ocho institutos de doble dependencia con el Conicet. No obstante, el sendero es escarpado: “Tenemos un importante número de docentes y becarios dependientes de Conicet que están en la Universidad y hoy lamentablemente pasan un difícil momento”, por una de “las ciclotimias que atraviesa el país”.
Con todo, hay noticias alentadoras: “Este año ya tenemos 17 patentes, algunas aprobadas y otras están en trámite”, informó Rovere, quien refrescó un dato: “El año pasado hemos sido la universidad con más patentes aprobadas y registradas en todo el año, con 15”.
Las patentes, cuya gestión concreta la Unidad de Vinculación Tecnológica de Secretaría de Extensión y Desarrollo (4676361), son clave para agregarles valor a las investigaciones, más allá de su relieve intrínseco que suele canalizarse a través de publicaciones en congresos y encuentros científicos. En otro tramo de su mensaje, el rector expresó que el progreso en agrobiotecnología le dará a la Argentina ventajas considerables, toda vez que permitiría producción nacional de “semillas y genética” que hoy se importan.
En tanto, Daniel Cavallin, presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, indicó que la “Ley de Semillas” data “del año ’73” y que es preciso ir rumbo a “una buena nueva ley”. Expresó también que la agrobiotecnología contempla un “amplio campo de la producción agroalimentaria” y constituye la “base de un desarrollo sustentable” que concierne las esferas “ambiental, económica y social”.
Fuente: Dirección de Prensa y Difusión UNRC